sábado, 12 de septiembre de 2020

EL GOBIERNO DE LAS CIUDADES / Darío Ruiz Gómez

 


EL GOBIERNO DE LAS CIUDADES

Darío Ruiz Gómez

Las ciudades existieron antes de que existieran las naciones, los Estados. La ciudad griega alcanzó la forma adecuada para la convivencia colocando el Ágora en el centro de la vida ciudadana. Y desde la revolución industrial el acelerado  crecimiento de  las ciudades  implicó  la necesidad de una nueva planificación de los territorios para enfrentar los graves problemas de insalubridad, hacinamiento, polución. De manera que el gobierno de la ciudad debe partir ineludiblemente de la tarea de hacer frente a estos retos y de proyectar a un futuro inmediato los procesos que determinarán las  nuevas situaciones planteadas por los desplazados, los grupos étnicos. Aquí cobra su verdadera dimensión  el arte de la política como gestora permanente del intercambio social derribando murallas de segregación, recuperando el espacio público como el patrimonio cívico de todos los ciudadanos(as), incorporando las nuevas tecnologías. Y aparece el enfrentamiento entre ciudades democráticas  y ciudades totalitarias. Traigo esto a cuento ante el grave impasse que está viviendo Medellín cuando Quintero  el Alcalde elegido ha ido mostrando su verdadero perfil político: el petrismo y lo que este grupo político pretende a nivel nacional. Pero aclaro que cuando  digo  Petrismo como demócrata no es para señalar a un enemigo sino a un contrario político  porque esta nueva expresión del populismo, en la cual militan tantos amigos, tantos intelectuales,  ha adquirido ya una dimensión pública que nadie puede negarle y frente a cuyos objetivos totalitarios estableceré mi derecho a la discrepancia. Ejercicio de discrepancia que son obvios  en la democracia francesa o la española donde los  distintos  medios de expresión  tienen un peso real sobre la opinión pública y  los periódicos españoles llamados por este populismo como de “derechas” están acompañados de destacados  columnistas, intelectuales  y pensadores que se oponen al populismo de “Podemos” sin que su vida corra peligro tal como sucede en Colombia. ¿Se imaginan aquí en Colombia a discrepantes  como Savater, Gustavo Bueno, Félix Ovejero, Manuel Arias Maldonado, Gabriel Albiac ? El error de Quintero fue pretender ocultar su verdadera militancia  olvidando que en la militancia pública se da un correlato entre credo político personal y ética que, al pretender disfrazarse, transforma a un respetable  militante en un  infiltrado. Y hay además al respecto un argumento contundente: quien ejerce el gobierno de una ciudad debe dejar atrás su militancia para convertirse en el gobernante de todos, absolutamente todos los ciudadanos sin discriminación alguna de clase social  o religión o militancia política. Un demócrata en el gobierno de la ciudad debe  consagrar la pluralidad que  es el derecho a que cada quién  se exprese libremente  y no al multiculturalismo que supone  la intolerancia de minorías étnicas o sexuales en lucha por el poder, tal como señala, Giovanni Sartori: “El consenso pluralista se basa en un proceso de ajuste entre mentes e intereses discrepantes. Podremos decir así: consenso es un proceso de compromisos y convergencias en continuo cambio entre convicciones divergentes” ¿Por qué entonces utilizar el señuelo de “ciudad del software” para recurrir al Big Data y atentar contra el derecho a la intimidad de los ciudadanos, para elaborar  listas de “discrepantes” medidas características de un gobierno totalitario? Sobre la catástrofe que ha supuesto Hidroituango, ingenieros de reconocida solvencia, especialistas internacionales, yo mismo escribí de inmediato  denunciando  lo que supuso una cadena de errores, y así mismo y en el momento debido se denunciaron los casos de Orbitel, Antofagasta, lo que sucede es que no es lo mismo una denuncia democrática  que confía en una justicia democrática que un intento de golpe de poder de un grupo político para conseguir un fin: fracturar la sociedad poniendo contra las cuerdas a todos los grupos empresariales y no sólo a los implicados en el caso Hidroituango. La escenificación por parte del grupo de  asesores  del golpe fue precisa y  nos pone en alerta ante el hecho de que vulnerados  los procedimientos  democráticos  lo que comienzan a utilizarse son estrategias de toma de poder. Ejemplo: Pedro Felipe Robledo y quien como Superintendente de Industria y Gobierno tal como lo relató un informe aparecido en “Las 2 orillas”  sus investigaciones sobre la dirigencia azucarera del Valle “estuvieron  cargadas  de excesos” con verdaderos “Bloques de búsqueda” irrumpiendo en oficinas, intimidando tal como también lo hizo en Tecnoglass o sea haciendo de un supuesto acto de justicia un reprobable  espectáculo. La pregunta es inevitable: ¿Debe un Alcalde velar por los intereses de los ciudadanos  o seguir recibiendo órdenes  de su grupo político?

P.D Alonso Salazar nunca ocultó su populismo ni lo han hecho Claudia López o el actual Alcalde de Cali.

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