domingo, 30 de abril de 2017

Verbena de Poesía, Medellín, abril 27 del 2027




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 verbena de poesía


victor bustamante

cuando la poesía te llama en la noche/
cuando la poesía te llama a la calle/
& recalas en ambrosia es que aun sientes & presientes & estás vivo
& tu palabra arde/ arde con los carbones personales al filo del alba/
poesía dueña de la noche/
poesía en la verbena, noches de san juan/
noches de porfirio/ 
noches de león de greiff /
noches de alberto escobar
noches de amílkar /
pero también noches con carlos bedoya/
noches con john sosa/
noches sin oscar gonzález que se ha marchado a buscar las libélulas de abril/
noches con luis fernando cuartas y su gitana: margarita/
noches com fabián castaño que sacude las mecánicas celestes
noche con andrés e isabel cristina/
noches con la guitarra de carlos vásquez en la montaña verde/
noche de juan david soñando a españa/
noche de josé bedoya que se ha marchado a buscar los resquicios de un agujero negro/ 
entonces 
alargamos esa misma noche que nos antecedió porque ellos aun caminan en la niebla del tiempo / junto al vaho que expelen las calles bajo los retraídos faroles de la playa
cuando la palabra al rigor de unos vinos / al vaivén de un trago fuerte de ron
pulsa las cuerdas personales / vapulea a los tibios / golpea las sienes
& como un viento furioso se lleva las noticias de la noche 
pero también sacude las cuerdas & las electricidades que te devoran/
noche te poesía / de verbena de poesía / cuando un puñado de amigos
no solo celebramos la palabra 
/que aún perdura lejos de los templos de la iniquidad / 
sino que acudimos a una cita sin bautismo & sí muchos infiernos
lejos de quienes la alquilan & aniquilan
pero que aquí es presencia & esencia / plenitud & flecha que hiere el corazón mismo de la calle
cuando escribimos / leemos los poemas & caemos en cuenta
que la poesía aun nos asombra mientras el master indaga con su saxofón
las músicas de los bares que aún no quieren cerrar & nos acogen en la plenitud del penúltimo trago de ron como si no quisiéramos que la noche terminara 
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calles de medellín
30 de abril 2017


La ley naranja





La ley naranja

El pasado 26 de Abril se aprobó en cuarto y último debate la ley naranja a pupitrazo limpio y a escondidas de todos. Es lo PEOR que nos puede haber pasado en los últimos años ante un pueblo ciego, sordo y mudo donde la indiferencia va tomada de la mano por el desconocimiento. Voy a tratar de dar algunas aclaraciones de la manera más coloquial posible:
1) Qué es la ley naranja? 
R/ una ley promovida por Centro Democrático en cabeza de Álvaro Uribe cuyo objeto es desarrollar, fomentar incentivar y proteger las industrias creativas.
2) Que se entiende por industria creativa?
R/ Conjunto de empresas de los sectores editoriales, audiovisuales, fonográficos, artes visuales, artes escénicas, espectáculos, turismo, publicidad, moda, agencias de noticias y servicios de información entre otros.
3) A quienes beneficia?
R/ A las multinacionales y grupos financieros locales dedicados al entretenimiento. 
4) A quiénes perjudica?
R/ A todas las entidades culturales que NO sean grandes empresas culturales y a todas las pequeñas y medianas de los sectores anteriormente enunciadas. 
5) Consecuencias?
A) Supresión sistemática de estímulos. 
B) Pérdida de identidad cultural.
C) Desempleo.
D) Concentración de capital.
De qué se ríe señora Ministra. De qué se ríe?
La ley naranja es el piso legal para la entrada de los grandes productores extranjeros a nuestro país hagan sus ganancias y vuelvan y se las lleven.
Así como cuando a un vil asesinato de le llama falso positivo. O a los paramilitares se les llama auto defensas campesinas o bacrim. A la pérdida de identidad cultural se le llamará economía naranja.
La ley naranja propone la creación del Consejo Nacional de la Economía Naranja conformado por:
1. Ministro de Hacienda
2. Ministro del Tabajo
3. Ministro de Comercio 
4. Ministro de Comunicación (tics)
5. Ministro de Educación 
6. Ministro de Cultura
7. Director DANE
8. Director SENA 
9. Presidente BANCOLDEX
10. Presidente PROCOLOMBIA
11. Presidente FINDETER
Como pueden apreciar NO hay representatividad de las minorías. Es tanto el poder y el dinero que manejará este Consejo que los $$$ de Odebrecht son caja menor.
No les parece que desde ya la Economía Naranja huele a banano podrido?
Los grandes medios de comunicación son los beneficiarios inmediatos de esta ley. Los medios pequeños e independientes desaparecerán. No soy apocalíptico. Es un análisis juicioso y proyectivo sobre la aplicación de esta ley y la experiencia en otros países.
Como dice Hamlet: Algo huele a podrido en Dinamarca.


Marcha de Empleados Estatales, 2017



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Marcha de Empleados Estatales, 2017



 resistir

víctor bustamante

resistir aun en la calle /
en el mediodía de los silencios/
en los gritos y en las proclamas
en los miedos que perduran/
pero resistir
y saber hacerlo con inteligencia
con vehemencia
con el desarraigo necesario
pero sin contratiempo
por eso debemos saber resistir
resistir en la crueldad de los mediocres que se roban el país
que mienten cada día en la tele
que conjugan leyes con secretos para los abogados que las interpretan su manera
por eso la calle es necesaria
para resistir
para medir el pulso de los indignados
ante la insensibilidad de quienes no la tienen
resistir es la única meta
la única verdad
por eso hay que resistir
en la mañana
al mediodía
en la noche
la calle es la posibilidad
y es el camino a esa resistencia
para un país lleno de desalojos
donde la única manera de sobrevivir es resistir
por eso resistir desde el alba
hasta los hierros más negros
y seguir resistiendo hasta el fraude de los silencios
de la intolerancia que se deslíe
de los acuerdos que son solo una sucia intención
por eso resistir cn nuestra sangre
con nuestros pasos
con nuestros gritos
resistir ante la barbarie que exhibe sus uñas negras de sangre.

miércoles, 19 de abril de 2017

46. Medellín: Deterioro y abandono de su Patrimonio Histórico: El Palacio Nacional



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46. Medellín: Deterioro y abandono de su Patrimonio Histórico: El Palacio Nacional

El Palacio Nacional

Víctor Bustamante

Ahogado entre otros edificios, perdido entre la suntuosidad de las construcciones sin corazón que parecen de plástico barato y el brillo de  imitación, como las bagatelas del Hollywood y el Miami, máxima expresión de la subcultura traqueta y de los mercaderes de container, ya es imposible mirar el Palacio Nacional, al menos desde la estación San Antonio del Metro, por una razón de peso, la legislación sobre el tema de polígonos y su área de influencia que es sensible, no se cumple, o se escamotea, y ha permitido que continúen edificando a su alrededor lo que serán más centros comerciales, más bodegas, más cafeterías para vender buñuelos y más parqueaderos, con una salvedad: las prepagos y los jíbaros se extendieron por todo el llamado Centro Histórico, y Guayaquil, bajo el poderío descomunal de los comerciantes ha sido convertida en lo que podríamos llamar zona libre de prepagos y droga, al menos alrededor del Palacio Nacional, debido a que el modus operandi del comercio es en las horas diurnas. Y así, este sector ha perdido su caracterización de haber sido llamado, “Guayaquil, una ciudad dentro de una ciudad”, y ahora fulge como el amasijo de unas grandes bodegas dentro de esa gran bodega.

Algo es cierto, el Palacio Nacional, con su estilo neo románico modernizado, desde hace años, ha sufrido todo tipo de vejámenes y bajezas: desde el comienzo las críticas a su arquitecto Goorvaerts fueron implacables. Además nunca se concluyó su construcción, incluso Pedro Nel Gómez, entre el 1940 y el 1945, aventuró una reforma en la esquina de Carabobo y el costado de Ayacucho que le hizo perder identidad al querer tapar sus arcos y ornamentos, y recubrirlo con piedra traída de Suesca. Esa cicatriz quedó fija durante muchos años. A mediados del 50 el edificio entra en decadencia. El Palacio Nacional  funcionó como sede de algunos juzgados y, además como una suerte de roca Tarpeya  donde se arrojaban los diversos suicidas, y un día cualquiera, en 1988, cuando trasladaron los juzgados, y las oficinas de correos, fue declarado Monumento nacional.  Era el periodo de decadencia del Guayaquil clásico, de cafés tangueros. Como la Administración municipal nunca sabía qué hacer con él decidieron venderlo, en 1992, para convertirlo, sus nuevos dueños, luego de restaurarlo, en centro comercial. 

Debido a este nuevo uso, y abuso, Alberto Aguirre escribiría, “Odio a Medellín”:
“Donde yo administraba justicia en nombre de la República de Colombia y por Autoridad de la Ley, hoy venden condones y calzoncillos. Es esta una ciudad de traficantes: convierten lo sagrado en zoco. En el Palacio Nacional, sede entonces de los jueces de la República, se ha instalado un Sanandresito, que aquí le dicen 'Hueco'. El primer comercio de contrabando y chucherías, en menudos locales, como buhardillas, se llamó 'El Hueco', para señalar su intento de escondite. Aún existe, en extensión centuplicada. Ahí, al borde, el propio Palacio Nacional se volvió 'Hueco': en cubiles como desvanes se vende lo que usted quiera: mercancía de contrabando, mercancía legítima, mercancía chiviada, mercancía de segunda y de primera y aun de cuarta.
Y también es un Hueco el antiguo Seminario Mayor, en todo el centro de la ciudad, al pie de la Catedral Metropolitana y enseguida del Parque de Bolívar. Sus amplios salones de cátedra y sus extensos comedores fueron reducidos a locales. En el viejo despacho del señor arzobispo hoy venden Lotto Lotín, y la antigua capilla es un restaurante de comidas rápidas”.

Con el tiempo, y más construcciones de ese estilo ligero, síntesis de esa puesta en escena de Medellín, como ciudad turística, y expresión máxima del poder de los comerciantes en el arruinado Centro Histórico, el Palacio Nacional, yace ahogado entre el abandono de las curadurías que no tienen sensibilidad, para hacer cumplir la normatividad de los polígonos culturales. Poco a poco, a su alrededor, serán construidos más edificios que ocultarán su visibilidad y, por lo tanto, también dejarán de lado su significación y legado, ante la avidez de quienes solo ven comercio en cada metro cuadrado. La viveza paisa desde el cuento “El aserrador” perdura y desemboca en la mirada actual y en su estatus de mafiosa y narcotraficante que ha permeado casi todo el cuerpo social.

El día, 16 de abril, El Colombiano ha publicado la noticia sobre un próximo debate donde  46 alcaldías del país, deben de conservar sus centros históricos. Por supuesto, Medellín con las últimas vallas que dispusieron en las diversas entradas hablan de un Centro Histórico, lo cual sabemos es pura distracción, o mejor, decirlo de una vez, es la simulación paisa, ya que un Centro Histórico es otra cosa de un peso específico más serio, no la improvisación. No olvidemos que no hay manera de que se cumpla la normatividad, ya que esta es interpretada, reinterpretada a su amaño para cambiar las disposiciones ante el empuje de los sectores comerciales o inmobiliarios.

No sé cuál es el concepto de Centro Histórico al que se refieren, porque el Centro Histórico que es la ciudad inicial, en la actualidad se haya abandonado. Si miramos la movilidad de los peatones hay calles donde esta es difícil debido a la invasión de las aceras por parte de vendedores ambulantes. Si miramos el tema de la inseguridad hay personas que nunca van al Centro debido a su desprestigio. Si miramos el concepto de Centro Histórico de la administración actual, sabemos que es un Centro Histórico de ficción, ya que si avalamos cuáles son los personajes relevantes no es difícil concluir que son los jibaros, las prepago, los travesties, los llamados habitantes de la calle, los carteristas, hasta quienes vacunan los diversos negocios, y una larga gama de personas atípicos, que reemplazan a los personajes típicos Si nos referimos al tema sensible de patrimonio, observamos el ambiente desolado y ruin que se vive en los diversos parques, plazuelas y plazas del Centro y sus calles aledañas, así como el avance de los casinos, y los hotelitos de ocasión para los amantes díscolos.

En este texto se añade que el Alcalde Gutiérrez refiere la intervención de 79 edificios declarados BIC, Bienes de interés Cultural, pero no sabemos si él ya ha tenido noticias sobre la posible intervención a que será sometido el Edificio Víctor de la calle Boyacá, cuyo interior, en el primer piso, está prácticamente destruido, al igual que el edificio contiguo, el Martínez o Edificio Corona. Tampoco sabemos qué centro comercial se instalará en lo que fue La Estancia, junto a la casa de Pastor Restrepo. No olvidemos que la Administración anterior con sus planes al aire, había decidido comprar la casa del fotógrafo para disponer allí lo que llamarían la Agencia de Patrimonio lo cual fue solo fue un bluff. Tampoco sabemos qué pasará con la casa de Zea restaurada hace unos tres años y que aún se mantiene cerrada.

También, el artículo refiere acerca de los Planes Especiales de Manejo y Protección (Pemp), instrumentos de planeación que sirven, entre otras cosas, para proteger a los edificios que son Bienes de Interés Cultural de la Nación (BIC). Pero como refiere la arquitecta, María Eugenia Martínez, algunos de los problemas que enfrentan los centros de las ciudades, es el abandono, la pérdida de edificios patrimoniales y el auge de actividades y de construcción acelerada de inmuebles.

A nivel nacional, el país tiene 46 centros históricos declarados. El reto, según Alberto Escovar, Director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, consiste en elaborar planes teniendo en cuenta las problemáticas que tiene cada municipio. Por esta razón el Ministerio no ha entrado en las disputas internas entre los arquitectos de las ciudades. Sin embargo, sí debe vigilar la afectación de los BIC.

Medellín, en lo referente a su Centro Histórico, sufre una mimesis, pero no una mimesis donde se conversa el poder de su historia, que se ha tratado de negar, por el henodismo publerino de las ultimas adminstraciones, sino el fatal ilusionismo del progreso debido al imperio del comercio, al adecuar una ciudad para turistas, que vienen y luego, a los pocos días se van. O sea que al ser convertida en una ciudad de paso, es necesario adecuarla para este tipo de certámenes, que no es más que la nueva ficción de situarla como un icono de ciudad de los eventos a nivel internacional.

Si el Palacio Nacional, en su momento, fue el sitio para oficinas donde el municipio mostraba su presencia, ahora el Hollywood y el Miami son el símbolo de la nueva alianza de la ciudad al poderoso sector comercial de los dueños del Hueco y de las bodegas que lo circundan, que afirman que, con sus proyectos, Medellín, se convertirá en la Singapur de Latinoamérica. En los 13 centros comerciales se venderán puntos de venta, parqueaderos oficinas, y así mismo, en ellos, mercaderías chinas de imitación, así como el contrabando; todo se venderá como pan caliente, lo cual es cierto, así como se vendió al sector privado el Palacio Nacional, ante la irresponsabilidad de muchos funcionarios públicos.




martes, 18 de abril de 2017

LA PARADOJA DEL TIEMPO ES LA QUIETUD /Juan Mares








LA PARADOJA DEL TIEMPO ES LA QUIETUD

Juan Mares

                                                                
Macías, Luis Fernando. El libro de las paradojas                                                                Sílaba Editores, Medellín – Colombia, 2015.

“Como se sabe, paradoja viene del griego para (contrario a) y doxa, significa opinión. En Platón, se opone a Episteme, ciencia. Un dogma —palabra que viene de doxa— es una opinión que se tiene como verdad indiscutida. Para-doxa quiere decir entonces, contra la opinión establecida, aceptada generalmente”. Una paradoja es develar una verdad oculta o desvestir una verdad real de su contraria pero ambas existentes y coexistentes, aunque una inasible y la otra sujetable.

El Libro de las paradojas de Fernando Macías retoma un principio filosófico que nos viene desde la escuela eleática y atraviesa todo el periplo de los filósofos griegos y pasa por San Agustín, salta a los alemanes y por todo ser pensante que ha empezado a rascarse la mollera.

El texto está subdividido en nueve secuencias cabalísticas, tres epígrafes espejos como anuncio de la que se aviene; una dedicatoria sagrada; un prólogo donde el autor da algunas pistas.

Dentro de esta estructura, por curiosidad, uno cuenta el número de poemas por cada secuencia y este es siete; que si se multiplica por nueve nos da 63, más un epílogo suma 64 tópicos poemáticos y descubrimos que equivalen a los 64 hexagramas del I Ching, el libro cabalístico de las mutaciones. Recordemos que existe una versión con este poema de Borges al referirse a dicho libro

El porvenir es tan irrevocable  
Como el rígido ayer. No hay una cosa
Que no sea una letra silenciosa
De la eterna escritura indescifrable
Cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
De su casa ya ha vuelto. Nuestra vida
Es la senda futura y recorrida.
El rigor ha tejido la madeja.
No te arredres. La ergástula es oscura,
La firme trama es de incesante hierro,
Pero en algún recodo de tu encierro
Puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha.
Pero en las grietas está Dios, que acecha.

Cito el poema completo por ser de trascendencia tal el encuentro con las paradojas de Macías, e igual viene a cuento la gran paradoja de El niño y el trompo de Octavio Paz

NIÑO Y TROMPO
 Cada vez que lo lanza
Cae, justo,
En el centro del mundo.

El hallazgo consiste en darse cuenta que el trompo donde se pose estará equidistante a las cuatro esquinas del planeta. Cada estrella es el centro, cada galaxia, cada Laniakea. Cuánto va de Ptolomeo a Einstein. Cuánto del Ramapithecus al Homo abscónditus, de la lasca como herramienta al rayo láser. Es que leer un libro es abrirse al mundo de las percepciones y adentrarse, como paradoja, hacía la periferia de los confines del ser, el tiempo y el espacio.
Es lo que nos dice en un ensayo Angélica López Gándara, una médica mexicana, con el salpullido de la escritura, al analizar aspectos del I Ching, sorprendida por la presentación que le hace Jung y el ya citado poema de Borges:

“Supongo que al pasar de los años, algunos aceptamos que el misterio es parte de la vida y que, nos guste o no, la magia está allí, porque no podemos explicar el universo”.

Por ello es valioso el cosquilleo que Macías nos hace en torno al reflexionar poético de sus paradojas. Un libro para despertarnos de nuevo al asombro. Miremos si no su poema Los imposibles, puesto en escena desde antiguas disyunciones en donde se planteaba qué fue primero, si el rizoma, la semilla o el árbol; qué fue primero, el óvulo o el ser; el huevo o el pájaro. No es apariencia aquello que respira en grande y es trascendente puesto que lo nano minúsculo transpiraba desde antes.

¿De dónde la energía aglutinante en el amplio éter con sus rayos creando y recreando el universo? ¿Pero cómo justificar la nada si en ese espacio fluye energía y por oleadas es traspasada de espadas lumínicas? Miremos:

“Aunque vimos
los huevos en el nido

y constatamos el milagro
del pico del pájaro
rompiendo desde adentro

y se nos dijo
He aquí el acontecimiento

(…)”

El poema no resuelve nada  mientras elucubre entre los opuestos y sin embargo renueva la pregunta y culmina no en las transparencias sino en las apariencias de lo que creemos que es y no es. O que no es y es. Ese algo profundo y misterioso que siempre será.

 Aquí, en esta superficie cósmica, el germen del poema recrea la profundidad de lo abscóndito,  en el costal de lo arcano desde la sociedad del átomo a la velocidad de los neutrinos que todo lo traspasan. ¿A qué remota Laniakea llega el pensamiento y a éste, qué energía le potencia su volumen de conciencia? Desde el universo cerebral a la gran masa cósmica. Un libro pedestal, escala y flecha: el I Ching.  Otro para lijar el borde, El libro de las paradojas.

No recuerdo de qué lugar de alguna página dispersa hallé el razonar que se ajusta en tal medida al comentado Libro de las paradojas y dice: “La estructura del libro pretende ser un recorrido por los diferentes puntos de vista que constituyen el holograma de la paradoja, para confluir en una solución. El título de cada secuencia es un tema de reflexión in extremis, pues la paradoja obliga al pensamiento para hacer posible la dialéctica de la existencia”. Aquí tenemos que el referente es el todo desde el principio de la unidad del ser.

Y es cuando el pensamiento se hace verbo y recrea la paradoja en el poema como cuerpo que flota y nada a brazadas en el mar del pensamiento, evidenciando el movimiento. Mediación, meditante en la palabra que articula el universo creativo, tras la energía que empuja y motiva.

Uno se transcurre por las páginas del texto y percibe que el silencio no es vacío a no ser en el estado de inconsciencia como la quietud serena del lago sin el viento y se hace espejo del universo azul para la nube. Se parte de la materia circundante que al cerrar los ojos es el infinito etéreo, o la abstracción cimera y envolvente tras el todo en lo profundo y abscóndito del pensamiento. Lo oculto develado intuitivamente y ante la percepción de las pompas de jabón: suspiros de universos flotantes donde brillan los colores.

El poema sobre lo abscóndito es juego sacro para redimir la perplejidad donde no alcanzan las palabras y de allí la paradoja ante el silencio para percibir el todo con su ruido de luces y músicas imperceptibles.

Ciencia y poesía son la paradoja de un encuentro de influencias mutuas donde la subjetividad es evidencia desde el pensamiento para con lo intuitivo en mentes lúcidas. Piénsese solo en Pasteur,  Einstein,  Dalí,  Pelé,  Cassius Clay y Walt Whitman o en el discurso de  Saint-John Perse al recibir el premio Nobel, con todo el merecimiento del mundo al decir:

“Cuando consideramos el drama de la ciencia moderna que descubre sus límites racionales hasta en lo absoluto matemático; cuando vemos, en la física, que dos grandes doctrinas fundamentales plantean, una, un principio general de relatividad, otra, un principio “cuántico” de incertidumbre y de indeterminismo que limitaría para siempre la exactitud misma de las medidas físicas; cuando hemos oído que el más grande innovador científico de este siglo, iniciador de la cosmología moderna y garante de la más vasta síntesis intelectual en términos de ecuaciones, invocaba la intuición para que socorriese a lo racional y proclamaba que “la imaginación es el verdadero terreno de la germinación científica”, y hasta reclamaba para el científico los beneficios de una verdadera “visión artística”, ¿no tenemos derecho a considerar que el instrumento poético es tan legítimo como el instrumento lógico?”  El poeta se refería, por supuesto, a Einstein.

Observemos: el pensamiento en el cerebro es tiempo abstracto y es donde el cerebro como parte del cuerpo precisa del cuerpo total que entonces navega en el espacio, al moverse, es el tiempo. Ahora: si el reloj se daña, se detiene el tiempo pero exteriormente el tiempo sigue. Esta aporía es un anzuelo, primero un alevino y luego una ballena. El tiempo sigue, aun parándose el instrumento artificial; continúa porque no se ha parado el movimiento de la tierra, el movimiento natural.

En este entendido, el libro de las paradojas no resuelve nada y sin embargo retorna al origen del poema en busca de lo creativo es decir la poiesis. El ápice del asunto está en la bifurcación de los senderos del pensamiento donde se separa del poema y luego son poesía cuando se juntan en la Ye opuesta, luego de entre ambas parabólicas Ovalamiento o huevo cósmico. Física cuántica y poesía humana desde lo terrenal. Por ello volvemos a uno de los aspectos que nos quiere recordar el Libro de las paradojas: “Pensar y sentir en el hombre se hace uno. Lo múltiple se hace uno. Es la sociedad humana no un individuo quien se ha de salvar”.

Un poemario que te revuelca el acto de pensar: por medio de la poesía, retornar al filósofo y desde este a La ciencia,  es lo que nos lleva de la ye que se bifurca a la que se unifica. Que se puede dar perfectamente en el orden inverso.

No sé cuántos habrán escrito o hablado sobre los logros de este texto como producto de la filosofía a partir del estandarte del poema,  para encontrar el grano o veta de oro de la poesía, atrapada en las palabras pensadas y producto de la razón por redescubrir lo intuitivo tras lo abscóndito. No sé cuántos se habrán negado la sola lectura por algún prejuicio sobre el escritor, sin husmear en el laberinto de las posibilidades de lo que dicen las palabras,  desde la compulsión del poema. El texto es abarcante y envolvente. Nos lanza desde una paradoja que tiene que ver con el origen fático del hombre: desde el germen de un óvulo hasta  el origen de las galaxias como polos de una matriz ovárica inconmensurable: ¿la explosión del Big Bang? Desde lo poético hasta la oculta narrativa del verso, para disimular el ritmo del tiempo y el espacio como contraposición a lo que es sol y lanza rayos estelares. Lo semiótico frente a la filosofía como discurso. La paradoja como efecto mutuo del choque de contrarios y sin embargo complementarios. La quietud es aparente y el tiempo rotativo.

LO POÉTICO
El hecho de complementar imagen y discurso son no la presencia descriptiva de la forma y menos de la explicación del concepto; y no el discurso como río de las transfiguraciones del concepto como idea argumentativa de la objetividad razonable de las imágenes. Es la característica poética desde lo científicamente comprobable. Miremos si no, el poema  Percepciones, donde lo poético es elucubración de  realidades aparentemente imperceptibles pero científicamente comprobables y de allí, una verdad transformada en poema con el artilugio del lenguaje:

Aunque no lo veamos
El infrarrojo vuela y pasa

Aunque no lo oigamos
El ultrasonido suena y vuela

No visible o no audible
No significan no existente

Sonidos y colores
Pueblan
El silencio

Y una paradoja es enfrentar “el silencio” ante “la nada”, como sinónimos y antónimos a su vez. Y no es más que mirar el poema anterior:

Dimensiones

Espacio y tiempo
Infinito y eternidad

Se confunden

En la nada

La paradoja consiste en que en lo que se cree que es la nada, allí nada el universo, que digo, los universos, los de afuera y los de dentro.

Se puede elucubrar que el espacio es lo que ocupa la materia y el tiempo, el movimiento de dicha materia en polisémicas esferas, por no decir colores y tamaños. Y remata con el único absoluto contestable: el infinito es la eternidad puesto que paradojalmente cuando hablamos de vida y muerte estamos hablando del cambio de la materia que sigue ocupando el espacio y el tiempo como átomos cambiantes en el infinito eterno. Macías, de manera  paradójica, sintetiza en el poema al decir en el orden estructural del texto: Dimensiones frente a Percepciones. Porque intuimos una energía inmanente de la materia. A esta energía no la vemos, y sin embargo se siente. Interviene en cada giro del planeta y en cada convulsión de nuestro organismo.

La creatividad se manifiesta en la propuesta del inconsciente, expresado desde la semiótica de los dibujos donde se plantea una visión genética del universo, expresado en el elemento femenino y lo opuesto masculino, de ese encuentro la paradoja multiplicante. El universo contiene esas dos esencias contrarias que lo reproducen en sus unidades mínimas y así hasta lo inconmensurable.

LO ONTOLÓGICO
La unidad de dos es la quietud y el movimiento. Donde hay sacudimiento existe el tiempo. El movimiento es la vida cuando lo quieto es la muerte. Así puede haber sido el escudriñar expectante desde lo ontológico para una vigilia de soledades litigantes, ante la pregunta base sobre todo principio de lo existente, puesto que lo que existe es la vida, gravitante como la brisa leve pone en movimiento el huracán. De esta manera empezó quizá Luis Fernando Macías a rascarse y le fue gustando hasta construir un edificio de contrastes para encontrar lo igual frente a lo otro, dónde lo uno, es la constancia de sí mismo ante la otredad. El ser una conciencia de sí ante el universo. Materia pensante, energía espiritual frente al cosmos. Ser ya formado como homo abscónditus: hombre que escruta el universo con conciencia de sí mismo sobre lo inabarcable y solo alcanzado a vislumbrar con el pensamiento a velocidad del mismo. Velocidades que rayan en la locura inconmensurable.
La unidad  de dos a través de la transparencia en el espejo. Lo real y la ilusión. O mejor lo asible frente a lo incorpóreo y sin embargo presente como reflejo de lo tangible. Puede ser el peligro en la transparencia del agua para Narciso como el espejo del temblor ante la sacudida del cuerpo que pesa sobre el agua.

LO SEMIÓTICO
LA PARADOJA va contra la opinión de simple lógica del común, bien claro es lo oscuro  y se tiene el concepto de ello puesto que conocemos lo claro. La paradoja es un juego de opuestos en contradicción aparente, puesto que para que exista lo uno, lo otro se hace presente. Se toma como principio del juego donde se desnudan las apariencias. Ello es uno de los principios de la filosofía para poner todo en cuestión de la existencia eterna. Borges armó laberintos lingüísticos con ese juego insomne donde la memoria es el cimiento de todo el cuento de cuánto cuenta el universo, si es finito o infinito. Sabemos que existe y que su dimensión es total como suma de cantidad no determinada. No sabemos con toda la tecnología presente cuantas grandes burbujas Laniakeas contiene el universo, pero intuimos que son innumerables y esto solo lo concebimos con la memoria de nuestro cerebro cuando se descubre, en el sentido práctico de las investigaciones de los grandes telescopios, cuando estos escudriñan el universo en sus múltiples curvaturas de inmensos domos.

La paradoja se suele determinar como: “Lo que va contra lo dogmático”, es decir, moverle el piso al ser pensante y ponerlo a dudar sobre cualquier principio fijo, anteponiéndonos como una  relatividad frente a los espejos, o cuando las imágenes nos vienen de las palabras para reflejar conceptos como inventando metáforas.

Para Platón  la paradoja era contraria a la ciencia como episteme, como manantial de la investigación, al contrario era caer en lo especulativo, en el sofisma, en lo demagógico para atrapar incautos. Si nos basamos en el primer poema de la primera secuencia,  Macías nos enfrenta, al asunto abstracto del concepto “libertad”. Este sentir no suele ser visto pero se percibe como un elemento constitutivo del ser humano en su “libre albedrío”, pero lo paradojal es que cada planeta está supeditado a una órbita en concordancia con la estrella que lo súbdita. Seamos contundentes: siempre va a haber un orden jerárquico alrededor de lo cual se gira. Es como si el universo tuviese un orden maquinal como lo sostenía Santo Tomás que a su vez es un orden social. El eco del poema llega:

“Libre

es decir
esclavo
de mi albedrío”  

La paradoja consiste en que, por más que vendamos la idea de libertad, siempre vamos a estar sujetos a algo. A un sistema, a un gobierno, a un gobernante, a una ideología, a una familia, a un padre, a un otro, a un concepto. Libres sí, pero a veces encasillados, es decir, ensillados. Sobre la bestia la silla, sobre esta el ser y a vivir la incertidumbre, pues no se sabe cuándo la bestia se asusta y el ser cae polo a tierra.

Un poemario como este no es un simple juego. Da pie a la controversia. A la afirmación.  Poesía abscóndita para el homo abscónditus. Hombre con conciencia de universo. Es un bello hito de la poesía colombiana y quizá de la poética en lengua castellana.

Ahora, lo semiótico es la otra manifestación del autor por decir su lívido y manifestar lo sagrado como un péndulo entre lo táctil y lo intuitivo, entre lo efímero y lo eterno como una visión de lo complementario: si ingerimos, hay que evacuar; todo lo que anhelamos, satisfecho ya nos hostiga, esa ambivalencia dicotómica que a los orientales les dio por llamar el Yin y el yang. Como una cábala  frente al caos.

SOLUTIO
¿Este poema qué resuelve al final del poemario? Vuelve a la paradoja elemental: “En el instante / todo cave”: el instante como fragmento del tiempo donde converge el movimiento de los objetos y del pensamiento como conciencia del ser pensante y de los seres que creemos que no. En cualquier instante todo es, así sea en dimensiones relativamente opuestas, desde cualquier categoría.
“Lo efímero / permanece”: Primero sabemos que si pasa o pasó fue y ha de permanecer en otro tiempo espacial o de circunstancia. Si es cosa u objeto, permanecerá así sea como materia cambiante, y si ese acto del ser se repetirá por efecto de algún ADN en generaciones presentes o futuras. El pensamiento estará en movimiento imperceptible pero ocurriendo como una vorágine del tiempo.
“Lo frágil / resiste”: Nada más frágil que un ser humano resistiendo toda ignominia, ni niega ni aprueba: en silencio, sin ser un gladiador el sabio resiste. Esto desde lo humano. La rama del totumo es frágil por lo versátil pero no se quiebra, resiste. En lo humano es estoicismo, en lo vegetal  ductilidad.
“Lo tierno / es fuerte”: El acto noble y tierno de un niño te quiebra, la fragilidad aparente de una mujer es fortaleza. Cuando cedes al capricho de un testarudo te hace más poderoso; ya sabes su debilidad pero él no de tu conocimiento. El diamante es fuerte y fino; procede de un carbón.
Así podemos ver feuras tiernas y bellezas empalagosas. Ese poema final es la contundencia de lo sencillo mortificante, de lo mortificante como verdad, de lo verdadero como belleza conceptual; de lo pequeño como infinito invisible, de lo enorme como infinito imperceptible.
¿Cuánto va del viejo Zenón hasta pasar por Borges y llegar a esta ínsula de Fernando Macías?
Paradojas como poemas para pensar, seguir el camino y luchar por el alpiste.

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Macías, Luis Fernando. Nació en Medellín en 1957. Magíster en Filosofía y licenciado en Educación, español y literatura de la Universidad de Antioquia. Especialista en Literatura latinoamericana de la Universidad de Medellín. Narrador, poeta, ensayista y editor. Fue director de la Revista Universidad de Antioquia y director de la Editorial de la misma universidad. Fundador de la Editorial El propio bolsillo y, actualmente, director de la Colección Palabras Rodantes de Comfama y el Metro de Medellín.
Ha publicado los libros de poemas Una leve mirada sobre el valle (1994), La línea del tiempo (1997), Vecinas (1998), Los cantos de Isabel (2000), Memoria del pez (La Habana, 2002), Cantar del retorno (2003), El jardín del origen (2009) y Callado canto (2010).




domingo, 16 de abril de 2017

Guillermo Molina: Medellín de piedra y barro




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Guillermo Molina: 

Medellín de piedra y barro

Víctor Bustamante

Hace algunas noches deambulaba, desvelado, por el dial de la radio, dejaba de lado los soporíferos programas donde muelen música y dan la hora, proseguía con los programas sobre salud donde un tegua ofrece sus servicios para curar a los incautos. Me cambiaba a uno de los programas religiosos de los nuevos predicadores que infestan con sus mismos discursos, y los dejaba e lado. Por fortuna escapaba a las declaraciones de políticos, encantadores de serpientes, con su palabrería barata, o a esa trascendencia inútil en que se sumen los seguidores de fútbol. O sea, que esa compañía buscada no aparecía por ninguna parte, hasta que la noche dejó de ser una noche  no plagada de murmullos ni música de alas, sino  que la aguja del dial recaló en algo diferente, pero ilustrativo, en algo sorpresivo y de carácter: la persona que exponía, situaba la construcción de la antigua Plaza de mercado en Guayaquil, daba nota de la calidad de sus constructores, de los materiales usados, de la categoría de esa edificación, así como de su uso y de la importancia para la ciudad; en síntesis, cómo la arquitectura está presente en el desarrollo de una ciudad, y es así como cada edificio habla desde su mudez de un momento histórico, y como, con los años, se convierte en un punto de referencia para muchas personas, lo cual quiere decir nada menos que le da identidad y sentido de pertenencia a sus habitantes. De una vez quedé prendado y apresado en el programa, ya que hablar de patrimonio en Medellín, es referirse a la letra muerta, al incumplimiento de quienes deben velar porque Medellín mantenga su presencia en los diversos años en que ha sido construido y reconozca esos maestros de obra, esos ingenieros y arquitectos que le han dado lustre, que es la manera más significativa de saber que la ciudad es valiosa. Pero de inmediato pensaba en la falta de ética de los curadores, burlando la normatividad sobre patrimonio, y, de inmediato,  quise dejar de escucharlo por ese sentido de impotencia, ya que no hay manera de que las autoridades en lo cultural, le presten atención al desmantelamiento continuo de la ciudad; pudo más la calidad del expositor, su amor y aprehensión por la ciudad, que luego se revelaría como el profesor y arquitecto de la UPB, Guillermo Molina, y decidí seguir escuchándolo. En realidad aprendía, en realidad  era, es mantener la historia presente de una ciudad negada en sus altas esferas administrativas para que supieran que no es fundada por cada administración sino que la historia es lo que permite el presente de la ciudad. No es pasar de largo por sus calles y barrios, por sus fachadas y por el trasiego de creadores: poetas y escritores, pintores y escultores, arquitectos e historiadores sin ninguna pregunta ni ningún reconocimiento, es valorarla, darle su peso específico.

Luego, en esas continuas noches, supe que la preocupación de Guillermo Molina, es la misma preocupación de muchas personas, la misma necesidad de no dejar pasar de largo la escritura de la ciudad, así como no dejar de lado la especificad de ella, de cómo ha sido construida por diversas generaciones y como cada generación debe ser la garante de ese gran legado. De lo contrario siempre permaneceremos diciendo que hay otras ciudades muy conservadas y bellas, mientras nosotros, es decir los urbanizadores como una plaga con la aquiescencia de curadores díscolos, destruyen Medellín.

Por eso el programa, Medellín de piedra y barro, toca esa herida: la necesidad de que Medellín reconozca su propio valor, que ausculte en las personas que la han hecho valiosa y le dieron lustre y de quienes la construyeron. Y además el programa sirve para sensibilizar a los urbanizadores y constructores para que no sean un Cartel del cemento sino que se pregunten antes de construir un centro comercial, una urbanización, antes de que tumben una casa, qué valor histórico posee. Además el programa sirve para que los curadores dejen de pensar en ganancias y propugnen esa idea de destruirla. También, Medellín de piedra y barro, serviría para que nuestro políticos se sensibilicen, para que accedan a un proceso necesario de Ilustración y no permitan esta gran mentira que es un insulto a quienes interrogamos a Medellín: las vallas color granate con letras y líneas blancas, en las diversas vías de ingreso al Centro, tanto en la calle Colombia, como en la glorieta de la Minorista o en el Palo, donde se lee, con la flecha indicativa, que vamos hacia el Centro Histórico. Y uno se dice, ¿Centro Histórico? Talvez histérico por el descuido, el continuo abandono que el Centro vive, además de su continuo desmantelamiento, la inseguridad y el miedo de muchas personas a visitarlo.


Cuando escuchamos al profesor Guillermo Molina sabemos que hay una persona ilustrada, que interroga la ciudad, que nos devuelve esa memoria que todo medellinense debería poseer, ya que el humanismo es lo que nos hace fieles a una tradición para que la ciudad nos enriquezca con su presencia. De esa manera no nos limitamos a mirarla en fotografías que la rememoran sino que junto a al profesor Molina la interrogamos, le damos lo que es, su lustre.