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Medellín: la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio o la expulsión de su patrimonio.
Víctor
Bustamante
El
Centro clausurado, relegado, abandonado. Debí decir, su temporalidad
avasallada, los paisajes de estas calles que hemos vivido, que buscamos, que
cada día cruzamos, van en barrena hacia el deterioro; solo sirven para caminar
rápido, no detenerse, ya que se notan atestadas de vendedores de cachivaches; signos del
hacinamiento. Las que eran calles elegantes como Junín y La Playa, Maracaibo,
Caracas se han ido perdiendo, ni que hablar de la Av. Juan del Corral, Palacé,
Cundinamarca, ni de las calles de Guayaquil tomadas, por el comercio, por la
rentabilización desmesurada: sinónimos totales de la realidad y del descuido.
Cada
calle que caminamos es la misma con sus fachadas repletas de anuncios
comerciales, con vitrinas, parqueaderos, bodegas y depósitos. Y así, es casi
imposible un viaje al interior de nuestra memoria, solo existe una memoria que
son las próximas ruinas en que cada día se convierte el Centro. El culto que se le ha rendido al desarrollo ha colapsado,
la desmesura por lo nuevo lo ha convertido en un galpón, visible en las noches
cuando toda esfera de socialización queda abolida y, aún más, cuando caminamos
las calles con fachadas de esos no-lugares asimilados con las persianas, no
americanas, sino las burdas, que son el producto más acabado que fatiga este paisaje
nocturno.
El
neoliberalismo y sus mandíbulas, donde se incrustan dientes de acero en
quijadas de acero, no solo muerde a las personas al volverlas ápices del
mercado sin garantías sociales, y si a las personas les pasa ese afán por el rebusque
en todas las esferas y estratos, qué diremos de la ciudad misma. Ni que hablar.
Ese es el paisaje hacinado de cada día y que cada transeúnte ilusorio recrea los
domingos en esa sucesión de espacios cerrados desde el inicio de la mañana
hasta las primeras horas de un domingo por la tarde, cuando hemos sido
expulsados de esa ciudad que solo luce las fatídicas cortinas de hierro como si
el Centro fuera un Sanandrecito, una inmensa bodega en que se ha convertido,
con sus calles atestadas y apestadas por
la economía del rebusque, junto a aceras y paisajes deprimentes de la pobreza
expresada por los durmientes callejeros y fachadas muertas; y detrás de mí, en
esta caminada solitaria, ese sol amarillo de la tristessa, diría Kerouac, que se derrite a lo lejos y calcina la
fachada del Hotel Nutibara, que cohabita como parapeto a la destrucción de la
Avenida Juan del Corral.
Así
Medellín, su Centro, poco a poco convertido en ruinas; cada Administración municipal
y sus añagazas patrimoniales lo relega. Así Medellín, su Centro un no-lugar, hacinado
en la economía del rebusque de los días ordinarios, abandonado los días de fiesta,
los domingos un Centro tranquilo pero desolado, vacío, helado tan supremamente oscuro
que nadie o muy pocos de sus habitúes bajan a descifrar las líneas de sus
calles. Poco a poco la cortina de hierro inaugura un almacén, una
venta de buñuelos, de pollos, o su obra más lograda: abren un parqueadero,
creando a su alrededor esas zonas aún más muertas. Así el Centro, aún más oscuro
y aún más frío, deshumanizado de una manera que desborda cualquier recuperación.
Esa tarde me deprime.
En
un no-lugar solo hay el vacío, nada invita a caminar, a recorrer como un febril
transeúnte citadino los diversos sitios. Medellín convierte así su Centro histórico en
el eufemismo y la dilapidación, en el escorzo del silencio, en la urgencia de saber
que hay pocos sitios apacibles para conversar, sino siempre de afán; la premura de
huir. La hilera de rejas de hierro que uniforman las calles, la han convertido en
ese Centro fantasmal donde no hay derecho a la nostalgia, sí al tedio. Así la
ciudad fundacional destrozada, vuelta añicos, solo la rentabilidad como presupuesto
para que se redima desde todas las esferas, tanto de la oficial como aquella
que se adueña del Centro con su vacuna paisa no precisamente para el Covid. Así
Mede-hollín. Es decir, aquella que señala con un slogan simple, inexpresable y
burdo por su generalidad: Medellín, Me cuida.
En
este desastre continuo no sabemos a quién ni a qué
entidad apelar para que haya vida en el Centro. Lo que es distinto al ruido, a
la travesía que se nota desde el habla de la ineficaz gerencia del Centro; aún
no sabemos sus funciones fuera de articular eventillos de tercera categoría para
llenar planillas y justificar que algo se hace así sea mínimo y ridículo. Pero así
es, ya que solo es una extensión en orden jerárquico desde la estolidez de los alcaldes
poco ilustrados, meros políticos despreciables, zafios, y todos sus
funcionarios, que poco les importa el Centro, la ciudad misma.
En
este orden de ideas cuando se creó la Agencia para la
Gestión del Paisaje y Patrimonio, y ese proyecto fue presentado en la Casa
del Patrimonio en Prado pensamos con ingenuidad que por fin ese tema tendría dolientes.
Se habló de comprar la casa de Pastor Restrepo en el Parque de Bolívar, se habló
de que allí funcionaría dicha agencia; total, no fue comprada, y eso sí, sus
dueños se atrevieron a convertir lo que era su zona aledaña, lo que fue el
restaurante La Estancia, en un centro comercial contraviniendo la normatividad. ¿Quién
reclamó a este desaguisado?: ninguna entidad del municipio. Lo cual no es
extraño en una ciudad que funciona al garete y vuelve noticia que dos alcaldes
ingenuos y mediocres entraron a Versalles y dijeron estar maravillados por conocerlo. El de ahora, aún más anodino, afirmó en campaña que reconstruiría
el Teatro Junín. Esa expresión los delata: no les interesa su ciudad, sino el
poder como escalera ante su escasa ilustración, ya que encerrados en su
egomanía no miran al Centro, sino que le dan la espalda, nunca han tenido
ideas ni proyectos sino las tonterías de siempre: lavar las estatuas de La Playa,
pintar fachadas, alumbrar casas de Prado. Hasta ahí es el límite de esas
cabezas de hormigón armado llevadas a cuestas por estos funcionarios. Así Medellín.
Pero
vuelvo a la estafa de los mayordomos que expelen el vapor de la creación de la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio.
Ante todo, con una falta de decoro, con su alcalde a la cabeza, que anuncia en
plena furia del virus una obra “de talla mundial”: Remodelar el estadio
Atanasio Girardot, mientras muchas empresas cerraban, mientras micro empresarios
se quebraban, mientras la ciudad se detenía en su furor comercial, y el paro aumentaba.
Y eso sí, el alcalde pendiente de lucir su imagen para saber cómo va en las encuestas, pura ficción de este reyecito de
plastilina. Ahí, en esa grosería, en ese anuncio de una suciedad inconmensurable,
caemos en cuenta que esta agencia ha caído en manos de personas sin ilustración
sobre Medellín, que solo piensan en las farolas dizque
internacionales mientras la ciudad se da sus bandazos y la actividad económica
se agrava. No en vano, sabemos que el director de la Agencia para la Gestión
del Paisaje y Patrimonio piensa que es Florentino Pérez remodelando el Santiago
Bernabéu, sin caer en cuenta que vivimos otra realidad. Ese fue, entre comillas,
el gran proyecto que, en vez de alegrar, cayó como un insulto
a la ciudadanía, claro que, entre ellos, el director Foronda y su grupo
asesor proclaman que es una obra que Medellín necesita a gritos.
En
sus delirios el alcalde Quintero y Rodrigo Hernán Foronda, siguen los
pasos de aquel magnate del fútbol, he aquí sus Twitters:
Alcaldía
de Medellín
@AlcaldiadeMed
16
oct. 2020
“La
Agencia para la gestión del Paisaje, el Patrimonio y las Alianzas Público
Privadas @AgenciaAPPMed , trabaja por la conservación del patrimonio, es
agencia inmobiliaria de la administración y se encarga de las alianzas con
actores privados” @RodrigoForonda5en #MedellínConecta
Alcaldía
de Medellín
@AlcaldiadeMed
16
oct. 2020
“Con
una alianza público privada haremos la remodelación del estadio Atanasio
Girardot, para lo que presentamos el equipo que estará en la etapa de
factibilidad del proyecto, que busca beneficiar a la ciudad con un escenario de
talla mundial” @RodrigoForonda5 en #MedellínConecta
Alcaldía
de Medellín @AlcaldiadeMed
16
oct. 2020
“La
intervención en el estadio genera empleos directos e indirectos, tanto en su
construcción, como en su funcionamiento, a través de un concesionario, que
propiciará actividades deportivas, cívicas y comerciales alrededor del
escenario” @RodrigoForonda5
En
este cruce de alabanzas y genuflexiones y aplausos ripiosos reaparecen las dos
palabras que son puro decorado y sainete: patrimonio y futuro. Palabras que, en
boca de ellos, perdón en sus Twitter, no dejan de ser artimaña e imprecisión. Ya
que son mensajes escritos para salir de paso, para establecer una suerte de
presencia cuando en realidad estos trinos no dejan de ser la fugacidad de un
cumplido para decir que apoyan cuando no están, para reafirmar algo de afán. Ya
que un político serio enseña nada menos que una reflexión. Pero en esta
gobernabilidad ya sabemos que no hay tiempo; son tantas las actividades y tan
pesimamente dirigidas que solo interesan aquellas de más peso, las que den
publicidad y rentabilidad. Con este Twitter parece el sueño del gran dictador,
como hijo del Gran hermano de Orwell, que quiere estar presente en los actos de
gobierno sin estar, al no poseer ilustración ni pasión por el tema abordado. A
ninguno de los dos les importa el tema de patrimonio, sino los negocios que es
el tema que subyace en lo que llaman las alianzas público - privadas. En las
cuales el sector privado se lleva por delante a los administradores irrelevantes de lo
público.
Esta
alcaldía no ha hecho nada de peso por conservar el patrimonio, dos casas del Centro, la de Mario Posada, Movifoto, y la Casa
Mariana, ambas en la Oriental, fueron arrasadas y una del Poblado, la Casa Roja
de Salmona a pesar de los requerimientos del Ministerio de Cultura, seguro
sufrirá la misma suerte.
En
la cuenta oficial del Municipio de #Medellín. Unidos construimos una
#MedellínFuturo, es visible la derrota de la responsabilidad política, ya que cuando
se nombra el futuro, esa palabrita golosina para los incautos, desde los
tiempos de Ricardo Olano, y sus negocios detrás de su aparente filantropía, ya
que quien la menciona en su Twitter debería entender que el futuro es ya. Quien
escriba esa palabra no debe apelar a ese sentido religioso, ya que la subraya como
una trampa para emboscar y embaucar al no actuar en ese presente que es
necesario intervenir. Keynes lo tenía claro: A largo plazo todos estaremos
muertos.
En
este artículo publicado en 360radio.com.co
se anota, “De acuerdo con Quintero Calle, los retos que tendrá
Rodrigo Foronda son atraer la inversión privada a la
transformación del paisaje urbano y de nuestra infraestructura, sacar
adelante, desde la Agencia APP, los proyectos del Plan de Gobierno “Medellín
Futuro”.
Casa Mariana 2019 |
Casa Mariana 2021 |
Averigüé,
indagué, en diversas bibliotecas, en Google, por los quilates del señor Foronda,
director de la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio, y en realidad sí
es un profesional brillante, pero en materia laboral. Sus investigaciones no aparecen sobre el tema de patrimonio. También he solicitado una opinión con
diversos especialistas y no conocen una sola frase sobre este tema escrita por
el doctor Rodrigo Hernán. Ojalá él nos recomendara sus reflexiones, sus ensayos
sobre Medellín, sobre la conservación, sobre los nuevos sitios redescubiertos.
La Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio, de esta manera, es otro elefante gris por el cemento que destila en sus proyectos. Allí no se tiene una sola idea para recobrar los edificios del Centro, sino darles pinturita o luces, no han realizado un nuevo inventario que recobre el patrimonio de Medellín y que se busque su declaratoria. ¿Ha caminado el staff burocrático de esta agencia por las calles? ¿Serán capaces de recuperar Boyacá, la Playa Junín, Bolívar junto a la gerente del Centro? ¿Hay legislación o sus puestos son solo cuotas de poder para burlarse de la ciudadanía? ¿Han caminado estos señores por la plazuela de Zea convertida en otro no-lugar? ¿Han caminado por el Parque de Bolívar bordeado de prostitución y droga? ¿Han presentado algún plan o les falta entereza y agallas para cumplir sus compromisos con la ciudad?
La
Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio, que debería llamarse, Agencia
para la Gestión del Paisaje y los Negocios, sigue la línea de la irresponsabilidad
al no propender por una política de patrimonio sin eufemismos. Sus dirigentes
siguen pensando en lo de la “talla mundial” como parte de los estragos de la
cultura mediática y la ignorancia general acerca de sacarle el cuerpo a nuestra memoria que merece ser evaluada y situada en su lugar, ya que cada que destrozan un
edificio, cada que dañan una fachada, caemos en cuenta que borramos la
presencia de quienes vivieron Medellín, así como esos arquitectos que la construyeron, así como aquellas personas que
hicieron fuerza por el ornato de la ciudad ahora en manos de nadie.
En
este Centro arruinado, destruido, un no-lugar definido por Marc Auge, ya no hay
espacio para la nostalgia, ante la aflicción de esos paisajes postindustriales
con su hormiguero afásico del comercio, el hacinamiento y la falta de interés
de sus alcaldes y, a más de eso, con los planes insustanciales dizque para sacar pechito, puro atrezo, como es el
banco de proyectos de la Agencia para la Gestión del Paisaje y Patrimonio, como
una nueva forma de agresividad a lo citadino. Esta agencia viene de ese lejano país,
Jauja, sin ninguna propuesta relevante con uno de los temas que le atañe, lo
cual demuestra el profundo desprecio no solo de esta entidad, sino del
Metro, de EPM, de EDU, de Planeación, de la Gerencia del centro y de la Secretaría de Cultura
con la riqueza patrimonial de Medellín.
La clase política es la ruina de todo lo que tiene grato aroma a pasado. Excelente artículo, Víctor. Felicitaciones.
ResponderEliminarQué triste con el patrimonio de la ciudad, de centro histórico no quedará ni la muestra y lo peor es que en los puestos sólo ponen a gente que no tiene ni idea del tema.
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