Colombia país de poetas y políticos: HAT
y Palau
Víctor Bustamante
A los requerimientos de HAT y de
Carlos Palau, el único recurso que tiene la ministra de cultura, no es la respuesta
personal para explicar cada una de las preguntas y las dudas por una razón de peso,
hay funcionarios públicos que solo poseen como manera de interlocución el
lenguaje cifrado, críptico, leguleyo y evasivo del derecho en los estrados
judiciales, no poseen una comunicación directa con quien reclama sino las instancias judiciales, porque en la esfera
donde habitan piensan que no pueden ser alcanzados por los intelectuales que le
reclaman equidad y seriedad en sus acciones, entonces rumian que son
intocables, cuando hubiera sido fácil explicar uno a uno de los manejos, pero
no, la señora ministra como muchos de sus compañeros de gabinete viven en un país
imaginado, en una oficina, terrón de ensueños, donde el país mirado desde las
alturas es un país de mendigos y de intelectuales cazurros que envían proyectos
pero no la critican.
Basta una muestra, los pasados episodios
que casi llevan a un paro general en la economía colombiana, debido al abandono
y a los manejos publicitarios en estos sectores que se refieren como antes, dije
a ese otro país imaginado desde las esferas bogotanas.
Al acudir a esas instancias, notamos
que la ministra no se “contamina”, su actual ejercicio la aleja de las esferas
reales de la cultura. Y es que aquí donde surge otra duda, el desencuentro
perenne entre la cultural y la política. Hace apenas unos pocos años los políticos,
en su país imaginado, se dieron cuenta que la cultura era un bien nacional y
era necesario conservarlo, pero en un país politizado, es, era tergiversar las
buenas intenciones y así, como todo en el país, la ministra de cultura no se escapa
a los continuas injerencias políticas, al fin y al cabo el poder es de hormigón
y cerrado y solo atiende a sus áulicos.
Ahora hay un artículo esclarecedor
de Aura Lucia Mera, que sí conoce al dedillo el intríngulis de esos manejos,
pero hacia allá no van ningún reclamo judicial, y mejor continúa el silencio,
no sé si por la contundencia de sus apreciaciones porque ahí se desnuda el tráfico
de influencias, el pago de favores y ese largo etcétera que mantiene postrada
la cultura en el país.
HAT ha roto, con sus diatribas,
esa cadena de aniquilamiento oficial con la llamada cultura del país, ese
resumido encantamiento y aggiornamiento no puede persistir, porque los escritores
deben mantenerse alerta, porque un país sin crítica es un país muerto. No
queremos una cultura atiborrada de subsidios para callarla porque es anestesiarla,
aceptar la crítica, las diatribas, es ser elegante y responderlas directamente
es un acto de valentía. Pero, no, quien critica debe ser llevado al paredón de
una oficina de juzgado.
Es un acto de agravio el trato que
se les da a este par de intelectuales valiosos, HAT y Carlos Palau, es ominoso
desde todo punto de vista que la persona a quien critican, no sea capaz de mostrar
cuentas claras sino que prefiera la rabia, una larga y oscura jornada que no
lleva a ninguna parte.
Por supuesto que ese trato a HAT como
poeta suplente es lo más indigno en la pasada feria de las vanidades. De
ninguna manera un escritor tan emblemático puede ser tratado de esa manera como
si asistiera a los cortejos de la comodidad.
Prefiero un poeta crítico y cínico, perturbador y provocador, a un poeta extasiado
con el paisaje. Pero esa es la visión que se prefiere desde el ministerio, que se
da a la poesía con un poeta ganador y anestesiado con los colibríes.
Un poeta provocador es un poeta
peligroso y más si tiene esa mano caliente que no tiembla para decirnos acerca
de cómo la esfera política ha permeado lo poético pero nunca hasta hacerlo doblegar
como un genuflexo. HAT nos lo demuestra con su valentía.
don victor por favor revise sus recuerdos gramaticales para poder volcar sus pensamientos.
ResponderEliminary corrija bastante que lo necesita
Por fin vamos a ver al oscuro de Alparaco en la Picota
ResponderEliminarY Porque Vitor está tan amigo de Matraca?
ResponderEliminarSi por allá llueve por aquí cae agua sobre la poesía y nos damos cuenta menos unos pocos de nosotros, que somos los elegidos. Con dos o tres poetas como el gran Alvarado la poesía del país volvería a sus cauces anteriores de seriedad y respeto, como cuando Rimbaud eligió nuestro destino de videntes, pro bueno así son las cosas en este país que nos da tan duro a los verdaderos intelectuales y poetas serios y dedicados toda la vida a la verdadera poesía. No a las capillitas y a los viajes turísticos, por eso elegí una vida monástica, que mi maestro Cardenal me elogió cuando lo invité a la ciudad para el Festival de Poesía, peor eso eran otros tiempos cuando había cierta dosis de respeto y grandeza, ahora no, estamos súper jodidos, dormidos esperando viajes y componendas. Por eso prefiero las calles, los barcitos y mi finquita, y tomar tinto que mantiene despierto con los pandequesitos del Perio. Esperen sorpresas poéticas de mi parte y un elogio a Alvarado como poeta insigne.
ResponderEliminarCARTAS DE DEFENSA AL MÀRTIR DE LA CULTURA HAROL ALVARADO TENORIO.
ResponderEliminarMi querido y divino Harold, contestatario mayor en esta Colombia arrodillada, sumisa e hipócrita. Anoche escuchaba en un radiecito con las pilas acabadas en mi choza de Copacabana, que venía para tí una denuncia penal por parte de la corrupta ministra de Cultura. ¡Qué infamia! Tú que eres el hombre más puro, más sano, más limpio, más honesto, te dicen que lo que tú dices de ella es una calumnia y una canallada. ¡Qué horror! El único ministro en el que yo creería sería en Harold Alvarado Tenorio, el único que tiene las manos limpias, el corazón caliente y las manos afiladas para defenderse de los improperios que le infieren. Tú eres la única voz honesta para toda esa manada de canallas que hacen parte de estos últimos gobiernos. Recuerdo hace unos 25 años cuando Gabriel García Márquez era bueno (y no lo que se volvió) decía que el Ministerio de Cultura no debería existir. Yo estoy de acuerdo contigo en que no ha servido para nada, unos burócratas más con mil cargos para desangrar las arcas nacionales. Tenemos que aprender de tí que eres el crítico mayor de todas estas iniquidades, sea en el campo político, cultural o poético.
Tú eres nuestro nuevo Sócrates, si te dan la cicuta o te llevan a la cárcel, allá estaremos contigo haciendo fila para besarte la mano. Eres el más digno representante de las almas buenas y puras. Tu eres un ángel del bien pero no te entienden. Te mando un abrazo fraternal y una voz de aliento.
EL HAMAQUERO.
*****
Poeta Harold Alvarado Tenorio defensor de los derechos humanos, futuro ministro de cultura: yo, el hamaquero, desde mi humilde choza de Copacabana, me ofrezco como tu abogado defensor cuando las cadenas te aprisionen, dignísimo poeta. Yo sería tu abogado y alguien firmaría las cartas en mi nombre. Tú poeta, eres el mejor hombre del país, el hombre que merece ser quien nos represente en las altas cortes. Tu vida es de una gran altura, vives 24 horas para la poesía y para denunciar los malos manejos y las corrupciones culturales de este país que no conoce las grandes verdades que tú muestras. Eres un mártir al lado de Héctor Abad Gómez, Carlos Pizarro León Gomez, Bernardo Jaramillo Ossa, pero esperemos que no te asesinen por tu lengua viperina y sublime. Cuando la cicuta sea un hecho, espero que tu discurso sea como el de los grandes hombres que fueron muertos por decir la verdad. Esos miserables ministros de cultura que han pasado por este país, no merecen ni tus palabras, eres de la talla de Silva y de Guillermo Valencia a quien tanto admiras. ¡Abajo los impostores y que viva la verdad! Un abrazo fraternal.
EL HAMAQUERO
Mi querido y divino Harold, contestatario mayor en esta Colombia arrodillada, sumisa e hipócrita. Anoche escuchaba en un radiecito con las pilas acabadas en mi choza de Copacabana, que venía para tí una denuncia penal por parte de la corrupta ministra de Cultura. ¡Qué infamia! Tú que eres el hombre más puro, más sano, más limpio, más honesto, te dicen que lo que tú dices de ella es una calumnia y una canallada. ¡Qué horror! El único ministro en el que yo creería sería en Harold Alvarado Tenorio, el único que tiene las manos limpias, el corazón caliente y las manos afiladas para defenderse de los improperios que le infieren. Tú eres la única voz honesta para toda esa manada de canallas que hacen parte de estos últimos gobiernos. Recuerdo hace unos 25 años cuando Gabriel García Márquez era bueno (y no lo que se volvió) decía que el Ministerio de Cultura no debería existir. Yo estoy de acuerdo contigo en que no ha servido para nada, unos burócratas más con mil cargos para desangrar las arcas nacionales. Tenemos que aprender de tí que eres el crítico mayor de todas estas iniquidades, sea en el campo político, cultural o poético.
ResponderEliminarTú eres nuestro nuevo Sócrates, si te dan la cicuta o te llevan a la cárcel, allá estaremos contigo haciendo fila para besarte la mano. Eres el más digno representante de las almas buenas y puras. Tu eres un ángel del bien pero no te entienden. Te mando un abrazo fraternal y una voz de aliento.
Poeta Harold Alvarado Tenorio defensor de los derechos humanos, futuro ministro de cultura: yo, el hamaquero, desde mi humilde choza de Copacabana, me ofrezco como tu abogado defensor cuando las cadenas te aprisionen, dignísimo poeta. Yo sería tu abogado y alguien firmaría las cartas en mi nombre. Tú poeta, eres el mejor hombre del país, el hombre que merece ser quien nos represente en las altas cortes. Tu vida es de una gran altura, vives 24 horas para la poesía y para denunciar los malos manejos y las corrupciones culturales de este país que no conoce las grandes verdades que tú muestras. Eres un mártir al lado de Héctor Abad Gómez, Carlos Pizarro León Gomez, Bernardo Jaramillo Ossa, pero esperemos que no te asesinen por tu lengua viperina y sublime. Cuando la cicuta sea un hecho, espero que tu discurso sea como el de los grandes hombres que fueron muertos por decir la verdad. Esos miserables ministros de cultura que han pasado por este país, no merecen ni tus palabras, eres de la talla de Silva y de Guillermo Valencia a quien tanto admiras. ¡Abajo los impostores y que viva la verdad! Un abrazo fraternal.
ResponderEliminarEL HAMAQUERO
Harold estamos contigo. No dudes en proseguir con tus diatribas.
ResponderEliminar¿EL POETA EN LA CARCEL ?
ResponderEliminarDIARIO MIO, Cali, oct 5. 2013
El poeta Harold Alvarado Tenorio va a ir a la cárcel enviado por la ministra de cultura Mariana Garcés.
También el cineasta Carlos Palau.
Cometieron el delito de cuestionarle el apoyo desmesurado que le brindó el Ministerio a doña Amparo Sinisterra de Carvajal para una Bienal de Danza.
No saben Alvarado y Palau con quien se metieron.
El abogado de ella es un duro pero de los duros nuevos.
Y Mariana es la catedral de la ingratitud y el océano de los odios y los rencores.
Yo los he sufrido en carne propia y la iglesia colonial de Riofrio, empañetada de graniplas por un cura bruto, es testigo de la capacidad de la ministra para no perdonar.
ResponderEliminarPara una defensa de la calumnia
Por: Daniel Ferreira
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La Ministra de Cultura Mariana Garcés denuncia por injuria y calumnia al poeta Harold Alvarado y al cineasta Carlos Palau
Hay un derecho humano innegociable que aún no está erradicado del todo de la Constitución de Colombia: la libertad de expresión. Expresión es el género, la injuria y la calumnia son especie. Un género puede contener varias especies. Si no tengo derecho a expresarme con ideas, con conceptos, con injurias o con calumnias; si me lo prohibes, si me encarcelas por ello, me estás prohibiendo la libertad de expresión. Tres años de cárcel y 1000 salarios mínimos, es la pena por calumnia e injuria para quien las profiera y no se retracte. Sin embargo, por violar un derecho constitucional y un Derecho Humano fundamental, también deberá haber condena nacional o internacional. Que se castigue la calumnia atenta contra la libertad de prensa y opinión, y ambas deben prevalecer para que exista libertad plena de expresión.
El último escándalo que nos llega del gobierno de Juan Manuel Santos demuestra una vez más que Colombia desmerece a los artistas que tiene. La Ministra de Cultura Mariana Garcés ha dejado en evidencia, al denunciar penalmente al poeta Alvarado y al cineasta Palau por injuria y calumnia que el nombre en Colombia se limpia acallando al otro con censura y represión enmascaradas en códigos, artículos y leyes. Soluciones dignas de una monarquía y no de una democracia. Su demanda demuestra que es incapaz de distinguir entre los dos conceptos, y que ignora el daño cultural y el efecto que la condena acarrea. La acción penal además deja en pie una abierta invitación a hacer avalancha de indagaciones desde la veeduría ciudadana, derechos de petición y posibles demandas por nepotismo y fraude a la nación (¿que tal una demanda internacional en la Corte Interamericana de Derechos Humanos por violar la libertad de expresión al criminalizar el derecho de opinión?).
Raoul Vaneigem (Nada es sagrado, todo se puede decir) recuerda que en Estados Unidos, un país que se define vocero de dios, el Senado decidió admitir la calumnia porque primaba proteger la Libertad de prensa y opinión. Señala, Vaneigem, que las únicas excepciones en que resulta inadmisible una calumnia es cuando proviene del poder mismo, del poder de las armas, del poder mediático, político, en un contexto xenófobo o ideológico o en una guerra civil, porque pone en indefensión y en peligro la vida del calumniado al ser prácticamente una invitación al linchamiento. En el plano doméstico, es inadmisible la calumnia cuando un tipo como Álvaro Uribe Vélez, con su influencia, con su poder, señala a un periodista o a un líder sindical de simpatizante de la guerrilla, porque lo convierte automáticamente en objetivo militar del paramilitarismo bipolar que campea en el país.
Los señalamientos de Harold Alvarado y Carlos Palau exigen una explicación desde el poder, una rendición de cuentas, no una acción judicial. Exigir el silencio de un artista en lugar de garantizar y demostrar que la plata pública no se está invirtiendo en corrupción, como asegura el contradictor, revela la hipocresía de funcionarios de un gobierno que aplica códigos y leyes contra la opinión pública en lugar de responder contra la corruptela que alimenta la indignación del país. Que una señora nombrada Ministro no le guste la forma como los ciudadanos expresan los lunares de su gestión pública no justifica una condena penal de su parte contra el gremio social que representa. Entre los dignatarios indignos de este gobierno, la señora Garcés parece la menos coherente en el cargo.
Por lo demás, que se castigue la injuria, el insulto, la burla cuando proviene de una prosa impenetrable y sarcástica como la del poeta Tenorio es una prueba más de la pesadilla surrealista que narra la historia de este país.
2.
ResponderEliminarConstitución Política de Colombia:
ARTICULO 20. Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación.
Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura.
La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), estableció:
“Artículo 19 Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”
EDUARDO DELGADO ORTIZ
ResponderEliminar"La ministra de “cultura” Mariana Garcés, cree que por su exiguo poder autócrata, va a callar la voz crítica del poeta Harold Alvarado Ternorio, quien ha denunciado lo afanes de la ministra por favorecer con un jugoso contrato a su amiga Amparo Sinisterra y antigua jefe, está muy equivocada. Los intelectuales: poetas, escritores, artistas y el común popular, levantaremos nuestra voz de protesta, para acallar ese carrusel maniqueo que tiene jodido este país. Unir nuestras voces alrededor del Poeta, que por ser un crítico mordaz, los infames quieran condenarlo."