DEFENSA DEL HUMANISMO Y DE EUROPA
Darío Ruiz Gómez
Con una sorprendente energía
moral Josep Borrell ante el Parlamento Europeo acaba de condenar la invasión a Ucrania ordenada por un enfermo
mental como Putin y de calificar este despropósito militar contra un país
pacífico como una demostración del Mal ante el cual los valores del Humanismo
Occidental deben acudir en defensa de
una nación cuya aspiración de integrarse
a Europa no puede impedirse mediante un desproporcionado despliegue de violencia. Desde Catalina II la aspiración de incorporar Rusia a Europa de la mano de Diderot y Voltaire fue abrir a Rusia a las luces de la Razón y a
una sociedad moderna tal como lo ilustra la obra de Pushkin,Tolstoi,
de Dostoievski, de Chejov, de Gogol o de Berdiáyer –precisamente nacido en
Kiev- donde el gran pensamiento ruso pone de presente su condena del mal y la
ardiente afirmación de una aurora moral que supere el estigma del atraso social
y económico, la tentación al recurso de la violencia. Recuerdo vivamente las
discusiones que siguieron al llamado Tratado de Maastricht en 1992 cuando se
establecieron las bases de la Unión Europea. Habermas el gran pensador la
calificó como un simple convenio entre comerciantes ya que olvidaba que Europa
es ante todo la presencia espiritual del Humanismo. Legado necesario para seguir enfrentando las agresiones
del estalinismo puestas de presente en la represión de la rebeliones checas y
húngaras que volvieron a recordar a los países libres lo que suponía la Cortina
de Hierro y el intento de eliminar y borrar de la memoria de esas sociedades
esclavizadas por el comunismo, la presencia del pensamiento Occidental como un
pensamiento crítico liberador.
La inhumanidad del estalinismo
continúa presente en Colombia disfrazado
de eslóganes como ”La paz y no la
guerra” “Paz para Arauca y no al ejército” y que a través de FECODE y de ciertas
organizaciones de sindicalistas, intelectuales,
periodistas ha buscado coronar un
objetivo muy claro, borrar mediante el
asalto a la educación pública y la
difusión de mentiras a través de las plataformas rusas nuestro vínculo espiritual con la Europa del Humanismo
que hoy se ha levantado vigorosamente para responder a las locuras de
Putin. Cuando Borrell nos recuerda la directa responsabilidad de los gobiernos
europeos y sobre todo de la inteligencia, de las universidades en la condena de esta afrenta a los valores que definen nuestra
civilización, nos recuerda también la prioritaria necesidad de señalar al dictador y a su corte de mafiosos, a la burocracia militar
corrompida por su complicidad con esta agresión a Ucrania recordándoles que ya la Corte Penal de
Justicia Internacional los ha señalado como cómplices de esta masacre. ¿Vamos a
seguir ignorando el éxodo cruel de seis millones de desplazados por las FARC? ¿Vamos
a seguir diciéndonos que nunca vimos el desfilar silencioso de millones de
desplazados por el títere de Maduro? ¿Vamos a seguir ignorando que las
plataformas y los radares rusos instalados en las fronteras de Venezuela y que espían nuestras actividades
no existen y son un invento del
“uribismo”? Defender a Arauca, al
Caquetá, al Cauca, a Colombia de las garras del putinismo invasor es
simplemente una tarea de responsabilidad política ante una agresión que ya está
en marcha contando con la complicidad de ciertos medios de comunicación. Como
dice Borrell recordándonos el nacimiento de la Europa geopolítica: ”Las fuerzas
del mal, las fuerzas que pugnan por seguir usando la violencia física como una
forma de resolver los conflictos, siguen vivas”. A votar entonces contra esas
fuerzas del mal.
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