La Playa, 2020 |
MEDELLÍN:
LOS CAMBIOS TERRITORIALES
Darío
Ruiz Gómez
Glocal
es la definición de lo local cuando ha sido permeado por lo global. La
inmediata información que sobre el mundo nos brindan la t.v Youtuber, Instagram, así como nuestra
emigración hacia el exterior a causa de
la violencia del narcotráfico ha
permitido la apropiación inmediata de la moda, a que el
look de nuestros jóvenes sea igual al de los jóvenes norteamericanos permitiendo la democratización de la moda gracias a la impunidad con que se copian los modelos extranjeros. Hasta el “Parche” que identifica la amistad rescatada
de la inhumanidad en la
vasta ciudad, llega también de
inmediato la información de los medios de manera que ésta no está
supeditada a una exclusividad sino que se despliega por cualquier territorio urbano por apartado que sea y bajo
nuevos códigos. Por otra parte la población de la diáspora permite que los territorios partan ahora de cualquier Comuna y se extiendan hasta
Nueva York, Miami, Madrid bajo aquel razonamiento de
Maffesoli de que el territorio se configura continua y permanentemente con el desplazado.
De manera que el concepto de territorio como un hábitat inamovible ha derivado hoy al concepto de
des-territorialización que en principio
indica pérdida de los lugares y desarraigo llevando al desplazado a crear instintivamente, tal como lo vemos con
algunos grupos chocoanos, un lugar de encuentro en la ciudad, la Gorda de
Botero, por ejemplo ya que los imaginarios no mueren. Internamente en Medellín
la grave fractura de los territorios urbanos bajo el terror sigue causando una desterritorialización profunda y un
desarraigo respecto a la ciudad
histórica. Lo mismo que un mayor distanciamiento entre la clase política y la ciudadanía como lo pone de presente la configuración del Concejo donde la
representatividad respecto a los diversos estamentos ciudadanos se ha negado sistemáticamente, es decir, no
existe y al desaparecer la fiscalización y la veeduría ciudadana impera la más
rampante corrupción. ¿Cómo es o como se define hacia los otros o hacia el mundo
el habitante de una ciudad que cruza
raudamente por entre calles sin nombre que no brindan la posibilidad del encuentro con los otros? Un
ser sin anclaje, un ser a la deriva, un ser que no conoce al Otro en espacios
sometidos por el temor.
El Poblado dejó de ser un barrio histórico de clase alta al modificarle su estructura con la construcción de cientos de torres de
vivienda - lo que ha supuesto una altísima densificación-
Una vulgar aplicación de la norma de uso
mixto, la carencia del adecuado diseño
integral de los nuevos espacios para lograr el debido equilibrio ambiental de las áreas de vivienda frente a las desaforadas
zonas de “rumba segura”, de respetar el retiro de las quebradas, produjo
un desplazamiento de población muy alta, una fracturación que llevó a la desaparición del barrio, a que
la renovación urbana se convirtiera en un desmán oficial lo cual permitió la
infiltración del sector por los llamados “dueños de la noche”.
Con esto simplemente quiero indicar que la
fractura del espacio público alcanzó a todos los sectores sociales de la ciudad
y que el dominio de los distintos espacios por la criminalidad organizada ha ido acelerando la crispación, la
neurosis, el pánico, la desconfianza, el temor, el aumento de los casos de
suicidio lo que nos lleva a considerar que el proyecto de una ciudad que como Medellín se ha
convertido hoy en una inmensa
conurbación, no es solamente un problema
físico, o material sino que prioritariamente debe enfrentar
estas patologías donde todos estamos incluidos , amenazados, entre el desquiciamiento causado por el
colapso vial y la pérdida de la libertad, la desaparición de las esquinas. Clamar
entonces por nuestro derecho a la libertad, a la recuperación de los espacios
de amistad es reconocernos en la
recuperación de la ciudad de la democracia.
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