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Ángela Penagos, la Juglaresa
Víctor Bustamante
Ser poeta es una de
las más arduas tareas del escritor ya, que en sus palabras, se expresa lo más
personal de su escritura, así como sus devociones y su desasosiego. En la
poesía no hay ninguna mediación sino que, quien escribe, de una vez expresa lo
inexpresable, solo así se accede a su mundo y nos lleva a él; al escribir,
perdura en su tarea. Escribir bien es su detalle, su asombro y ese asombro y
esa perseverancia se comparten al leer uno de sus libros. Ser poeta, es ser
honesto y ético en todo el sentido de la palabra. Un poeta no miente, un poeta
eleva la palabra a la summa de sus deseos de proceder en una escritura letal
que lo posee, y, desde su lejanía, nos habla. Se es poeta, pero de otro lado no
se puede mentir. Las palabras fluyen como el agua fresca en una tarde de verano.
Las palabras se suceden y, al apropiarse de ellas, quien escribe, se expresa y
establece un diálogo con ellas. De ahí que la poesía sea un puente,
circunstancia y enajenación de los sentidos, apropiación y cercanía. Así la
poesía.
Lo anterior para constituir
la circunstancia de que en Medellín hay una verdadera eclosión poética y, en ella,
algunas mujeres establecen su escritura. Muchas veces no se escribe sobre
ellas, muchas veces accedemos al desalojo y al olvido. Considero que es un
merecimiento escribir y, a más de eso, en un medio tan cerrado, al atreverse a apartase
de la vida normal, buscar el refugio de las palabras y compartir con los otros
contemporáneos es un acto de fe. También es una manera de acceder a las preguntas personales,
y, de esa manera, a mostrar su escritura, por esa razón la poesía femenina en
la ciudad debe ser reflexionada, es un merecimiento, es un diálogo: poesía y cercanía,
palabras y lenguaje. O escribes sobre ellas o las olvidas. Y al olvidarlas no
sabes que existen te quedas solo en el comienzo,en la no lectura.
Precisamente el
primer libro que he leído de Ángela Penagos ha sido el último publicado, La Flor
de Arizá. (2016). En él se
encuentra la plenitud de la mujer que habla del deseo, del eros vivido y
presente, lejos de la queja de algunas poetas en perderse en la servidumbre de la victimización del hombre
que anda en pos de ellas y las mira con la certidumbre del placer encontrado
como refugio y oasis. En cambio Ángela disfruta y lo exige, lo venera y lo salpica
en sus poemas. Por esa razón hay totalidad y presencia, hay eso que llamamos
confianza en su ser, en vivir y sentir no en padecer y quejarse.
Pero también hay nostalgia que es la perseverancia del poeta al recordar a su madre y la bicicleta guardada como sinónimo
de que la vida deja de lado ciertos ambientes. Hasta se deja seducir por la clepsidra
que tanto ha poblado el mundo fantasioso de algunos poetas.
En ecos de marimba
(2012), hay cierto acercamiento a lo social
pero sin perder la poesía su vuelo. Hay poemas sobre las comunas, sobre las chicas
que entretejen allá su dolor y su representación, así como su legado de crueldades
y su trasegar. La poesía los escribe y describe sin pudor pero con cierta cercanía
que da al estremecimiento de saber que ese tipo de personas y sus realidades existen. Pero también la poeta regresa a su yo lleno de gozo, así sea a insistir en sus perdidos
reclamos, en la lasitud que deja el vacío de quien se va. Ecos de marimba, como su nombre lo señala,
es el recuento de algo que en ella pervive como es la figura de una niña negra que
le susurra a su oído sus condenas. El poema que más me llaman, la atención es “La
casa de Belén”, porque allí en ese espacio vital, y somnoliento a veces, trascurre
la vida de ella que aun recibe y posee las nostalgia como uno de los dones de la
escritura.
Silencios del mándala
(2008) aqui hay una exploración poética por el lado de ese símbolo tan presente en Cortázar
que abrió unas nuevas puertas a cierta percepción. Hay un poema dedicado a Óscar
Wilde, aquel que fue condenado y dejado de lado por a moral victoriana pero que
en su talento aún pervive. También hay epígrafes de diversos escritores. Aquí la
poeta se acerca a su familia, a sus asuntos cotidianos y no quiere dejarlos pasar
de largo. De ahí que las diversas circunstancias de su discurrir quiere
describirlos, reflexionarlos, decir algo sobre su presencia, sobre la inmanencia
de saber que en este mundo que ella habita hay algo que la azora. No dejar que esos
detalles pasen, que, así mismo, en esas personas que lee, en esas motivaciones
que la llevan a recorrerlas al decirle algo en un poema las vuelve valiosas por
ese poder de convocación que ella misma ha ideado para que personas, lugares,
colores y circunstancias merezcan un puñado de palabras. También, a través de los
diversos epígrafes, hay cierta actitud de indagación, cierto énfasis en mencionar
a los escritores que la acogen a través de sus poemas; muchos de ellos seguramente
son una presencia en ella misma.
Umbral del Ángel
(2009). Llevada de la mano de Rilke quien aparece en varias partes y en varias
alusiones en su libro, y, a quien, ella
le realiza un homenaje, al hacerlo presencia en su poesía. Siempre me ha llamado
la atención de Rilke por los ángeles no como una memoria religiosa, sino como
la certeza que lo conjuga, que lo llena de un mundo fantasioso que puebla su
absoluta sensibilidad. Además, en este
libro el mejor de la escritora por la pulsión, por la permanencia en la interpelación
de la poesía, también reconoce a diversas
mujeres como Meira del Mar, Ethel Gilmour, a la lejana Marga López, y a
Margarita Yourcenar; mujeres talentosas que le han servido su trampa, y su dedicación
en el camino profundo de las letras y de la pintura y, en al caso de Yourcenar, en el prestigio de su talento y de su firmeza en sus reflexiones y novelas.
Mándalas y ángeles constituyen
un mundo ilusorio de la escritora en regocijo perpetuo, alusión y refugio. Además
del tema del ángel, emerge el amor por su madre, una presencia fuerte y un tema
que se filtra en sus obras y es la llamada del amor como ella lo concibe desde
la dejadez, pero también desde la integridad que otorga el saber que muchas veces también
reclama la ausencia en esos momentos llenos del goce, de la suprema
presencia, y que a través de su escritura recobra.
En síntesis, Ángela impregna de poseía todos
los momentos de su existencia. Así mismo ha decidido hallarse en esa función y,
sobre todo, la de saber que así como ella muestra su voz, también con ella hay
otras mujeres que establecen una determinada contemporaneidad. Que no pernoctan
en el silencio sino en la acción, en la escritura sin quedarse calladas sino en
buscar en la memoria aquellos instantes a través de los cuales ella misma se ha
decidido por esa labor, que es nuestro grato ensueño, escribir, pero no como una
costumbre sino para mostrarnos su sensibilidad y, así mismo, ocupar esos lugares
que hace días ciertas mujeres han dejado de lado pero que ahora regresan con su poesía.
ESCRIBIR POESIA ES UNA FORMA DE HA.SER NHACER EL POETA QUE VA MAS ALLÁ DE LOS POEMAS H.H, H.BOTERO
ResponderEliminarConfieso que por primera vez lo leo y ha sido muy placentero. Excelente análisis de las letras y personalidad de nuestra querida Ángela, sin caer en la fácil adulación a que son muy dados tantos "analistas".
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