ACERCA DE ESPÍAS Y DE
ESPIADOS
Darío Ruiz Gómez
¿Era muy grande, preguntaba
un chiquillo, el cheque de 25 millones
de dólares con el cual Estados Unidos le
acaba de pagar a Colombia el despojo de Panamá?” Y con humor zumbón,
cuentan, un viejo le contestó:”era tan grande el cheque que fue necesario
traerlo entre tres bueyes” Un deliberado despropósito como triunfo de lo que
supone una imaginación libre. Porque en la reciente e inesperada alocución donde el Presidente nos
habló del softweare “Pegasus” y de que el gobierno Duque lo había comprado,
aclaró que los trece millones del pago habían sido enviados a Israel en un
avión especial. Hasta un niño formado en la era digital sabe que para transferir una gran suma de dinero hacia
un Paraíso Fiscal solamente hay que hundir un botón en una computadora. Por eso existen
lo que llamamos ciudades sin territorio como Saigón donde las transferencias de
dinero se están haciendo cada segundo desapareciendo el nombre de entidades o
grupos y abriendo las posibilidades de la delincuencia internacional hacia lo que se llama una legalización del
blanqueo de capitales. Ese avión supuestamente
cargado con grandes pacas con dólares no tiene sentido alguno pero nos
indica eso sí la persistencia en el gobernante de una mentalidad premoderna cuando hoy los
grandes capitales del ELN o Iván Mordisco no pueden estar enterrados en la selva sino que desde hace mucho circulan
mediante este tipo de transferencias, que lo digan las FARC. A Duque le tocó
enfrentar la presencia de las plataformas que desde Rusia, vía Venezuela coordinaron
con una pasmosa exactitud el llamado “Estallido social”: en Bogotá - a la misma
hora que en Santiago de Chile - se inició el ataque de los encapuchados contra
diez CAI y cada día la violencia aumentó
contra la policía y contra las instituciones, sincrónicamente. Recuerden que en
Chile quemaron siete iglesias católicas. Ya la magnífica investigación de
Michiko Kakutani, “La muerte de la verdad” desveló lo que la tarea de estas
plataformas rusas contribuyó al triunfo
de Trump y la consolidación de la llamada guerra de relatos, los fake news, la
verdad posmoderna, o sea la difamación, la distorsión de los hechos, la
calumnia como arma de desprestigio del oponente. La reciente información sobre
Tenent una compañía de servicios informativos nos deja en claro como los dineros de Putin
compraron influencer, periodistas para distorsionar las informaciones y desviar
la atención pública, Plataformas rusas
fueron instaladas en la frontera de Venezuela custodiadas por un grupo guerrillero
y desde ahí hasta hoy continúan influyendo sin cortapisa alguna en nuestra
vida política mediante falsas informaciones, calumnias, encubrimientos.
Tres espías rusos fueron entonces detenidos en
Bogotá y el espionaje de la inteligencia madurista se mantiene hoy de forma
intensa. Pegasus y otras compañías
independientes no vigila exclusivamente políticos, congresistas,
prevaricadores, corruptos sino que frente a la amenaza que supone el terrorismo
internacional para nuestra civilización,
tal como se está hoy viviendo en Europa, Pegasus ha actuado
eficazmente en el caso del doble
espía Pablo González pagado por Putin o descubriendo, repito, el caso de Tenet
la pequeña oficina que de pronto convirtió a sus socios en multimillonaria con los grandes pagos que Putin les hacía para desinformar a la
sociedad norteamericana. Pagos que se cumplen con facilidad a muchos(as) Influencer para que
propaguen infundios desacreditando a algunos políticos demócratas. ¿A qué es lo
a lo que teme Petro? Nombrar como Director de Inteligencia de las Fuerzas
Militares a un exguerrillero del M19 fue un mayúsculo despropósito cuyos
efectos se investigan ahora y que podría dejar al descubierto las
operaciones secretas de estas
plataformas en Colombia. ¿Qué sucede con
el espionaje ruso y las intervenciones de Hamás ahora que universalmente se está condenando al gobierno criminal de Maduro con sus bases
militares rusas? Pegasus entró en el celular de Pedro Sánchez en los momentos
en que éste le hacía concesiones inauditas al Rey de Marruecos y traicionaba al
pueblo Saharaui, por eso se mantiene inquieto, azorado. Aquí sucede lo mismo y
atando cabos lo que está de por medio no es la defensa del ciudadano para que
ningún malévolo le escuche sus
conversaciones sino que lo que Pegasus
nos está avisando es que la amenaza desatada por esas plataformas contra Colombia es algo demasiado grave pues tratará de
desvirtuar las próximas elecciones presidenciales.
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