LOS NUEVOS POPULISMOS
Darío Ruiz Gómez
Monedero el teórico del Partido “Podemos”, propietario de una empresa
personal, y, con un batiburrillo en sus ideas políticas del peronismo de
Laclau, Chantal Mouffe y algunas distorsionadas frases de Gramsci –porque de ahí no ha pasado- acaba de decir ante la incontenible llegada de
pateras provenientes de Argelia– las que vinieron a sumarse a las de Africa- que prefiere la llegada de estos miles de
inmigrantes que las de millones de
turistas internacionales que “contaminan
nuestros aires” pero, aclaro yo, tal
como está ocurriendo a causa de la pandemia, sin el dinero de estos turistas la economía española se ha venido al suelo. Ya
Pablo Iglesias con su demagogia bolivariana proclamó que
España “era un territorio abierto para
todos los desplazados del mundo”. ¿Ha resuelto “Podemos” la situación de esos
miles de desplazados que se mueren de
hambre como esos temporeros que vagan de pueblo en pueblo sin encontrar comida?
Colas interminables de gentes hambrientas buscando un almuerzo. Es la nueva estrategia de crear conflictos con el fin de desestabilizar territorios y poblaciones. ¿Por qué no han colectivizado su mansión de Galapagar Pablo e Irene para ponerla al servicio de
estos hambrientos y hambrientas de la pandemia, de los millones de españoles
que son hoy desempleados? ¿Recuerdan aquel líder sindical peronista que
peroraba sobre la necesidad de volver a la raza indígena y era italiano? La ferocidad contra cualquier
símbolo considerado como propio del capitalismo blanco “colonial” a cuántos desmanes ha llevado en Chile? Monedero,
defensor de este populismo, fue invitado
de honor junto a León Valencia en un reciente Foro convocado por la Alcaldía de
Medellín lo cual corresponde por un lado a la necesidad que tiene nuestro
populismo de crear nuevos santones ante
el desgaste de la imagen de los “viejos revolucionarios” y por otro a reforzar
al petrismo en sus políticas de agitación no ya de “la clase obrera” sino recurriendo los desarrapados, el lumpen tal como se hizo
en la primera versión de la ANAPO, el humanismo de la desobediencia civil de Thoureau caricaturizada en
protestas de borrachos y drogados en ciertas Comunas, de maestros
sindicalizados que hace diez años no van a clase. Lo digo porque el populismo,
caso Venezuela termina finalmente por ser dominado por la delincuencia
disfrazada en las “Brigadas revolucionarias” La aristofobia -a la cual en más
de una ocasión me he referido- o sea el odio a quienes se destaquen de la común
mediocridad ha sido una tradición en la
historia de España y éste nace de la vulgaridad –que viene de vulgo- tal como
Ortega y Gasset la definía en el periodo de preguerra civil: “Por lo menos en
la historia europea hasta la fecha, nunca el vulgo había creído tener “ideas”
Tenía creencias, experiencias, proverbios,
hábitos mentales, pero no se imaginaba en posesión de opiniones teóricas sobre lo que las cosas son o deben
ser, sobre política o literatura”
Si el Derecho supone
la victoria sobre la barbarie, la
respuesta de la justicia al linchamiento tribal , ésta ha revivido en el linchamiento mediático y en
las Cortes de Justicia donde se establece el dobla rasero y se olvida el Derecho: el
feroz clamor de la turba pasa a ser “la voz del pueblo”, el sombrío militante es el “representante del pueblo” Jueces
y Magistrados no tienen ya que responder a la excelencia
académica porque el “vengador del
pueblo”: se ha colocado la toga y
empieza su tarea devastadora contra los mejores, el militante –como en Pedevesa- sustituye al especialista , la supuesta educación gratuita
para los pobres se hace para debilitar
la autoridad del académica que impone y
exige como esfuerzo personal el verdadero conocimiento. En las grandes
conurbaciones urbanas, en una juventud vacía mentalmente, en el mediocre
funcionario ya prospera en Colombia este populismo que nada tiene que ver con
lo popular y si con un revanchismo
diabólico.
Excelente columna de un gran y brillante escritor. Total claridad sobre el infame gobierno qué hoy destruye a España y que tiende sus tentaculos a Colombia a través del alcalde de Medellín, Daniel Quintero, un lobo con piel de oveja.
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