LA SOCIEDAD Y LAS ETNIAS
Darío Ruiz Gómez
He visto y escuchado a
Francia Márquez la lideresa de las comunidades negras del Cauca y quien durante
la Pandemia había sido magnificada por algunos grupos feministas presentándola
como una voz nueva y necesaria. Durante la presentación de los candidatos del
llamado Pacto Histórico en Caracol TV convertido inesperadamente en un
sorpresivo y público desenmascaramiento de la mediocridad de este populismo, ella
al igual que la representante de las comunidades Wayú apareció con un vestido
del último Fashion étnico. Era la oportunidad lo admito esperada por mí para
ver cuáles era su pronunciamiento frente a la violencia de las Disidencias, del
ELN, del Clan del Golfo, del Clan de Sinaloa ya que Francia Márquez se había
trasladado con algunos de sus colaboradores a “las montañas libres del Cauca” - ¿Cuáles?- a
esperar que, valiéndose del “llamado estallido social” la Minga indígena y las fuerzas de choque de las Primeras Líneas,
el ELN y las Disidencias fueran abriendo el camino para la toma de Popayán y Cali estableciendo
de este modo nuevos “territorios
liberados” unido por el Sur por las guerrillas de Gentil Duarte. ¿Por qué
no se unieron los históricos macheteros negros del Cauca a esta “gesta” planteada
con todas las estrategias del nuevo terrorismo? Primero, recordemos, fue el “simbólico” corte de cabeza y derribo de los
monumentos de Belalcázar y el intento de
eliminar el mural del maestro Efraín Martínez como huellas de la “opresión
blanca”. Salud Hernández le hizo un
justo reclamo a Francia Márquez por su
silencio ante el asesinato a pocos
kilómetros de donde estaba, de una joven política liberal, su madre, su chofer
y el incendio del automóvil por parte de las Disidencias de las Farc. En este
panel y con la mantra de repetir y
repetir los mismos clichés volvió a
reclamar lo que para ella debe reconocerse de inmediato como territorios
de afrodescendientes – los indígenas ya los tienen en abundancia- como dueños únicos del suelo y del subsuelo,
gestores de su propia justicia, hablantes de su “propia lengua” y en lo poco
que pudo entendérsele dejó en claro para cualquier lector de la política actual que su movimiento responde no a unas
tradiciones tan diversas y plurales como las de los distintas comunidades históricas
negras en el Pacífico, en el Caribe, en Antioquia y Chocó sino al ideario del
Black Lived Matter y a ciertas feministas blancas.
La noción de Comunidad es
sustituida por la de dictadura de una etnia y esto conlleva –una vez más
recordemos a Sartori- a la eliminación de la tolerancia y de la pluralidad y a
que cada miembro de estas Comunidades deje de ser considerado como ciudadanas(os)
que se asimilan a los cambios que supone
el progreso económico, la inevitable irrupción de las otras sociedades para ser
convertidos en anónimos afrosdescendientes. ¿Por qué nunca se refiere a las
Disidencias de las Farc, al ELN, a los mexicanos, repito que están extinguiendo
a los grupos indígenas y negros en el Cauca? Esta izquierda populista recurre a
cualquier clase de mentiras y tergiversaciones de los hechos para eludir su
directa responsabilidad en el daño gravísimo que para la economía de los
campesinos y del país supuso el corte de carreteras, la negación a la libre
circulación de sus habitantes, el intento de acabar con las grandes granjas de
aves y frutas, para imponer su modelo agrario de regresar a la primitiva
agricultura del pan coger. Balcanización de los territorios bajo un fin
político totalitario y no extensión de la Comunidad en territorios compartidos.
PD Protestas de miles de obreros de la industria azucarera en Miranda Cauca por
la guachafita de las invasiones de tierra promovidas por la Minga y que los
están dejando sin trabajo y a sus familias sin comida. Destruir la institucionalidad,
el Estado de Derecho este es el objetivo de este populismo.
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