Poema
Azucena Ibatá Bermúdez
En los labios de Alondra
maduran los arándanos de la noche.
Explora la carne,
el zumo de los vellos
en la mazmorra del Búho.
El deseo de las manos hiere la madera,
los clavos saltan
como el sonido de los grillos en el invierno.
Entre las ruinas del éxtasis
las aves siguen su vuelo onírico.
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