viernes, 20 de noviembre de 2020

SI LA MADRE ESPAÑA CAE – DIGO, ES UN DECIR - Darío Ruiz Gómez

 


SI LA MADRE ESPAÑA CAE – DIGO, ES UN DECIR-

Darío Ruiz Gómez

Salid, niños del mundo, id a buscarla” reza al final el hermosísimo poema de César Vallejo. Porque España como lo puso de presente Unamuno, como lo describió con rotundidez moral Don Antonio Machado será siempre un eterno dolor. O como con la ironía propia de los espíritus más elevados la radiografió Ortega y Gasset: un problema que no cesa dictado por la ordinariez  y la zafiedad de quienes a su nombre la traicionan con su cainismo. Desde su exilio Luis Cernuda describió con la dolida objetividad del perseguido, la persistencia en el tiempo de una agresiva mediocridad presta a recurrir al hondero para que arroje la piedra a la cabeza  de quien se atreva a desafiar esta medianía donde el espíritu agoniza, donde la luz de la razón  se agrede y ante la cual el genio prefiere callar. En su descripción crítica del tiempo anterior al estallido de la Guerra Civil, Ortega y Gasset señala como causantes de la catástrofe, la mediocridad agresiva del periodismo, la ordinariez de la política degradando la vida pública, azuzando la violencia callejera y sobre todo alentando el odio a la inteligencia crítica. La raíz histórica  de la tradición popular es convertida en rastrero populismo  para  alborotar  la irracionalidad de las masas, la anarquía es convertida en la más brutal negación de los espacios de cultura;  la turba, los facinerosos devastando lo que identifican como valores de una civilización que quieren borrar para entronizar a cambio su resentimiento. Yo pensé que después de Zapatero era imposible llegar a más en la tarea de destrucción de una sociedad por parte de un dirigente que enseguida se afilió al chavismo a cambio de “una mina de oro” tal como lo atestiguó Piedad Córdoba para entonces en Venezuela su compañera de fechorías. Ser sombrío, impredecible. La crisis económica de Zapatero envió al exilio a cerca de diez millones de españoles. Destruyó el comercio, la agricultura, la vida urbana.  Zapatero pues allanó el camino para que llegara el poder el más deleznable personaje: Pedro Sánchez y la embriaguez  de poder del muchacho de barrio capaz de traicionar cualquier principio democrático con tal de seguir  disfrutando  de la vida de Corte : el entorno estaba servido con un páramo cultural y una España empobrecida, con renovados  trepadores sociales.

Felipe González confundió la necesidad de la democracia con crear una sociedad de consumistas  y de onanistas provincianos: el paleto intonso se mutó en el cutre desbocado de hoy, el “podemitas” que como diría Ortega  está “ávido de usar y gozar las cosas que no sólo no sabe crear sino que no conoce” Iglesias, Irene Montero, Echenique una mafia  que odia a los ricos  pero caricaturescamente trata de vivir como ellos,  bufando desde su resentimiento social,  sus  estrategias están encaminadas  no a buscar la unidad de España sino a su desmembramiento   alentando las autonomías nacionalistas, el desembarco de inmigrantes africanos, haciendo alianzas con los herederos de ETA , para rematar mediante un golpe de fuerza, y como en la dictadura soñada,  tratando de imponer la censura  a cualquier  información con su orwelliano “Ministerio de la Verdad” o sea que la Madre España ha caído. La instauración del chavismo-madurismo – sobre el cual adoctrinaron Iglesias, Errejón, en Venezuela, lo mismo que prestaron su asesoría a Evo Morales-  fuente primera del populismo  de Podemos y de sus ideólogos de cabecera, es un hecho prácticamente consumado hoy en España con la complicidad de unos socialistas de poca monta y una clase política alejada por completo de las necesidades de quienes los eligieron.

sábado, 14 de noviembre de 2020

SABER LEER ENTRE LÍNEAS / Darío Ruiz Gómez

 


SABER LEER ENTRE LÍNEAS

Darío Ruiz Gómez

Creo, afirmo, que en un mundo social en el cual ha desaparecido la imaginación es un mundo  dominado por la inmediatez informativa, por una autoridad deficiente y unas relaciones  sociales  limitadas a lo más primario tal como hemos visto a llegado a suceder en las sociedades dominadas por el totalitarismo comunicativo, por el consumismo, hipersensibilizados, como señala Berardi, por una descomunal carga continua de informaciones  la sensibilidad se atrofia : la lectura del mundo, la lectura de los  rostros de la vida se reduce a lo que dice la aridez de una consigna, de un spot publicitario. “El hombre, la mujer  unidimensionales” llamó Marcusse a estos indiferentes que rutinariamente cumplen sus deberes, que charlan con sus amigos, saludan a sus hijos  pero desconocen  el imperativo de defender los valores sociales en peligro. Adam Smith afirmó la simpatía como reconocimiento de los Otros. Pero aspirar a vivir en una comunidad se ha convertido con la presencia de falsos líderes  en la muchedumbre convocada por las redes sociales y que se mueve  o es movida según el sistema de reflejos de Pávlov:  destruyen inconscientemente lo que les fastidia pero  cuando despiertan “ya no saben lo que  han destruido”. Por lo tanto es imposible pedirles responsabilidades. Ninis, millenials, “desencantados” son ignorantes  y ciegos porque lo único que “leen” es la consigna  sincopada  que reciben a través del smartphone. La verdadera lectura es un acto de imaginación, de afirmación de libertad. Al Librepensador se lo persiguió y persigue por afirmar su soberanía  contra el enjambre. La incapacidad de transformar  los hechos en ficción en nuestros llamados “Cabezas pensantes” señala la prevalencia de una vida política  incapaz de elaborar  parábolas  necesarias que nos permitan contar con una indispensable imaginación moral. Llegamos a  intuirlo en momentos como los actuales cuando percibimos que  la justicia es ciega  ya que quienes están encargados de impartirla están obnubilados frente a la verdad, incapaces ,  desde su medianía profesional de hacer un juicio donde se distinga a las víctimas de los victimarios.  ¿No son estas las argucias de la JEP, de nuestras Cortes al convertir la Justicia en espectáculo y de este modo facilitar el equívoco jurídico?

Leer una ciudad es saber leer aquello que las voces, las presencias de sus habitantes vivos o muertos han impreso en espacios que han sido consagrados por esas historias intangibles  que  el funcionario o el “urbanista” académico son incapaces de leer.  Leer una mirada es saber leer lo que no puede ser dicho con palabras, o el amor o la amenaza constataciones que solamente la imaginación logrará restituir negando la indiferencia de los jueces, su incapacidad para leer en el rostro de los humillados la verdadera dimensión de la tragedia de un país. Contar huesos no es reconocer la violencia ejercida contra las víctimas, no es leer lo que esos huesos separados de sus espacios sagrados han llegado  a significar como injusticia. ¿No sabemos ya lo que las  supuestas “confesiones” de un delincuente como Lozada pretenden como encubrimiento de la verdad y como trabajo a sueldo para los verdaderos autores de los crímenes que se atribuye?  ¿No es necesario leer con rigor aquello que entre líneas señala la carta de Romaña contra sus excompañeros de fechorías? He aquí el ejemplo para que nosotros aprendamos  a leer entre líneas lo que se está tramando detrás de una justicia espectáculo: “Comienza para Argentina la noche más oscura de su historia” ha dicho J. J Sebreli al conocer que la Fernández Kirchner  y su revanchismo populista se ha apoderado de la Corte Suprema y de todos los jueces para lograr su objetivo de borrar los delitos comprobados que se le imputan y dar inicio a una nueva era de corrupción y matoneo.  

sábado, 7 de noviembre de 2020

Dominios cruzados de Eugenia Sánchez Nieto / por Víctor Bustamante

Eugenia Sánchez Nieto


Dominios cruzados de Eugenia Sánchez Nieto

Víctor Bustamante

Hace unos años leí un poema de Yuyín en la revista Gaceta de la Universidad de Antioquia que era publicada casi entre amigos. Me llamó la atención ese nombre, llamado familiar para ella, que parecía ser de origen oriental; muchos más tarde supe su significado en mandarín: voz. Tampoco volví a saber más de ese nombre debido a un truco nunca de magia sí personal, su poseedora había decidido salir a la luz pública con su nombre verdadero. Había dejado de ocultarse en un seudónimo que, a veces, daba para pensar que la escritora quería pasar desapercibida. Eugenia Sánchez Nieto, fue Yuyín, ahora es la poeta y ya la reconocemos por su voz.

De ella leo uno de sus libros, donde hay entereza y reflexión en su poesía. En él añade la prolijidad necesaria para capturar la poesía y ratifica: “Las palabras huyen /huyen de hombres y mujeres que desean poseerlas”. Ella se aparta de las acostumbradas quejas debidas a la sororidad que llega, a las diatribas y la sucesión de escolios que casi convierten cierta poesía en algo esquizofrénico y de remate. En ella, en su escritura, existe un ademán crítico, casi en baja voz; en apariencia poco notorio, pero letal. Recorro, camino las páginas de este libro que es como sentir el ritmo y su eficacia que traspira en cada uno de sus poemas. O sea, para escribir la autora nos refiere algo que ha visto, algo que la ha tocado, algo que difiere en cuanto a la poesía inventada ya que ella la ha vivido. De ahí que podría retomar aquel aserto que señala como de cada escritor sus poemas se constituyen en su autobiografía. Por esa razón leemos poesía, algunos quieren habitar ya sea el empíreo personal, pero otros, sobre todo, indagan por esos infiernos de quien escribe. De ahí que la poesía sea tan difícil que atrape al lector, él siempre busca cierta afinidad, esa ascesis de ser atrapado por esa escritura sin artificios, apenas mediada por las palabras que entrega, en este caso, su autora.

Por supuesto, me refiero a Dominios cruzados de Eugenia Sánchez Nieto, ( Caza de libros, 2011), su antología personal. Siempre me ha llamado la atención la razón por la cual un escritor o una escritora realiza una antología debido a que en sus libros lo escrito revela la totalidad de esos temas que lo obseden. Muchas veces él mismo deja de lado textos que considera que no encajan en algún  proyecto, pero luego le da otra mirada y entonces resultan las preguntas y las dudas por las cuales los ha dejado de lado. Luego, al realizar su propia antología regresa a ese espíritu de relegar más poemas para darse el gusto de decir que lo escogido es su esencia, y cuando digo, es su esencia, no olvidemos que cada lector se previene ya que cada uno posee de lo que es su antología. En pocas veces se coincide con el autor. Pero es cierto, el autor deja de lado lo que considera que es su particularidad, los poemas que lo expresan.

Cierto, al realizar su propia selección no complace a los críticos habituales, quiero decir a nosotros, sus lectores, en esos momentos de conversación con sus poemas durante los cuales identificamos poesía con su autora, ya que en ellos buscamos su discurrir, queremos ahondar en su mundo interior. En síntesis, el lector busca en sus textos a quien escribe, indaga en ella, en su antología, y es entonces que al escudriñarla hay una presencia notoria de la noche como el espacio transcendental de la poeta, ya que en la noche misma al habitarla nos compromete con sus textos, ya que en ese lapso de tiempo donde la oscuridad trae otras personas, otros saberes, otros sentires y otros sosiegos queremos acompañarla en esa suerte de inframundo donde salen las criaturas en todo su esplendor pero también en la elocuencia de la miseria como ámbito. La noche es el momento de recogimiento, de silencio al regresar después de haber vivido el tráfago diurno. En la noche misma somos otro ya que se deja de lado la vida cotidiana con sus actuaciones nunca descarnadas, por ese motivo la noche al abrazarnos nos define de otra manera. En la noche somos herederos de nosotros mismos, auscultamos el pasado, este nos hace milenarios. En esa decisión y escisión propia de la noche ella, Eugenia, define su concepto de la noche:

“… fatigosas noches / rostros blancos me visitan mis hijos tienden / puentes movedizos en mi dedo la alianza / entre la soledad y la noche.

“…desde el fondo de la noche hay labios, amor y sonrisas”

“…lentamente desde el día hasta la noche nos entregábamos / incansables en la búsqueda de imágenes”

“La noche besa mi mejilla en el largo corredor figuras escurridizas”

 “…noches calientes, pieles húmedas Segovia los / muros sangran en ese cuerpo miles / de cuerpos sus ojos abiertos miran…”

“Hermosas noches se convierten en monstruos por calles”

Esa noche posee un cuadrivio particular, donde ella habita sus calles, sus casas, sus lugares que prefiere, y donde el domo de ese cielo de noche ella cubre no solo con su mirada aguda sino con sus pasos. ¿Por qué no nombra la ciudad? La ciudad al no nombrarla se desliza hacia cierta reserva, que no es más que la afirmación de su presencia. Ella no la designa, pero al no designarla no la olvida, prefiere vivir sus calles y mostrarnos sus recodos, sus aceras, antros y parques, pero también su ignominia, y así, viviéndola más cercana a nosotros lejos del pudor del ausente porque ella la camina y la sufre también. Para el lector esta asimilación es ineludible, por qué no es completa, ya que, al no hacerlo, la generaliza. No permite esa personalización que, de todas formas, se desliza al lector. Así, en su displicencia incluso nos favorece para mantener alerta, y así buscar su ciudad. Cuando leo su poema, Sin sombra, ella va silenciosa e imperceptible, ya en la Ciudad de los vientosprosigue su escritura y su trasiego.

En ella existen momentos de condescendencia que se reflejan en su pensamiento y expresión. Esos puntos la han mantenido alerta, pero no nos la ha entregado aun, como si quisiera esconderla, dejar esa ciudad para su escritura. Es cierto, quizá cambien las formas de buscarla, de vivirla. Existe una época en que se condena y se relega los nombres de la topografía citadina, otras en que la ciudad atrae al nombrarla; un período en que uno se alegra cuando la poeta María Mercedes Carranza la menciona, Bogotá 1982. Sí, la insinúa desde su displicencia donde, parece que no tiene más cercanía en la literatura que sus arrestos políticos. Cobo Borda también ha mencionado a Bogotá con ciertos atisbos borgeanos.

Pero volvamos a Eugenia que nos da de todas maneras su cercanía con Bogotá, eso sí desde su lejanía.

“En esta ciudad fría que he amado / llegaron a mi apartamento el miedo era un globo/ a punto de reventar..”

"La ciudad se calienta  / El asfalto amanece con huellas sombrías el hermoso rojo gotea /en cada esquina invisibles personajes / colocan rejas sirenas acuden a  mi espanto a plena luz..”

“¿A dónde fue mi querida ciudad?

los ángeles danzan el ritmo interminable del acoso nada /  tiene su lugar me desvanezco, duermo, muero el verde maravilloso / de la sabana se cuela en mi sueño”.

Pero en ella no hay exclusión, que nos dé, a lo mejor, idea de una mención sombría, sin demarcaciones porque esa ciudad ella sí la camina, solo que desde la lejanía no la menciona para caer en diversos tópicos del olvido y del pudor solo que al determinarla en lo exterior si la narra, pero también nos atrincheramos para saber cómo la poetiza en su interior. Sólo que esos fondos y subfondos no son fijos, sino mutables cada que la menciona. Pero no rechazamos su poesía no cabe para ella una forma de excluir, ella está precisamente en nuestra voluntad de asimilarla donde permite que lleguemos debido a sus palabras, y así descubrirla en su cosecha de poemas.

Tratamos de no apartarnos de su escritura donde el espejo se convierte en uno de sus símbolos. Si he escrito la palabra espejo es porque en ella el mirarse allí, al ver su doble la lleva a reflexionar. Hay tres poemas que lo refieren:  en “Paisajes secretos”, uno de sus poemas más intensos, una mujer reflexiona sobre su vida y su marcha.

“Al mirarme al espejo no estaba allí alguien que no reconocía me observaba de aquel rostro sólo poseía mi pensamiento”

En “Señales particulares”, reflexiona sobre la otredad de esa mujer que se mira al espejo que cada vez le repite lo que ella sabe que ve, pero al pensarse quiere huir.  

“Al mirarme al espejo no estaba allí alguien que no reconocía me observaba de aquel rostro sólo poseía mi pensamiento”

“Lo que oculta el espejo”. Al mirar y recrea su imaginación sentimos que ella se ve, reflexiona hechizada:

“Observo el espejo un desasosiego invade mi ánimo allí un ser sonriente observa extasiado un extraño temor invade, se adentra”.

Y ahora, ¿por qué Rostros, Máscaras y Sombras? ¿Cuál es la razón para que la escritora acuda a estas palabras y las tenga tan presentes? Ya sabemos que un rostro es lo que nos expresa, a través del tiempo, es nuestra huella pública lo que todos ven, lo que reconocen en nosotros, así como lo contrapuesto a la máscara que está ahí para cubrir ese rostro cuando se quiera ser otro o mentir o esconderse. De ahí que cuando habla de extraños, ella se sitúa reflexiva en la otra orilla, ya que necesita saber que ella también es una extraña de sí misma, quien observa a esos seres que pasan porque ella mira, necesita que le entreguen ese toque de saber que han sido mirados por alguien aún más ajenos a ellos, la poeta. Sí, ella, Eugenia.

La poesía es esencialmente poder de discusión, de subversión y sobre todo de apropiación del lenguaje para contar una experiencia. Eugenia, sin cesar, poetiza los territorios que busca y la definen y así contribuye a fijar su escritura cuando esos temas emergen sin cortapisas, en ella no desaparecen, sino que logra referenciarlos al escribirlos, lejos de la felicidad idealizada. De tal manera su escritura adquiere una forma más nítida, pues es lo ilimitado mismo con su tono tan propio de ella. La imagino caminando, viendo, redefiniendo la ciudad que no nombra, pero que siente sin adherirse a los límites que muchas veces otorga el silencio, sino pasando desapercibida, para que su escritura misma no adquiera la síntesis de ser una escritora con mayúsculas, sino esa transeúnte que necesita fisgonear, sentir para ser tocada por eso que llaman halo creativo, y así entregarnos su poesía en la circunstancia de su apartamiento, pero que al leerla establece un puente entre la escritora y el hipócrita lector.

Toda aproximación a una escritura ajena, a la de ella, me refiero a la de Eugenia Sánchez Nieto, también es arbitraria, el lector, cada lector, observará algo distinto, y esto es lo que enriquecerá el diálogo. En ella no merodea el fanatismo de la incomprensión, ni las diatribas sobre cierto estado de cosas, lamentos desbordados. Nada de eso la define, ya que su escritura no se desdora, sino que es presencia. Yo la he mirada a través de la ciudad que define, a través de los rostros, y de las máscaras y de las sombras que la acechan y ella acecha como si se desdoblara con quienes encuentra.

Estos primeros días de noviembre he leído y visitado la poesía de Eugenia en lo que puede ser una visión de conjunto, arbitraria de todas maneras, sin olvidar la totalidad de sus libros que es cuando todo se percibe y todo se legítima en su palabra. De tal manera queda esa reserva personal escrita en sus otros textos aún por descubrir que abren paso a diversas preguntas dentro de su lenguaje, como una totalidad inmersa en este espacio y en este tiempo que solo le corresponden a su ejecución, al dejar de lado el resto de sus poemas. Ella misma nos propone su experiencia, por la que somos puestos a prueba para una tentativa desigual, que se dispone, al no estar presente la relectura de los otros textos, y leer de una manera desigual este libro donde resplandecen los poemas que ella eligió.

No pude resistirme a leer de nuevo uno de sus poemas. Dije, ¿uno de sus poemas?, debí decir, un excelso y fino poema. Eso sí, lejos de la displicencia que mencioné antes. Es cierto, todas sus palabras y objeciones, pausas y silencios me llevaron a este punto de encuentro:


La ciudad de los vientos

Los vientos se toman mi ciudad

recorren el amanecer con el canto de los pájaros

despeinan a las colegialas, levantan sus faldas

el sueño se despereza, huele a pan fresco

 

transeúntes del día con sus múltiples oficios

el hombre jalado por sus perros, la muchacha y su blanco delantal

la mirada perdida del oficinista

la maestra agobiada por el murmullo infinito de sus estudiantes

el conductor con su alegre tonada, el ciclista apuesta contra el viento

la modelo en sus tacones haciendo malabares

la amante incansable en busca de su lugar perdido

el guardián abismado en su deseo, el deportista elevando su cometa

calles infinitas recorren los barrios de la macarena, la soledad, teusaquillo

 

el viento murmura una canción al oído de los tristes

eleva a los ebrios, los jalona por calles que no conducen a ningún lugar

el viento los abraza y los deja dormir

mi ciudad insondable con sus secretos profundos

con calles asombrosas que nos conducen a vértigos desconocidos

calles azules, blancas, grises, rosadas,

puertas falsas, invisibles, puertas abiertas al viento, puertas sin cerradura

 

la ciudad de las furias con rostros bárbaros y miradas de miedo

los visitantes que desdeñan mi ciudad la injurian la maldicen

y sin embargo siempre se quedan

mi ciudad verde asomada al sol del atardecer

con heridas que lentamente va restañando

 

en medio de los cerros me elevo recorro la sabana

su verde profundo me abraza

mis deseos más sentidos caen como lluvia

cruzo alucinada por puertas invisibles, tejas naranjas, ventanas al cielo

paseo por lugares perdidos, soy de esta ciudad de este clima

de este comportamiento distante, ambiguo, critico

los amigos de otros días con rostros transformados,

los amigos idos, el hilo roto

 

allí en medio de la plaza jóvenes cantan con sus banderas al aire

muchachas con su belleza pálida sonríen a hombres enlutados

viajo por mi ciudad me recuesto en el verde jardín

estoy atada a ella por todos los costados

la tierra me jalona, me atrapa

coros inusitados penetran las blancas paredes

jóvenes resueltos tiemblan en su sueño el cielo abierto los saluda

mi querida ciudad abandonada y plena en busca de la más propia humanidad.


Esta tarde de noviembre he caminado Bogotá con este agudo, soberbio poema. Me pregunto, ¿dónde fue, en qué lugar secreto de la memoria o de los sueños, de las calles o de las aceras, de las plazas o salones en penumbra se ha refugiado ella, sí, “la amante incansable en busca de su lugar perdido”, para donarnos su lucidez? Había llegado a pensar que después de Mario Rivero los poetas habían olvidado pronunciar y escribir sobre Bogotá, y ahora es Eugenia que nos ha dado su poesía, y sobre todo, este poema; este puñado de poemas, su antología.

 

 



lunes, 2 de noviembre de 2020

Clamor de Abismo - Poemas

Clamor de Abismo




Clamor de Abismo  -  Poemas

En tu cuerpo está contenida mi batalla y mi gloria,
Son tus bosques mágicos refugio de mis noches,
en tus párpados reposan mis pájaros,
Y es que sé de ti como sé del sol,
Ven cantante con vehemencia tus poemas, mis poemas favoritos. .....
Dentro de mí habitan esos tejidos que elaboro día a día para conservarte en mi memoria, en mi patrimonio.. Y es que sos mi rumbo, incluso después de mi muerte abrirán alguno de mis libros y tú siempre serás el epígrafe.
Estoy enferma de dolor,
Dolor de ti, de mí...
No se ve mi alma húmeda, ni se ve el pensamiento que llora en mi cama,
Me encuentro sola, espantada de vértigo, visto mi cuerpo en dos harapos de orgullo y conversó con la soledad, me dice que vuelva al poema, que habite recovecos de palabras, que enferme, que enferme de poesía, que enferme de mí, que enferme de ti.
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El encuentro con la soledad me sabe a cloruro sólido, las personas en la calle me miran y yo les miro, les contempló en vertiente, uso mi cuerpo como símbolo de ingravidez, me asemejo al vacío y pronuncio lentamente D E B O E S C R I B I R... Más tarde se apagan mis ojos como dos lúgubres estallidos de luz, y reposan mis hálitos de vida y obra bajo la sombra de él sin sabor.
..
..
Estoy enferma, 
la nariz me llora sal, 
¿Mis ojos? Dos hondos paralelos que se cierran, 
¿Mi lengua? un harapo que viste el lenguaje. 
¿Y mi torso? Motor inmóvil que luce al alba con sed de vino y deidad.

--
A veces solo deseo abatir el tiempo con el llanto 
envilecer desnuda a la apariencia, 
gritarle a mis páginas que duele respirar en este mundo de insensatos. 
--

Invocación 

Invocarse intima, plausible, 
con los hilos chotos de locura. 
imprevisible al alba que rebosa mares y sucumbe
 tarde cuando besa a la mañana.
 Maullar erótica de lumbre, 
Advenir la lluvia que humedece a los cándidos
 y
 Gritar en la cumbre el sexo libre de una flor. 

..
Me estuve pensando. 
He concluido que pocos me piensan,
ahora dónde me encuentro?, 
¿Qué será más tarde cuando tus ojos se cierren y no me miren más?  
me pienso con el alma húmeda y solo quiero morir. 
y es que a nadie le atañe mi muerte, soy mi soledad. 
soy estas cuatro paredes con una ventana de frente al río, 
soy los poemas que escribo. 
sobrellevo mi vida y aprendo a morir, 
escogí la filosofía y el poema. 
Escogí mi soledad, 
ahora nadie me necesita.
--
No te buscaré, 
no te llamaré e incluso no te nombraré más en mis poemas. 
te has ido de paso en paso con la época,
¿Dónde quedó nuestra vejez de antaño?,
 eras - otro-yo era - otra, 
estudiábamos humanidades y nos gustaba el amor en Platón... 
Nos olvidamos como los que no saben amar en estos tiempos,
mi necesidad era escribirte poemas... 
Pero yo solo era una tragedia, yo solo era una mujer que archa en sensibilidad.
 Yo era todo lo que nunca encontrarías. …

….
El triste suspiro de una rosa, 
El revuelo de mi estómago hecho brisa,
Tus ojos mintiendo a la tarde, 
Mis fauces secas,
¿Cuánto pesa el dolor?


domingo, 1 de noviembre de 2020

LA IZQUIERDA DESUNIDA Darío Ruiz Gómez


 

LA IZQUIERDA DESUNIDA

Darío Ruiz Gómez

“Izquierda Unida” supuso en 1986 la fusión del Partido Comunista de España con  un sinfín de agrupaciones de troskistas, maoístas, regionalistas,  en realidad  una mezcolanza de  grupúsculos y sectas. A Julio Anguita la versión de un místico materialista   se le atribuyó el poder de unificar a estos grupúsculos bajo una sola consigna. Pero  algunos sectores se fueron  alejando   y sólo el caso de la expulsión de Gastón Llamazares sucesor de Anguita  llevó a que éste denunciara  el  totalitarismo  que imperaba en Izquierda Unida  al señalar  que discrepar  en este Partido  no lleva al diálogo sino a la purga. Perdiendo protagonismo con la aparición de “Podemos” y su bolivarianismo su último director Alberto Garzón acaba de entregar a  Pablo Iglesias  quien lo ungió como Ministro de Consumo, los restos de este naufragio. El Partido Comunista italiano desapareció cuando Berlinguer consideró que las razones históricas que lo fundamentaron ya no existían. Esto mismo sucedió en Francia en el momento en que la clase trabajadora desapareció convertida por la industria y sus altos salarios en una clase pequeño burguesa a la cual la “lucha proletaria” ya no le interesaba.  Ahora Jorge Robledo acaba de anunciar que con un grupo de amigos(as) ha creado un nuevo Partido  que  supuestamente  se separa  de las directrices  del “Polo Democrático” – y debo pensar que también del “Verde”-  y busca unas políticas de Centro, como esclarece Jorge Gómez,  sin temor a ser tildados de “derechas” por sus antiguos conmilitones. Para Robledo a quien llegué a conocer cuando éramos profesores de la Universidad Nacional lo de fundar un Partido no parece tan fácil y sobre todo tan claro  ya que a medida que nuestra justicia, desde una perspectiva universal de la cual carecía,   va  esclareciendo  la verdad  sobre las FARC por voz directa de sus víctimas , e igualmente se descubre   lo que supone  aún  la violencia “revolucionaria” como disfraz de un gran negocio criminal en su asociación con el narcotráfico, hay que decir que  plácidamente  sentado durante  décadas en el Congreso fuera de denuncias sin fondo,  Robledo nunca se manifestó en contra de estas atrocidades . Hace dos años en un artículo le preguntaba yo si existía la posibilidad de que se diese una izquierda democrática pero Robledo continuó más unido que nunca a la sombra de ese ícono de la maldad, como llaman las gentes a Iván Cepeda. ¿De qué se separa Robledo por lo tanto?  ¿Dejar a Stalin para volver a Mao? ¿Dónde están sus propuestas  y reivindicaciones  de  los cafeteros pobres, de los campesinos, un estudio de los problemas urbanos? ¿Buscar la Presidencia electoreramente desconociendo al país nacional?

Quien calla otorga ya que  la indiferencia  como señala  Zygmunt  Bauman, termina por convertirse en complicidad con los criminales. ¿Representación de FECODE cuando las pruebas  Pisa dejan  a nuestra educación pública en el último  lugar en el mundo y se  ha demostrado  que  los estudiantes(as) solamente asistieron  durante los últimos años a la tercera parte de los días de estudio porque el profesorado ha andado  en Paros?  ¿A quiénes representaría entonces este   Partido  “Frankestein” ?  ¿Voltear así, impunemente las páginas de horror que hemos vivido? .P.D. Otra payasada más: Lozada el asesino confeso y De Roux el gratuito perdonador,  rindiéndole  “un homenaje” a Jesús Antonio Bejarano .