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Marcha Carnaval / Medellín 2019
Luisa Vergara
Nos convoca nuevamente el
carnaval, la alegría y el color como forma de manifestarnos a favor de todas
las expresiones de vida, de este planeta biodiverso que ahora más que nunca
deja en evidencia la profunda crisis en la que se encuentra. Nos juntamos en un
grito de resistencia y reclamo para denunciar el desastre ecológico que ya
estamos viviendo, y que solo tiene su raíz en un modelo económico basado en el
extractivismo, el cual entiende a la naturaleza como un simple recurso con
valor económico para cubrir una demanda en el marco mundial, y a las
comunidades como engranajes, mano de obra barata para mantener activo este
sistema depredador.
El actual gobierno, y no muy
diferente a los anteriores, pretende iniciar proyectos bajo la bandera del
“desarrollo” y que supuestamente ayudarían a mejorar la calidad de vida de
estas comunidades, algunas de ellas, marginadas y que por años han sufrido el
abandono estatal y la violencia debido al conflicto armado. Minería a gran
escala, represas, fracking, proyectos agroindustriales, son algunas de las
actividades que se quieren imponer en diversos territorios sin importar que
esto pueda representar el cambio en la vocación del suelo, la contaminación de
las fuentes de agua, desaparición de
especies, devastación de ecosistemas, desplazamiento forzado de comunidades y
ruptura del tejido social. Dichos efectos no son un supuesto o el imaginario creado
por ambientalistas, a lo largo de nuestro país, así como en todo Latinoamérica,
ya se pueden evidenciar; tenemos el caso de la mina de carbón del Cerrejón en
La Guajira, la mina de ferro-níquel en Montelibano, Córdoba, la explotación
petrolera en la Orinoquía, la represa La Salvajina en el Valle del Cauca, y más
actual, desastrosa y polémica, Hidroituango en el norte de Antioquia.
A pesar del devastador
resultado de estos megraproyectos, el gobierno insiste en impulsar nuevos
pasando por encima de los intereses de las comunidades e ignorando los fuertes
argumentos que estas puedan tener para rechazarlos. Por esto la marcha Carnaval
cambien es un canto de apoyo y solidaridad a todas aquellas comunidades,
campesinas, indígenas y afro que desde intrincadas montañas y selvas, y a pesar
de la constante presión y amenazas por parte de las multinacionales que ejecutarían dichos
proyectos, se han organizado para
defender sus territorios, han creado sus propios planes de vida, porque la
resistencia no se trata solo de aguantar los constantes ataques de las empresas
o manifestarse cuando más se vean amenazados, también han entendido esta lucha
como una necesaria toma de consciencia sobre la importancia de trabajar en
nuevas formas de vida enmarcadas en la ecología y el buen vivir, que le hagan
frente al modelo que impone el gobierno demostrando que no necesitan un
“desarrollo” que realmente solo sirve a intereses económicos y corporativos.
Nos mueve esta realidad,
pero también un amor profundo por este planeta, por este país megadiverso,
donde la naturaleza aun vibra, donde aún sobreviven tantas culturas y es
posible así evidenciar las tantas formas de habitarlo gracias a la infinidad de
ecosistemas que nos conforma, desde el río, hasta el mar, la selva y el páramo,
hasta la misma ciudad donde aún intentamos recuperar los bosques urbanos y los
ríos canalizados o al menos su memoria. Frente a la violencia ejercida por el
gobierno en asocio con las multinacionales, solo queda rebelarnos, unirnos y
actuar.
Todo cuanto atente contra nuestro patrimonio ancestral, la tierra, nuestra agua, con proyectos impuestos por multinacionales depredadoras sin ningun respeto por las comunidades que en ellas viven con la complicidad del gobierno, tenemos la obligacion moral de rechazar y combatir.
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