miércoles, 14 de diciembre de 2011

León Rodríguez



León Rodríguez
Víctor Bustamante

Se dice, y es un hecho, que el cine es una actividad realizada en conjunto. Y es cierto, pero quien se lleva las palmas siempre es el director de la película, los otros que intervienen permanecen al margen en las letras minúsculas de los créditos. Son pocos los directores de cine que al mismo tiempo son camarógrafos. Uno de ellos podría ser Pasolini, que husmeaba en todo, solo para citar un caso, o que Fellini estaba pendiente de una manera obsesiva de los planos de sus películas: nada dejaba al azar.
Además son pocos los camarógrafos de cine que son directores de una película. Pero lo que sí es cierto es que el camarógrafo es una parte de mucha importancia dentro de una filmación; él es quien escribe las imágenes, quien cita los encuadres, quien está viendo y filmando de primera mano una película, en él está la captura y la presencia de lo que quiere el director. El director da una idea, ordena, el camarógrafo está ahí como un amanuense para darle vida y memoria a esas ideas.
Si el camarógrafo se equívoca el director debe ser a medias condescendiente, sin el director se equivoca todo mundo ahí en el plató, en el set, para comprenderle; se debe de ser complaciente. La iluminación, los encuadres, los planos son vistos por primera vez por el camarógrafo, y éste los plasma para la posteridad del cine
Todo eso nos cuenta Leo en esta conversación. Él ha participado en muchas producciones y hasta en la tele, creo que es el director de fotografía más activo en nuestro medio de cine y de la tele; además es editor, lo cual lo lleva a estar presente de una manera total en la terminación de uno de esos trabajos cinematográficos.
Aquí conversamos sobre Gregg Toland que siempre se quejó de las apropiaciones que de sus ideas hizo el talentoso y soberbio Orson Wells.
No olvidemos a Bergmam sin Sven Nykvist, que Storaro trabajó en muchas películas de Bertolucci, que el cubano Néstor Almendros y su obra era “un épico combate de la luz contra las tinieblas”. Ellos dieron su presencia en las diversas películas donde estuvieron, nunca de manera secundaria. Poco se ha escrito sobre las ideas, sobre los aportes, sobre la intervención de los directores de fotografía en el desarrollo de una película, sólo se habla sobre el director de ellas como el supremo responsable. Poco se ha escrito de una estética, así en palabras mayúsculas, de uno de esos camarógrafos como el pintor de esas imágenes, entre sombras y luces, entre colores y poesía pictórica de la fotografía de cine.
Por eso Leo es una presencia del cine en Medellín, lo amerita todo su trabajo.








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