EUFEMISMOS Y FALSEDADES POLÍTICAS
Darío Ruiz Gómez
Insisto en que el eufemismo está haciendo
imposible que en Colombia lo que llamamos comunicación sea la oportunidad para
el diálogo :”Los eufemismos, leo en Google, son las palabras o expresiones que los
hablantes utilizan en sustitución de las palabras tabú” O sea la verdad de un
hecho que incomoda política o sexual o racial y ha sido
convertido en una palabra que no se puede pronunciar. Me ha llamado poderosamente
la atención que el eufemismo y los eslóganes sean el lenguaje “decoroso” que le
solicitan a sus contrarios los grupos del feminismo más radical, naturalmente
de la izquierda caviar criolla. Porque es en la vida política donde el eufemismo manipula ampliamente el habla, que edulcora y tergiversa
por lo tanto las palabras: esto reduce el lenguaje a una simulación verbal donde va quedando ausente la resonancia significativa de los
hechos o de los sentimientos, los contenidos doctrinarios que necesariamente nos diferencian. Jean Baudrillard como ninguno mostró el alcance de esta manipulación
del lenguaje con fines que los grupos políticos radicales han ido demarcando.“Estos
lenguajes ya no son un lenguaje de la
misma manera que la imagen de síntesis no es una imagen” Repito lo vemos en los
delirantes Fek News-falsas verdades- que manipulan algunos telenoticieros para mostrarnos que la policía es la culpable de los asesinatos durante el
tenebroso estallido social y no lo es la Primera Línea que continúa macheteando
policías en la Plaza de las Américas sin que intervenga para nada la autoridad
de la Alcaldía. Reducir a emisión de escuetas noticias los alcances morales y sociales que tiene un
hecho de violencia para una familia rota
por estas violencias que carecen de condena es pues la irreflexión.
¿Cómo se puede sino con las
falsedades a las cuales se recurre a través
de lo digital confundir comunicación con publicidad política e impedir que la dura realidad de la violencia
nos permita reflexionarla? Esta falaz neutralidad jurídica de nuestra
Justicia es la que permite que se monte
un linchamiento mediático contra un
determinado y previamente escogido personaje con el fin de desacreditar una
colectividad política o religiosa, los ejemplos recientes cunden. Lo ha
demostrado desde un principio y lo sigue demostrando –no cesaré de repetirlo- al negarse a tipificar el terrorismo, el desplazamiento de
comunidades, la tortura, la presencia de las víctimas. Las fugas del Paisa y de
Iván Márquez se hicieron desde un espacio digital que se difuminó con otra noticia cualquiera. ¿Quién es Iván
Márquez, quién el Paisa? ¿Por qué siguen sin preguntárselo a Enrique Santiago
que sabe dónde está Márquez en estos momentos? Lo virtual permite crear clones
y a los clones crear réplicas de clones y lo que llamábamos realidad es ahora
espectral. Los Obispos de Chocó y de Antioquia jamás “han visto a Benkos Biojó”.
Vencer esta holografía que nos ha separado de nuestras comunidades debe ser hoy
el propósito mayor de una sociedad que “quiere verse y hablarse”. Sabemos que
en estos momentos cerca de 5000 indígenas, comunidades afrodescendientes llevan
meses confinados en sus territorios condenados
a morirse de hambre ya que el ELN ha minado sus fronteras, asesinado a muchos
de sus dirigentes, conocemos los desmanes de las Disidencias de las FARC y del
Clan del Golfo pero ¿Porqué Monseñor Darío Monsalve y sus prelados no se habían
pronunciado hasta ahora? Sabemos que las Comunidades indígenas han sido sacadas de estos territorios por Coyotes
que las han llevado a morir de hambre y necesidades en las ciudades pero ¿Hemos
visto la solidaridad de los antropólogos, de los sociólogos, de los
ambientalistas? Vimos morir a una madre
indígena y a su hijo al pisar una mina colocada por los
delincuentes del ELN. Y ¿Qué dijeron en su momento los Obispos de Antioquia y
del Chocó? Acaban de leer un Comunicado donde finalmente después de recurrir a
los eufemismos de siempre “grupos alzados en armas” “conflicto armado”
“contaminación de los ríos”, terminan
orondamente diciendo que el único victimario en esta terrible situación es el Estado
Colombiano y no el ELN, las Disidencias de las FARC, el Clan del Golfo. Definitivamente soy un católico de la Iglesia
silenciada.
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