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Pedro
Nel Gómez bajo la mirada de Luis Fernando González
Víctor
Bustamante
Luis
Fernando González, con sus investigaciones y con sus certezas, en esta
conferencia, nos acerca a una redefinición de Pedro Nel Gómez como una de las
personas que reflexionaron la ciudad en un momento en que había un crecimiento
tenue, podría decir, ordenado, pero que sus aportes realizados con el propósito
de una ciudad verde, amable, diferente, fueron dejados de lado. Una de sus ideas,
un corredor verde entre el Cerro El Volador hasta el Cerro Nutibara, también la
posibilidad de unir la Universidad de Antioquia con la Universidad Nacional,
bajo ese mismo concepto como una idea crear una gran ciudadela, proyecto que quedó
como una idealización de una ciudad posible, ya que los negociantes espurios
del cemento y del ladrillo, uno de los carteles más antiguos y dañinos de
Medellín, no podrían aceptar una ciudad donde existieran terrenos con
adaptación para una vida más amable y para un mejor vivir sino que la autofagia
por esos terrenos con escusas y sinecuras baladíes no permitieron que esos aporte de
Pedro Nel fueran posibles. De ahí que la ciudad construida con esmero fue ampliando
sus calles, y cada administración, como si fuera un logro y no una boutade, terminaron dañando el trazado como su mejor logro, logro inútil y ridículo, ya que con estas
calles se les abría le espacio solo al nuevo protagonista que tiene ahora en
vilo a Medellín: su majestad el auto con su flamante apariencia de progreso y
su perversa toxicidad.
Cuando
hablo de redefinición me refiero a que de Pedro Nel, Luis Fernando recobra su
aporte arquitectónico sino que también es posible mirar su faceta más conocida
la de pintor y escultor que conocemos sus murales, sus pinturas, pero esos
aportes como arquitecto y profesor siempre quedan relegados y se diluyen sin
tomar en cuenta ese carácter creativo y polifacético de Pedro Nel.
Solo
vi de lejos a Pedro Nel cuando pintaba el fresco que bordea la Biblioteca de la
Universidad de Antioquia, entonces miraba esa paciencia para ir poco a poco
creando su obra. Luego en este trasegar lo encontré ya en otra labor en la
Universidad Nacional, encaramado en algunos andamios, vestido con su bata
blanca de médico, esculpiendo sus gigantes esculturas en mármol a pesar de los
años y de su cabello blanco. Por supuesto, que allí lo veía con paciencia y con su tesón
de artista trasegando en su propia obra. Más tarde leyendo sobre él supe que
había viajado a Europa, que sus detractores decían que no sabía pintar las
manos de los personajes en sus pinturas, y esta perla que siempre me ha llamado
la atención, Débora Arango fue a su casa para solicitarle que le enseñara las
técnicas para pintar al fresco, pero Pedro Nel, en su piedra, se negó a ser su
maestro, pero esta negativa no es óbice para que ambos artistas posean su lugar
dentro del campo de la pintura.
En
esta noche, aquí en el auditorio Comfama de Aranjuez, es innegable que bajo la
égida de Luis Fernando González estuvimos siguiendo los pasos de Pedro Nel, que es
la persona de Aranjuez más representativa, ya que allí construyó su vivienda, un palacete, rodeado por la frescura del aire y de las
mangas aledañas hasta que el asedio de la apertura de calles y de las construcciones
desordenados lo asilaron en su casa. A pesar de ello, Pedro Nel siempre vivió en
esa casa que construyó a su imagen y semejanza; esa casa donde fue el creador y
el amo, el señor de su poesía interior, esa casa donde murió. Y no es una
exageración, ya que podría decir que es una de las pocas casas de artistas de
la ciudad más valiosas, ya que aquí no existe la tradición de mantener esta
clases de espacios, donde ahora, sin la presencia de sus familiares, ha sido destinada
como centro cultural, un museo, donde,
a pesar de que hay pocos objetos del artista, percibimos en sus pinturas, en los patios, en la designación de la casa, en la vehemencia de sus pasos por
esos lugares, donde lo imagino en sus corredores y cuartos cuando lo asolaba alguna
idea creativa, pero también desde aquí, desde este alto de Aranjuez, Pedro Nel
vio crecer la ciudad y como lo amurallaba esa ciudad que él podía ver desde su
lugar, y asi nos deja una huella en sus acuarelas como una visión del artista que decidió
afincarse en un sitio y lo definió a su manera.
Esta
noche Pedro Nel ha estado aquí presente, en esa resistencia continua de la ciudad
que sepulta con indiferencia a sus artistas, pero Luis Fernando nos ha dado su ciclo
vital, sus certezas, ya que en su libro, Pedro
Nel Gómez, el Maestro, arquitecto, urbanista, paisajista, ha situado en toda su dimensión el retrato de él en su vida intelectual y pública.
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