Poema
Sara González
Estás tú, ahí, frente al espejo,
desnudando tu alma,
lentamente desabrochas tus miedos,
uno a uno cae a tus pies,
y ese rencor que anuda tu garganta,
se resiste.
Mi pupila desde lejos recorre,
cada recuerdo de tus amantes, tatuado en
tu piel.
Y así te amo, vulnerable e indefenso,
sin máscara y armadura, puro, limpio y
diáfano.
En un segundo eterno, toco tú alma.
Qué hago con este corazón que
desgarrado quiere desprenderse
Y abandonar este cuerpo quebrado,
Qué hago con este corazón
Mustio y marchito como esas margaritas
deshojadas y tristes que me observan desde la ventana.
Qué hago con este corazón que pesa más que
la misma muerte, que no quiere dejar de latir aun cuando le suplico que guarde
silencio.
Qué hago con este corazón que se niega a
dejar de sentir,
que se niega a morir,
que late contra mi voluntad,
que se rebela a su destino, que me recuerda
que, aunque no lo quiera estoy viva.
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