LOS NIÑOS
Antonio Arenas Berrío
Esta ficción corta, de la
escritora Bogotana, Carolina Sanín, no va más allá de 148 páginas, está
dividida en tres partes y cada parte
numerada. La I parte esta marcada del 1 al 5, la II parte del 6 al 12 y la III
parte del 13 al 18, dando una organización y orden para seguir con atención la
lectura de la narración. El hilo descriptivo se construye a través de la ciudad
de Bogotá, de una mujer solitaria llamada Laura, su perro Brus y “un niño” de
la calle que aparece de repente logrando alterar la vida de la mujer y su
entorno laboral. “El niño” desconocido es llamado por la mujer, Fidel, pero su
verdadero nombre es Elvis Fider Loreto Membrives, no se sabe quiénes son sus
padres, tiene seis años y medio, se desconoce su origen y su fecha de
nacimiento. Laura, una mujer sola que vive de las rentas de unas salinas heredadas
y que trabaja para unos ancianos por distracción más que por necesidad. Su
existencia es vacía y monótona, no tiene novio, otros devaneos y se desconocen
sus amigos más íntimos. La llegada del “niño” la altera a tal punto que el
lector cree que “ella” cae en divagaciones e incoherencias. Su vida parece ser
aburrida y corriente, pero todo esto se ve trastornado con el arribo del “niño”
a su vivienda y que inicialmente no pasará a convivir con Laura. La presencia del “niño” va a cambiar la vida
de Laura, alterando su rutina, sus hábitos y costumbres y lo más significativo,
su trabajo, el cual abandonará pronto. La ficción comienza con una frase
tajante y alegórica pronunciada por “una mujer desconocida” que cuida los
carros en el supermercado. Laura, oyó que la mujer le decía: “Le tengo al
niño”. Con la aparición del “niño”, la novela da un vuelco, al principio
sosegado pero conforme avanza se hará más claro, más preciso. ¿Le vendieron el
niño? ¿Se lo regalaron porque la vieron sola, soltera y pudiente? ¿Es un
fantasma? La novela empieza como “un drama social” cotidiano: “un niño de la
calle” que es “ofrecido”, para de pronto pasar a ser una aventura de intrigas y
poder conocer qué fue del “niño aparecido” y finalmente termina siendo un
relato de terror, no se sabe si se está ante un “niño” o un fantasma. El tema en la novela corta, en
esencia parece ser la protección de “un niño” de la calle “prometido” por una
desconocida en parqueadero de un supermercado y que repentinamente aparece en
su puerta y no se sabe de dónde vino, ni como apareció el “niño”, puesto que se
desconoce todo de él. Fidel no le dijo a Laura de donde venía. Ahora bien, la
novela, en realidad, es una perspicaz “crítica social” que gira en torno a la
pregunta de si: ¿se puede vivir en dos lugares a la misma vez? Un lugar que
parece real y otro lugar imaginado en las divagaciones de Laura. La novela es
“una creación literaria” de lo que podría llamarse los inicios de una “adopción
simple”. Una crítica a la burocracia estatal y las casas de adopción en una
gran ciudad. Una “creación literaria” de una vida fantasmal de “un niño
aparecido”. La escritora maneja una prosa franca donde se recalcan los diálogos
y frases cortas entre la mujer, “el niño” y el perro Brus. Es a través de esta prosa sencilla donde se
va destilando de manera paulatina esa “problemática social” que termina con un
resultando alarmante para el lector que reconoce como son tratados “los niños
de la calle”, en los lugares de Acogida, Casas Hogares y Sitios de Adopción contratados
por el Estado para atender este tipo de población de la calle. “Un niño” que
llevó Laura, a la mayor institución del Estado. “Un niño que llegó a su puerta
y de la cual Laura dijo lo había encontrado en la calle”. Se trata de “una problemática social” grave,
“los niños abandonados” en las grandes ciudades y la respuesta del Estado y el
sector privado que administra los programas sociales para la población más
pobre y vulnerable.
Una de las dificultades sociales y éticas de la condición humana en todos los tiempos habidos y por haber. ¿Un abandonado? ¿Un huérfano? ¿Un desamparado? ¿Un fantasma? Laura, deberá enfrentarse a “un problema social y legal”, la disyuntiva que establece la Ley frente al “paradigma de la protección integral y la adopción”. Y la otra Ley que no está escrita pero esta tallada en el rostro de “los niños abandonados” que circulan por las calles de la ciudad. “Niños inocentes”, abandonados al destino, almas nobles con un presente y un futuro incierto. Mujeres que quieren “hijos no biológicos” para hacer de sus vidas algo mejor en una sociedad, deshumanizada e indiferente ante sus “niños”, donde la burocracia y el poder impiden a veces cualquier acto de solidaridad de destino o solidaridad familiar. Toda la trama de la ficción corta, gira en torno a cuatro actores principales: Laura – mujer – sola. Niño – desconocido. Brus - perro de compañía. Ciudad – de poca acogida para “los niños” abandonados. Las relaciones establecidas entre ellos y los vínculos afectuosos son algo raro, que dejan un sin sabor e incomodidad al lector de la ficción. Situaciones cambiantes, divagaciones, isla desconocida, ballenas, casas etc. Carolina Sanín, como escritora hábil utiliza un lenguaje sencillo, mesurado, que prescribe la información y las explicaciones dadas y estableciendo una tensión en el relato. La novela, profundiza subrepticiamente en disertaciones de tipo crítico sobre las condiciones de “los niños abandonados”. La ficción resalta la burocracia estatal, torpe, lenta e infructuosa, en contexto de los Albergues y las condiciones de “los niños” que van allí. La destreza de Laura para buscar el “niño”, su relación con “el niño, el informe incoherente que recibe y por el cual ha pagado una suma de dinero, el lugar donde vive “el niño” resultan raros en una sociedad que dice proteger a sus “niños”. La supuesta formalidad y cotidianidad de la narración social se van desvaneciéndose gradualmente hasta acabar floreciendo una ficción con visos de aparecidos, lugares imaginados y fantasmas. El título de la novela corta, representa un desafío social al lector “LOS NIÑOS” y se puede preguntar como lector: ¿Le pasa algo a “los niños” en la ciudad de Bogotá? ¿Qué representan “los niños” en esta sociedad? La crítica social, es clara, algo pasa con “los niños” en esta ciudad. No nos dejemos impactar porque la novela posea elementos fantásticos, isla, casa ballenas, fantasmas, y dos cuentos que darían una salida digna a la vida y el futuro de “los niños”. Empero, la lectura lenta página a página de la novela Moby Dick, del escritor, norteamericano, Herman Melville, pareciera ser un pretexto para hablar de “un niño” y de “ballenas”. Recuérdese que Ismael, en la ficción de Melville, es “la voz” que narra la historia. Se trata de “un niño”, o un joven, que ha resuelto entrar en el mundo de la casa de las ballenas, está motivado por las aventuras que desea experimentar, pero se da cuenta de la crudeza del trabajo de ballenero. También, en la ficción la cita de la película, “Gloria”, de Jhon Cassavetes. Es otro subterfugio para escribir “LOS NIÑOS”. Y para narrar y hacer una “denuncia social” en el trato con “los niños” en las grandes ciudades. La película cuenta la historia de “una mujer”, exnovia de un Pistolero, que ayuda en la huida de “un niño”, que es buscado por la información que puede suministrar. El filme sucede en la ciudad de Nueva York. Se ve la sucesión melancólica de la película y la intrigante trama llena de sensibilidad frente a la situación de “los niños”. Carolina Sanín, nos plantea una novela sensible y encantadora, con la capacidad para agarrar a cualquier lector. Con una historia misteriosa y turbadora, Toda novela cuenta una historia y en la historia deberá pasar algo. Una historia de “un niño”, fingida y tejida de cosas que comúnmente suceden o son creíbles. Es una historia ficticia y al mismo tiempo parciamente inventada. La verdad de las mentiras sobre “los niños” en una gran urbe.
La novela “LOS NIÑOS”, es una manera estupenda de revelar la situación de “los niños desamparados” en las grandes ciudades. Vidas de “niños inocentes” atrapados por la pobreza, la violencia y el abandono social. Vidas utilizadas por los adultos para ejercer la mendicidad en las calles.
Vale la pena leer la novela
corta, “LOS NIÑOS”, que ha tenido “tres ediciones” y representa una de las
mayores sátiras sociales sobre la vida de “los niños abandonados” en la ciudad
de Bogotá.
antonioarebe1@hotmail.com
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