¿ A CUÁL CIUDAD
ESTAMOS REGRESANDO?
Darío Ruiz Gómez
A medida que vamos
conociendo la terrible dimensión de los
delitos de los cuales se señala a Quintero y sus colaboradores(as) no salimos del asombro de que tales desmanes hayan
estado prácticamente sucediendo ante
nuestros ojos y ante la supuesta
fiscalización de los Entes de Justicia que no profundizaron en cada uno de estas denuncias; delitos cometidos en medio de un carnaval de irresponsables que convirtieron el
presupuesto municipal en un derroche de
malversaciones amparados en su condición
de jóvenes que habían sido ungidos por Petro para “condenar la corrupción imperante” y terminaron deslumbrados por los viajes de turismo, los vehículos de
lujo, las grandes comilonas. Toda una
comedia de Almodóvar. O sea una demostración de plebeyismo delirante
teniendo en cuenta sus orígenes sociales de clase media o clases populares cuya
representatividad reclamaban y a la cual
rápidamente traicionaron porque el hecho es que cuando ahora cesa su gobierno estos muchachos(as) ya no pueden volver al barrio,
ya no pueden recorrer a pie las calles
tanto es el odio que las gentes sienten por ellos(as). Y la mejor demostración
del buen gobierno es la de que el gobernante pueda seguir confundiéndose en la calle con una
ciudadanía satisfecha. Convertir la Alcaldía en un búnker y no volver a tener la experiencia de la ciudad fue entonces comenzar a desconocer
los cambios que iba acusando la vida cotidiana, las
transformaciones que en lo referente al uso del espacio suponen los refugiados
venezolanos, los extranjeros que al escoger Medellín como lugar de
residencia han planteado radicales modificaciones respecto a
la idea de ciudad. Además de las lógicas transformaciones causadas
por los desplazamientos internos de población lo
cual implica la necesidad de un reconocimiento inmediato de esa nueva ciudadanía, un concepto
diferente de los territorios, de los barrios dentro de los barrios que
replantean la cartografía de lo que hemos venido llamando Comunas.
¿Cómo enfrentar esta
problemática sin una teoría urbanística
de aproximación o sea sin una idea de ciudad acorde con estos shocks culturales? Lo que hace veinte años llamábamos la
necesidad de releer la ciudad, de no
confundir el maquillaje de los espacios
y zonas verdes con el verdadero urbanismo que acepta con los instrumentos
teóricos debidos la complejidad de la problemática de una ciudad cuyos bordes tal
como se demuestra en el traslado de población de El Poblado hacia Oriente son otros y habría que haber planteado a tiempo un Área
Metropolitana para evitar el caos que está causando la conurbación
propiciada por los “urbanizadores de
lotes” que destruyen sin cesar el medio
ambiente y nos recuerda en este momento que el juicio a los malos funcionarios
que saquean las arcas de una ciudad es el derecho de los ciudadanos a defender su ciudad reapropiándose de sus espacios, devolviéndoles
el significado que borró el atropello de las estructuras criminales, la nueva y
salvaje especulación eufemísticamente calificada como “gentrificación” Esta banda de jóvenes salidos de no se sabe
qué organización capaz de darles 100. 000 votos más que su contrario ha sido la encargada de desacreditar la
imagen de la juventud como la de una energía moral reacia a la falsedad, a la
corrupción. ¿Qué ciudad se ha entregado al nuevo Alcalde? Ojo: De los delitos como el amiguismo o el tráfico
de influencias sólo se salva el
gobernante que gobierna para y con los ciudadanos desde el vendedor ambulante
hasta el empresario, el gobernante que escoge a los más indicados(as) y trata
de hacer realidad la ciudad que, como un
anhelo, todos llevamos dentro.
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