La Bisagra
Víctor Bustamante
Editar una revista
no deja de ser un reto pero también una presencia, de ahí que Isabel Cristina y
Andrés, junto a Carlos Ciro hayan decidido iniciar una labor en el camino arduo
de la poesía, digo arduo, porque la poesía es el camino más difícil e indiscutido
del ejercicio de las letras. Un poeta o escribe poesía contundente y decidida o
no deja de hacer versos para su entremetimiento fugaz. Pero un poeta certero
asume esa labor como el dictamen de toda una vida y en su absoluto desvelo
escribe una poesía que se torna indeleble con los años; de ahí su presencia.
De ahí que La Bisagra, una hermosa revista, una elaborada revista de poesía, mida el pulso de ese puñado
de editores, pero aún más, que conjuguen diversos momentos de la creación poética
para entregarnos una suerte de dictamen de lo que ellos buscan para perfilar su
publicación, así como su carácter que es lo que en realidad define no solo la poesía
porque los tres escriben tino la revista misma.
La palaba bisagra
nos remite a la articulación de las puertas que permiten abrirla, pero en este caso podríamos acudir a la
una metáfora que nos indica como la bisagra es la apertura a la poesía, y como,
por medio de ella, acedemos a ese territorio peculiar al abrir la revista, un legado
poético, pero vamos referirnos ese emisario que llega y nos entrega esas palabras
escritas que son la huella de estos escritores.
Hay una presencia fuerte,
y es la poesía de Gabriela Maturo; su escritura, su percepción del mundo, es de
una madurez, de una voz tan de ella que solo se adquiere con ese deseo de exprimir
de su ser, esas palabras iluminadas que pueblan su universo personal. Lo cual
solo se alcanza con esa labor de persistencia. De ahí que hemos sido injustos con
ella al solo leer y referir a Alejandra Pizarnik o a Olga Orozco.
Carlos Bedoya,
exquisito con su poesía, refiere ese universo de palabras que arden en su
escritura. Su memoria indaga por la calles, y en las noches. Y bajo el designio
de la lluvia o en pleno verano su presencia es indiscutible en el ámbito poético de la ciudad.
Su poesía respira vida, su poesía nunca ha claudicado ante el silencio donde se
entrelaza la síntesis de su escritura con la tradición que nos define desde el
fondo de la poesía.
Junto a estos dos
grandes poetas, lo mejor de la revista, hay poemas de María Polydouri de Grecia,
y además dos poetas como Martha Carolina
Dávila y Juan Sebastián Sánchez, ambos a veces con algunos poemas llamativos,
pero que a veces dejan colar versos ingenuos. De todas maneras es un inicio por el camino poético que poco a poco
los llevará a fraguar buena poesía. Eso sí con buenas lecturas y un arrojo proverbial.
También La Bisagra combina, junto a la poesía,
la presencia de un pintor. En este caso ha sido invitado Miguel Ángel Morales
quien con su brochazos indica su furia creativa; su paleta de colores nos
llena de preguntas.
En síntesis, La Bisagra es un esfuerzo loable, que
marca una percepción del tiempo, la continuación de un diálogo permanente entre
los diversos poetas con lo que se entiende y valoramos la presencia de Andrés,
de Cristina y de Carlos.
Mi apreciado Víctor no sabía de esta revista en qué lugar se consigue..abrazos
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