LA CIUDAD SON LOS
PEQUEÑOS DETALLES
Darío Ruiz Gómez
¿Qué es hoy un Plan
de Desarrollo de una ciudad? Cifras,
veladas promesas sobre mejoramiento de la calidad de vida ciudadana? O ¿es lo
que hace décadas se critica, unas cifras
abstractas en contravía de lo que constituye específicamente la vida ciudadana? Lo
contrario a lo que propone Lyotard como economía libidinal, el principio de
realidad y el deseo. Los intangibles que son el fundamento de una diversa
cultura urbana. ¿Cómo plantear las estructuras del desarrollo social si no se
tienen en cuenta las realidades de las distintas áreas urbanas? Lo que hizo
Fico al recibir la ciudad fue solicitar una investigación rigurosa sobre el
estado en que la Alcaldía de Quintero
había dejado las arcas. Y las sospechas no partieron de
Fico sino de la ciudadanía que durante cuatro años sufrió en carne propia la inseguridad
en las calles, el fracaso de la integración del transporte, el deterioro de
escuelas, parques, la presencia de las organizaciones criminales actuando con
total impunidad. Pero lo que se le olvidó a Fico y a su equipo fue in situ dar cuenta sobre lo que
este abandono de la ciudad supuso, ni una nueva vía, ni un nuevo puente, ni una
sola normativa en una malla urbana
envejecida y que reventó ante el desmedido parque automotor, ante la ausencia
de vías de integración urgente entre los municipios del área metropolitana. Un
balance de cruces sin terminar y
causantes del colapso vial a las salidas y entradas de la ciudad especialmente hacia
el Sur y hacia el Norte, ciclovías
horrendas, el abandono criminal de soluciones viales que exigen una
respuesta inmediata para que el desplazamiento de la ciudadanía hacia sus
lugares de trabajo se cumpla rigurosamente ya que los atascos, los fallos
técnicos continuos en el metro, el confinamiento de barrios enteros por las
bandas han convertido a Medellín en una verdadera pesadilla. El derecho a un
eficaz sistema de transportes es un Derecho Humano consagrado y una respuesta
al confinamiento. Pero ahí continúa sin rediseñar la glorieta donde el flujo
vial se estrangula, donde entrar en su interior es jugarse la vida y de hecho
este error causa muchas muertes en accidentes al año. La ciudad son las aceras
para los peatones. Pero en estos cuatro
años de horror del quinterismo las
murallas de discriminación social han aumentado indecorosamente y esta discriminación
paradójicamente ya se da hasta en los barrios más modestas impuestas por
los nuevos poderes locales. Sobre un papel se diseñaron supuestos bulevares en
algunos barrios del Norte que hoy dan grima, tal como lo da la Diez convertida en una
venta de empanadas y chorizos y no en el boulevard que desde Las Palmas hasta
el Aeropuerto hubiera cambiado la vida para los peatones y visitantes. Se
recomendaba que los funcionarios municipales caminaran la ciudad verificando personalmente esto puntos críticos
cuyo fracaso urbano y estético se disimula aún a la hora de señalar culpables bajo lo peor: el contratismo y la ausencia de
veeduría ciudadana.
¿Cuál es la educación
que reclama nuestra niñez y juventud?
¿Cuál el concepto de docente y de alumnos(as) y las espacialidades de las nuevas
aulas pomposamente presentadas como
nuevas tipologías arquitectónicas? Decir “Educación” es no decir nada en manos
de Fecode, como lo es decir vías públicas en una ciudad donde cada día matan
una calle, donde no hay – lo repito- un solo plan de renovación urbana, donde
los vecinos no tienen ninguna
representatividad. Lo que quiero señalar
es que cualquier tipo de plan de
Desarrollo urbano para no
convertirse en un fracaso debe partir de
estas comprobaciones in situ. En estos
detalles que escapan a la vista de los planificadores está la existencia de
nuestra ciudad.
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