Fotografía de Luisa Vergara |
SOBRE PLANES DE DESARROLLO
Darío Ruiz Gómez
El anuncio por parte del Alcalde de que las
Universidades de Antioquia y Nacional se unen para realizar conjuntamente el
Plan de Desarrollo de Medellín es una gran noticia en el momento en que un desastroso POT ha ido permitiendo que sobre la
cualificación necesaria de los distintos territorios de la ciudad, sobre el impase semántico creado por la aparición de nuevas
formas de apropiación del espacio, asociado
éstas no precisamente a las comunidades sino a los distintos grupos delincuenciales, de
manera que el espacio urbano ha permanecido en una crispación social creciente permitiendo
el levantamiento de nuevas
murallas erigidas por las
distintas economías impuestas por estas
estructuras delincuenciales. El modelo impuesto por estas economías, por ejemplo, de conjuntos de grandes torres de vivienda en
las periferias ha servido para que desaparezcan la vida comunitaria, el espacio público, el peatón y se rompan definitivamente las redes de comunicación. El
llamado capital subterráneo, los nuevos depredadores urbanos han ido dejando su impronta sobre
territorios dominados hoy, lo vuelvo a repetir, en un 60% por la construcción informal la cual
es concomitante con la baja calidad de
vida, con la imposibilidad de salir de la exclusión, retos a la capacidad
gubernamental de lograr incorporar como ciudadanos a miles de excluidos, de
esclavizados y sobre todo acabar con ese
falso argumento de que la pobreza supone siempre violencia. ¿Bajo qué conceptos se distribuirá entonces el
Presupuesto de la ciudad? ¿Nuevos elefantes blancos o la
afirmación de aquella ciudadanía y de aquella ciudad que ha sido capaz de
resistir estas distintas formas de atropello? ¿Deben ser excluidos los barrios humildes de la presencia de la belleza de arboledas y jardines, del derecho al reposo de sus
gentes? ¿Cómo se logrará integrar a los diversos sistemas de transporte territorios como el de Castilla con más de 70
barrios carentes de vías peatonales integradoras, de un adecuado sistema vial
que lo saque del aislamiento? Hablemos entonces de construcción de democracia.
Un Plan de Desarrollo es como potestad del Alcalde una directriz de
gobierno que ya desde la campaña de elección nos hubiera servido para conocer su visión de lo que implica un proyecto de ciudad, caso de Medellín que gracias a
factores como la llegada permanente de desplazados de otras regiones ha ido aumentando el perímetro del tugurio, de los
autogobiernos. También una ciudad como escenario de un escandaloso desplazamiento urbano. Convertir
en ideología de género conceptos como mujer, niño, pobre, ideologizar la
cultura supondría un error ya que en lugar de reconocer el
derecho a las diferencias dentro de una vida en común, la pluralidad
democrática, se estaría cayendo en lo multicultural
concepto que supone la atomización de los grupos sociales en sus contenidos de
cultura. Con la posibilidad tal como lo vimos en Petro, del peligro de
lanzarse al populismo, de que se siga persiguiendo a la “ciudad de los ricos” tal como predica
una infame demagogia. Hablo desde la experiencia de la Academia donde durante
años este debate se dio con la intensidad necesaria y bajo metodologías sometidas
a las variables que las realidades in
situ descubren, la ineficacia de cierto tipo de encuestas y de foros , el error
de partir a priori de conceptos inamovibles , la necesidad de contar con los
intangibles, las músicas, mediante una lectura de la economía que se oponga a reducir un Plan de Desarrollo a miles de
folios con frías estadísticas, consignas políticas lejanas al pulso de la vida
ciudadana. ¿Cuál es la visión de ciudad que el Alcalde la propondrá a la
ciudadanía?
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