Este blog, en permanente construcción, hace parte de una revisión de los textos iniciáticos nadaístas con el propósito de mantener nuestra fe intacta en algunos de ellos. Podríamos decir que es una versión remasterizada, con inyecciones letales de cinismo y humor negro, de esta doctrina creada, simultáneamente, en Medellín y Cali.
Mantenemos la fe intacta en la creación libre. Somos icoñoclastas por naturaleza.
neonadaismo@gmail.com
el dictador daniel ortega persigue al
poeta ernesto cardenal
víctor bustamante
en solentiname las aguas bordean la
isla donde ernesto cardenal
aun enseña a leer a los campesinos/
aun enseña a pintar a los niños/
& aun escribe poesía/
no es una comuna hippie donde timoty
leary come flores alucinógenas de lsd
sino una pasión descarnada por la
tolerancia & la humildad/
por la independencia & el
equilibrio/
por la vida serena & la templanza
secreta de la soledad ante el abrazo de la naturaleza
ante la desazón & las turbias
traiciones/
pero pasados unos años
continúa la persecución de aquel
de los 9 comandantes que los aniquiló a todos/
daniel ortega/ que le peina las canas
& le cepilla la caja de dientes a Stalin/
...
ya ernesto cardenal ronda sus 92 años
& ofició misas en el monte ante guerrilleros que buscaban una nueva
nicaragua
& no le pesa haber peleado contra
somoza & saber que su compañero de lucha & traidor/ fue más lejos: los
traicionó a todos /
enceguecido/
ortega/ taimado/ lo persigue con su
corazón negro/
con el hierro del despotismo que lo
ha alucinado/
la mano del dictador tropical con
cara de cantante de rancheras
ha aprendido mucho del ejercicio del
poder/ que digo del abuso del poder/
& escudado en sus dicterios se
aúna a somoza a quien tanto criticó en el ejercicio fatuo de la dictadura/
ortega ha condenado a la oposición/
le gusta el caramelo del trono con sus abusos
& la miel de su hijastra.
& la herrumbre de lo que
podríamos llamar ética alguna vez al haber traicionado a Sandino/
ortega miente & brama & acosa
al poeta con sus tentáculos
..
cardenal es un poeta/ pero no barrerá
las calles como exigieron a darío hace muchos años/ sino que el aparato
judicial quiere echarlo de su hábitat/ solentiname/
cardenal está siendo hostigado
la voz de nicaragua existe en él
cardenal busca a marilyn para cantarle
su ofrenda
& el evangelio de solentiname/
donde los trapenses oran en su comunidad por esa nueva nicaragua que cada día
pisotea el émulo preferido de somoza/
sandino lo señala con su índice/
ortega busca los fusiles & los
negocios para reencarnarse en anastasio somoza/ su ídolo secreto/ ..
¿dónde andan los 9 comandantes de la
revolución sandinista?/
..
las uñas postizas de rosario han
declarado persona non grata al poeta
& las mentiras e improperios del
solapado ortega que no enfrenta de
frente al poeta sino que blasonado por sus alfiles/
vigila como en un tropical 1984 todo
lo que se mueve en managua & más aún en toda nicaragua
ortega necesita cada 5 años otros 5
años para terminar su gobierno/
aspira al mármol temerario que no
cagarán las palomas sino los cuervos de la ira/
José ha transitado por los caminos de la astronomía y los ha
conjugado con el quehacer poético. Es un camino harto difícil debido a la ensoñación
del poeta que se ensimisma en fenómenos tan lejanos como saber que las
estrellas, las galaxias, las constelaciones, se encuentran lejísimos y solo las
podemos contemplar en la imaginación. Pero José se aparta del desmedido
consuelo y de la ensoñación presente en cierta poesía que se resume y desborda
con tantas estrellas como recurso poético debido a la escasa conciencia poética
así como al poco mundo interior que algunos las colocan con pincelada fácil en
sus versos de ocasión.
Por esa razón, José, no tan solo, que es un cultor de los
eventos en el Planetario se desborda con los fenómenos galácticos y quiere aproximarse
a ellos mediante las palabras, y así
darles su tono de poesía ante la maravilla de saber que justo cada noche, ante
nuestros ojos, el Universo no solo marcha a velocidades infinitas sino que estamos
rodeados de innumerables explosiones siderales, de estrellas fugaces, de estrellas
brillantísimas, de planetas y mundos que emergen precisamente en esa noche perpetua
del espacio interestelar.
José es uno de los escasos poetas que asumen este tema como
punto basal en su escritura, y parece que prefiere huir de ese mundo terrenal y
de las calles que él tanto conoce y disfruta, ya que es uno de los habitantes presentes
del centro de Medellín.
José María Rivas Groot había escrito hace años un poema, Las
Constelaciones:
“Amplias
constelaciones que fulguráis tan lejos,
mirando
hacia la tierra desde la comba altura,
¿por qué
vuestras miradas de pálidos reflejos
tan llenas
de tristeza, tan llenas de dulzura?”
Entonces, Rivas Groot,
en ese diálogo entre el hombre y las constelaciones, nos daba un sentido a la impotencia
de saber que el individuo, un peregrino a la sazón, se hallaba meditabundo y aplastado
al mirar la maravilla de ese universo que se desplegaba a su mirada.
Pero, José, ante los nuevos avances de la ciencia en ese
campo, que permite descubrir los impensado, se sorprende diciéndonos los fenómenos
y la importancia que ocurre y de quien
las atisba por el telescopio y se enseñorea aún más ante ese lejanía, que es la
impotencia de saber que solo atinamos a mirarlas y saber que esos fenómenos trascurren
cada noche y somos apenas aptos para avistarlas.
Y eso sí escribirlos y describirlos como hace José Bedoya.
Marcha en Defensa de los Talleres del Ferrocarril de Bello –Patrimonio
Histórico-
Víctor Bustamante
En los últimos años cada que hay una referencia al Ferrocarril
de Antioquia, la herida que no sana se abre de nuevo. Y por qué motivo digo, ¿la
herida que no sana? por algo específico: su construcción es la epopeya más grande
que ha tenido el departamento para salir del encierro en que se mantenía. El
ferrocarril permitió la salida del comercio al exterior, por medio de esa vía
la región se integraba al país y también viajaron al mar y al exterior los antioqueños y se redujo el tiempo de
trasporte tanto de mercancía como de los viajeros. Esto permitió la prosperidad
económica de la región, la interconexión con los municipios a lado y lado de la
vía, el crecimiento de Medellín, creando una capital económica solo comparable
con Bogotá. Luego, con la injerencia del sector privado al ferrocarril, ya que la
ceguera nacional nombró gerentes que eran personas vinculadas con el transporte
público, que a la postre nunca les interesó vigorizar la empresa estatal, la dejaron languidecer. También el departamento le dio la
espalda: lo vendió a la Nación, y así su caída y su ruina fueron perfectas; se abandonó
este medio de transporte que tanto esfuerzo costó en todo el país. Así mismo
las estaciones y sus bienes fueron abandonados y muchas de esas estaciones fueron
destruidas o se encuentran en un estado caótico.
Luego, en años posteriores, en el país de las leyes...que no
se cumplen o se reinterpretan o se le realizan maniobras sucias, para facilitar
que la máscara con agallas del sector privado se lucre de los bienes nacionales
se crearon algunas disposiciones, que deben cumplirse. Pero que algunos o no
las saben o pretenden desconocerlas.
He aquí una de ellas:
Mediante el Decreto 746 del 24 de abril de 1996, se declara
como Monumento Nacional, hoy Bien de Interés Cultural del ámbito Nacional, el
Conjunto de las Estaciones del Ferrocarril existentes en el país. Este decreto
surge de la necesidad de proteger el conjunto de estaciones de la amenaza de un
derribo masivo y sistemático, producido por la incontenible decisión de
liquidar la empresa que reemplazó a los Ferrocarriles Nacionales de Colombia:
Ferrovías.
Expresado de esta manera, el texto del decreto cubre todas
las estaciones de ferrocarril existentes en el país, sin privilegiar aquellas
de la red interconectada, la clasificación funcional dentro de la misma red, u
otros factores que discriminan la importancia o representatividad de los
inmuebles. Al declarar el conjunto, es clara la intención de proteger la
memoria colectiva representada en la gesta nacional de construcción de la red
férrea, pero de todas formas, deja por fuera una serie de elementos
co-sustanciales con la construcción del ferrocarril como puentes, viaductos,
muelles, puertos fluviales y marítimos, los sistemas de cables aéreos, etc.
También en el listado de bienes culturales del ámbito
nacional aparece claramente:
20 ANTIOQUIA BELLO Estación del Ferrocarril Bello, Calle 46, carrera 46 Decreto 746 del 24 de abril
de 1996.
Según reza en la reglamentación ese lugar es patrimonio y no
debe tocarse sino para restaurarlo y preservarlo.
Cuando uno lee crónicas sobre su construcción queda perplejo.
En una de ellas Cisneros, con sus ayudantes, sale de expedición a las selvas
cercanas a Puerto Berrio buscando cómo trazar la línea férrea. El narrador, Cipriano
Tobón, enseña las vicisitudes en un terreno inhóspito, selvático, pantanoso. Tanto
tiempo que duró su construcción por problemas económicos, por las guerras sucesivas
que lo bloqueaban, tanto esfuerzo para conseguir su financiación, y, de repente,
se acaba todo, por la desidia de los gobernantes. Y existe aún uno más arduo la
construcción del túnel de la Quiebra que sería toda una obra relevante en un momento
en que se encontraron por ambos lados de las diversas entradas los obreros con una precisión insospechable. Por supuesto que se trababa de un momento
donde la expresión de servicio a la comunidad era algo serio y de espíritu de
solidaridad y no en lo que se ha convertido esa labor política, y en los
pajaritos de colores con sus planes de desarrollo, y esa letra menuda con sus
propuestas que solo cautiva los intereses de quienes las manipulan.
La estación de Bello fue inaugurada el 8 de diciembre en
1913. Y era, ya con los talleres, únicos en su género en el departamento, y
ahora son la única huella memorable que ha quedado del Ferrocarril de Antioquia,
y esa razón basta para darles el uso que se merecen, y preservar esa huella. Bello
no ha cuidado su patrimonio, para citar algunos de ellos: El Club Cantaclaro,
el Patronato de la empresa Fabricato, los teatros de cine, y algunas casas cercanas
hasta la estación del metro en el propio Bello. Lo mismo que la indiferencia
ante la destrucción de las instalaciones fabriles como las de Pantex. Solo existen
las dos iglesias en el parque principal y la Casa de Menores en Fontidueño.
Sacar las oficinas de la administración del marco de la plaza,
es quebrar el casco histórico como fue concebido, y dejar la ciudad inicial sin
protección por una razón sencilla, al irse la administración esta parte de la
ciudad quedará huérfana de vigilancia, de interés por la cantidad de gestiones
que ocupan sus oficinas, y el comercio se trasladará a zonas de influencia más
seguras, sufriendo esta zona un declive. Este proceso ya lo vivió Medellín, ya
que al irse la administración para la Alpujarra poco a poco se pauperizó el
centro histórico de la ciudad. De tal
manera con en ese traslado lo mismo ocurrirá: el empobrecimiento del centro de Bello,
y su desvalorización.
Las administraciones siempre son enemigas del proceso histórico
de los pueblos, piensan que con su gestión ellas empiezan la historia y con su
soberbia, olvidan la labor social que deben hacer, y así quieren imponer su criterio, y en lo más banal establecer sus oficinas, sus centros comerciales, sus torres
habitacionales en un territorio sagrado, ya que el concepto de patrimonio de Bello, aun en su abandono, brilla por esa digna presencia de esa historia del Ferrocarril
de Antioquia en toda la región, y nada más digno que este complejo que se
expresa en la perplejidad que sentimos cada que lo observamos. Tanto sacrificio
de las generaciones que lo precedieron, para tratar de destruirlo y burlar las
leyes que lo protegen.
Bello poco a poco se ve cercada por la multitud de torres habitacionales
convirtiéndola en ciudad dormitorio, generando la aspereza de un hacinamiento
que con los días se observa. En la ciudad no hay sitios verdes de esparcimiento,
y menos de apropiación de la ciudad, por ello el patrimonio da esa posibilidad
de vivir, de tener cerca esos dignos edificios de donde le daba a Bello la responsabilidad
de mantener en pie el funcionamiento del ferrocarril, de mantener sus
locomotoras, sus vagones, sus piezas técnicas dispuestas para que el ferrocarril
funcionara.
En la actualidad este complejo, a pesar del abono es único en
el país; todo su conjunto está intacto a pesar del mal uso como parqueadero, no
sabemos quién dio esa orden y a pesar de que el Metro, con sus frases cívicas,
también ha quebrado este conjunto arquitectónico.
Como el concepto de ferrocarril se ha perdido en el país,
esta generación de tecnócratas que no tiene enlace con la historia de Bello, no
saben lo que es el clamor con el ferrocarril, la presencia y la nobleza de esos
edificios que aun permanecen en pie a pesar de la desidia oficial en restaurarlo
y darles uso digno para el que fue donado y que la comunidad reclama.
Si Medellín acabó con la Estación Central en su conjunto por
erigir sus oficinas en un acto de narcisismo, no olvidemos la marcha de los
estudiantes de arquitectura de la UPB en un reclamo multitudinario para no
permitir que demolieram la parte que quedaba sin destruir de la Estación Central, en Carabobo.
A muchospolíticos es imperioso ilustrarlos, darles unas clases de sensibilidad
con el patrimonio de Bello, ya que este es lo que le da lustre a cualquier
ciudad. La ceguera urbanística de ellos con la avidez maligna de los urbanizadores
que solo ven cemento, ya que les parece una idea grandiosa construir centros
comerciales y torres habitacionales; y así, el municipio, antes de pretender construir su santuario
para alejarse más del parque principal, debería reforzar la vigilancia, esclarecer los
problemas sociales de los barrios; ideas que perseveran para un bello diferente, en el momento de más
incredulidad de sus administraciones ante su caos político.
En esta marcha, fresca alegre, para defender el patrimonio histórico asistieron los que aman la identidad, la importancia de Bello; lejos
de las triquiñuelas, de las mentiras con que se ensucia algo muy claro, el
patrimonio, y se le quiere dar otro uso, violando las mismas normas estatales,
porque este complejo de los Talleres del Ferrocarril de Bello lo son. Las
comparsas, los músicos, los teatreros, los poetas, los estudiantes, los comités
barriales le dieron a esta marcha preciosa un toque de dignidad y de amor y de
cercanía a un municipio que merece un mejor trato con su historia. Bello no
solo es Marco Fidel Suarez, también es significativo el emporio textil que lo
ha definido, así como las casas que van demoliendo para construir más torres
habitacionales de igual factura como si algunos arquitectos tuvieran no solo el
mismo molde mental sino en la concepción de estas torres: son igualitas y monótonas.
El Parque Público de Artes y Oficios sería una opción loable que le daría
altura y nobleza al complejo de los Talleres de los Ferrocarriles, además, sería
un pulmón verde antes de que la ciudad sea avasallada por las mismas torres de
igual factura de las urbanizaciones con el afán de su rentabilidad. Y, por supuesto, sería un regalo que la administración le haría a la ciudadanía.
Cierto, esta Marcha en Defensa de los Talleres del Ferrocarril, es la más hermosa canción de amor que los artistas y las personas le dieron a Bello.
43. Medellin: Deterioro y abandono de su Patrimonio Histórico. Pietro Mascheroni
Pietro Mascheroni en Aranjuez,
Medellín.
Víctor Bustamante
Para Raúl González
Por estas calles de Aranjuez continúa la sorpresa, que no es
una simple caminada sino un viaje en el tiempo. Nada menos que desentrañar la
presencia del barrio en el ámbito de la ciudad. Nada menos que buscar las
huellas. Ya que Medellín no fue fundada la semana pasada o con la anuencia de
cada alcaldía, sino que cada artista que la habitó, cada casa donde ellos
vivieron, es la síntesis que define el perfil de la ciudad. Para unos es fácil
mirarla de soslayo, sepultar y destruir su memoria; pero no, por aquí vamos,
por aquí la buscamos, el peso de su presencia es más digno que quienes la
olvidan, que quienes piensan que trasformar una ciudad es destruirla con planes
parciales, con un POT que tiene nombres propios circunscritos a la élite de los urbanizadores que aplastan el
paisaje urbano. Nunca antes la ciudad se encuentra tan indefensa. Nunca antes
la ciudad nos había revelado sus secretos, lo que le da lustre: su identidad.
Nunca antes Medellín había sido tan valiosa y perenne cuando la buscamos en
Aranjuez. Pero también nunca antes había sido tan avasallada.
Camino, caminamos con nuestro guía, don León Vargas; con el
poeta e historiador Luis Fernando Cuartas; con Carlos Vásquez, músico y
profesor; y con Luisa Vergara, estudiante de arquitectura. El objetivo: la casa
donde vivió Pietro Mascheroni. ¿Quién fue Pietro Mascheroni?, se preguntará
algún estólido estudiante, algún jefe de Planeación urbana, algún encargado de
patrimonio en la Secretaría de Cultura, algún concejal, dije, ¿concejal de
Medellín, sí. No voy a reherirme a los empleados municipales, desde el alcalde,
porque ellos siempre andan con otras expectativas: el próximo cargo, su ascensión.
Lo que no saben ellos es que son víctimas de algo insoslayable, nunca existió
un plan educativo, en colegios y universidades, donde se les enseñara el amor
por la ciudad para que la valoraran y la mantuvieran en su memoria. No, la
educación ha sido diseñada para sobrevivir, para producir, para ganar todo el
dinero que se pueda, por encima de la ciudad misma. Así Medellín. Por esa razón
es necesario un proceso de Ilustración a las llamadas autoridades municipales, antes
de posesionarse.
Aquí les contamos una minúscula parte. Pietro Mascheroni, con
su aporte en el aspecto musical, se sobrepone a ese olvido. Él fue uno de los
músicos extranjeros que vinieron a la ciudad nunca en intercambio ni de visita
para salir despavoridos con los bolsillos llenos. No; él junto a Josef Matza, Edward
Gregory McPhearson, Louis Gouzy, José Ughetti, Jesús Arriola, Clara Grafer,
José Joaquín Pérez Escobar Arnais de la Serna, Joaquín Fuster Guirao, educaron
y conectaron a la audiencia de Medellín con otro tipo de música, pues no solo
fueron virtuosos en su instrumento sino que contribuyeron con su pedagogía, para
nuevas enseñanzas de la música culta. Mascheroni poseíauna gran formación, fue director de
orquesta en el Teatro Cárcamo de Milán, además era graduado en el conservatorio
de Gaetano Donizetti.
Año de 1933, Pietro Mascheroni llega a Medellín como director
artístico de la Compañía de Ópera Bracale. Adolfo Bracale era un músico y
empresario italiano. En su compañía trabajaron figuras de renombre como Enrico
Caruso e Hipólito Lázaro, y los pianistas polacos Ignaz Paderewski y Artur
Rubinstein, la bailarina rusa Anna Pavlova y el compositor Pietro Mascagni. Uno
de los montajes que le daría preeminencia fue la puesta en escena, en 1912, de Aida de Giuseppe Verdi en las pirámides
de Egipto.
Antes de llegar al país, la Compañía de Ópera, la Bracale, venía
de una gira por Panamá, Venezuela, Costa Rica y Ecuador. Esta compañía viajaba
con sus decorados, los vestidos y sus ayudantes memoriosos para los montajes. La
Compañía venía desde Bogotá, vía Honda, hacia Medellín, por el río Magdalena en
un barco expreso de la Naviera Colombiana, luego completaría su destino en tren
desde Puerto Berrío. Debutaría el jueves 27 de abril a las 9 de la noche. Era
un viaje complicado ya que el personal necesario para las presentaciones, así
como los técnicos de montaje podrían sumar al algunas ocasiones hasta 150 sumando
artistas principales, coristas y bailarinas. Muchas veces estas compañías
itinerantes permanecían varios meses en las ciudades que visitaban. Así,
mientras cumplían con sus presentaciones, los músicos desplegaban alguna labor de
enseñanza o acompañaban el montaje de algunas obras oriundas o en
presentaciones con artistas nacionales, que colaboraban en la planta orquestal
o vocal.
Inicialmente la compañía debía llegar a Medellín para
estrenar la ópera de Verdi, Rigoletto,
en el Teatro Bolívar. El elenco para esta temporada era el siguiente: Leila
Garden, Nerina Ferrari, Cav. Mario Albanese, Com. Nino Ederle Gregori Melnik, Com. Fortunato di Angelis, Mario Guibiani, Abele Carnevali, y
los colombianos: Anita Chaparro y Manuel Guerrero. El programa era ilustrativo por
su curiosidad convertida nada menos que en acto social: Rigoletto, Thais, Otelo, El barbero de Sevilla, La Bohemia, La
Traviata, Marina, Fausto, Manon, Elixir de amor y Payasos.
En este año, 1933, la ópera italiana se había consolidado en
su condición de espectáculo de élite e indefectible evento social. En la crónica
periodística sobre sus presentaciones se realizaban largas listas con los
apellidos de los asistentes a cada una de las presentaciones. Existía un
público amante del canto que esperaba con expectativa la temporada de ópera, y
los solistas recibían generosa publicidad a través de reseñas y fotos
artísticas en los periódicos.
Pero un evento infausto marcaría esa llegada a Medellín. No
sospechaba Adolfo Bracale que esta sería la última temporada de su compañía. A
pesar de haber sido recibido con muchas expectativas, en poco más de dos meses,
se estaba liquidando la compañía hasta vender el último de sus bienes.
Luego de la desbanda de
los músicos ante esta quiebra, elmaestro
Mascheroni se radicó en la ciudad y fundó una escuela de piano, fue acogido por
el mundo musical, gracias a su agilidad técnica, tanto en el piano como en la
dirección. Su esposa, la pianista Luisa Manighetti, al año siguiente llegaría
para continuar con la formación de pianistas, primero en Bellas Artes y luego
en su propia Academia de Música, la cual contaba con el programa de estudios
del Conservatorio de Milán. Doña Luisa publicaría en 1941 un texto guía para
sus alumnos, Apuntes sobre historia y
literatura del piano. También crearía la fonoteca del Instituto de Bellas
Artes. En 1947 Rafael Vega Bustamante la visitaría en su casa y escribiría en El Colombiano una nota sobre
ella, ya que en septiembre de este mismo año daría un concierto como solista
con la Orquesta Sinfónica en el Teatro Bolívar. Su estudio era acogedor y daba
el tono preciso para un ambiente favorable para la enseñanza a sus estudiantes.
Allí había retratos de los músicos afamados que habían llegado a Medellín y que
le han regalado no solo una fotografía sino la perdurabilidad de un autógrafo:
Claudio Arrau, Alexander Brailowsky,
Giorgy Sandor Alexander Borowsky, Jascha Heifetz. Ella aún conservaba un
autógrafo muy preciado de Stravinski, a quien conoció en Milán. Allí doña Luisa,
en su casa, refiere su amor, su dedicación, como profesora de muchos
estudiantes de piano que acuden a su academia, una de ellas la pianista Blanca
Uribe; incluso llegó a interpretar una obra; Nocturno, escrita en 1942 por Luis Miguel de Zulategi para Luisa
Manighetti. Doña Luisa también fue profesora de José Longas, Manuel José Bernal,
León Cardona. En 1950 se iría a vivir a Bogotá luego de su separación. Allí continúo
dirigiendo la Academia Italiana de Piano.
El primer trabajo que Mascheroni
obtuvo en Medellín fue como director del coro de la iglesia de San Ignacio. También
conformó un dúo con el violinista checo Josep Matza, dirigió la Orquesta de la
Unión Musical en contacto con Carlos Vieco, luego dirigió la Orquesta de la Voz
de Antioquia. Esta fue creada en 1935. En la programación de la Voz de
Antioquia se presentaban artistas nacionales y extranjeros, y también allí se crearon
los noticieros radiales. Entonces, era la época de programas como Teatro al
aire de la Compañía Colombiana de Tabaco, Novedad de Cine Colombia y el Radio
periódico ElMensaje. Esta emisora
tuvo su propia orquesta, en este caso, dirigida por el mismo Pietro Mascheroni.
Allí, en ese Medellín pujante presentaban, un repertorio variado de música
colombiana, latinoamericana, internacional y de moda copiados de las emisoras
en onda corta. Sus músicos eran egresados del Instituto de Bellas Artes, además,
acompañaban a los artistas extranjeros que visitaban Medellín y a los cantantes
locales que empezaban a surgir. Mascheroni también fue director artístico de
Emisora Claridad. Se desempeñó como profesor en el Instituto de Bellas Artes y
promovió cantantes nacionales como Alba del Castillo, Evelio Pérez y el barítono Gonzalo Rivera.
Bajo la dirección de estos maestros y profesores de música: Joseph Matza,
Pietro Mascheroni, Annamaria Penella y Marta Agudelo, también se formaron
grandes concertistas de piano como Hárold Martina, Teresita Gómez, Blanca Uribe,
Francisco Zapata, Felipe Henao y Aída Fernández de Zuleta, para solo citar
algunos.
En 1940 Mascheroni y Matza dirigieron un programa de la Voz
de Antioquia, Hora de músicade
cámara. Alberto Acosta (Ariel) realizaba los comentarios e ilustraciones.
Los estudios y el
teatro de la Voz de Antioquia quedaban situados en Maracaibo con Sucre, y
ahora, en el 2017, exhiben la mayor expresión del fracaso del centro de la
ciudad: un vil parqueadero como definición de la ciudad garaje, y como
extensión fatua de la ciudad-hotel, de la ciudad-motel, de la ciudad-casino,
cercada por simples torres habitacionales donde la belleza de su construcción,
hasta los años 70, fue arrasada sin compasión por quienes debían haber cuidado
ese legado.
Mascheroni se convirtió en una figura acreditada en el
ambiente y desarrollo musical de Medellín. En 1941 Consuelo Barrientos, Betty Heiniger,
pianistas, se graduaron en ceremonia donde presentaron su talento; ellas habían
sido sus aprendices. Incluso la escritora Rocío
Vélez de Piedrahíta, recibió clases con el maestro Pietro Mascheroni, hasta dar
a conocer su talento como soliasta con Orquesta Sinfónica de Antioquia en el Teatro
Bolívar, con la obra Koncertstück,
para orquesta y piano, de Carlos María
Von Weber.
En 1943, Mascheroni, se asoció con Jorge Luis Arango, para
conformar la Compañía de Ópera Antioqueña, que debutó con Rigoletto y La Traviata. En
octubre de 1943 se presentó con lleno completo en el Junín La Traviata con éxito para las cantantes Yolanda Vásquez y Gilma
Cárdenas, junto a Gonzalo Rivera y Evelio Pérez. Mascheroni dirigió la presentación.
La obra tenía veintiocho telones en la escenógrafa, aunque el crítico Zulategi
se quejaba de la pobre actuación de la orquesta.
La compañía,
patrocinada por las industrias más significativas de Medellín, fue un éxito categórico.
Pero en la temporada de 1946, se presenta un descalabro económico, ya que el
público no estaba dispuesto a asistir a funciones costosas, ya que en las
emisoras podían escucharlas gratis. Así Medellín se quedó sin ópera, ya que las
compañías extranjeras que visitaban el país solo se presentaban en Bogotá.
El aporte de
Mascheroni al desarrollo de la ópera, la zarzuela y la música en general de la
ciudad es muy valioso. También colaboró
en la conformación, en 1945, de la Orquesta Sinfónica de Antioquia (OSDA).
En septiembre del 1947 ante la cursilería en que se había convertido
el ambiente radial de las emisoras comerciales
se crea en La Voz de Antioquia un programa, El teatro del aire, que presentaba música
de cámara dos veces al mes. Allí actúa el considerado mejor grupo de cámara de
la ciudad, formado por Pietro Mascheroni al piano, Joseph Matza primer violín,
Jorge Gómez segundo violín, Juan Restrepo viola y Alberto Marín violonchelo.
Mascheroni, en 1948, acompaña con el piano al cantante de ópera,
Luis García, en un recital efectuado en el Seminario de Medellín. La
especialidad de Mascheroni era la batuta, y, además, fue buen acompañante al
piano. Su capacidad de lectura a primera
vista de las partituras hizo posible que acompañara a muchos solistas como
Schneider, Oscar Nicastro, France Deck, Raoul del Val. Esta enumeración que no
es prolija como se merece el maestro es solo una pequeña muestra de su labor artística.
El 22 de mayo de 1974 durante una presentación de El Mesías de Handel en el Teatro Pablo
Tobón Uribe, la Orquesta de la Sociedad Filarmónica de Medellín dirigida porlosmaestros Pietro
Mascheroni y Rodolfo Pérez, se había reunido para el Festival Internacional de
Ópera patrocinado por Haceb, en esta ocasión haría su debut como director Alberto Correa.
Mascheroni era muy serio, bravo y exigente. En uno de los
conciertos de la Osda que dirigía en los años 70, en la Retreta del Parque de
Bolívar, al escuchar la persistencia de un violinista desafinado, le arrojó la
batuta debido a su falta de concentración. Aunque el método no es riguroso por
su pedagogía, obligó al violinista no en el tejado sino en pleno Parque de
Bolívar que se concentrara en su instrumento ante un público ávido.
La adaptación de Mascheroni en Medellín lo llevó a poseer una
casa de campo con vacas y sembrados en San Antonio de Prado. Los fines de
semana pasaba allí sus descansos. Mascheroni murió en Medellín en l979.
Noviembre del 2016. Caminamos en la tarde por las calles serenas
de Aranjuez, y, al frente, obtenemos la fachada de tres pisos de la casa de la
familia Mascheroni, donde el maestro Pietro y su esposa, vivieron tantos años,
y donde un trozo de la historia musical de la ciudad pasó por ahí. ¿Qué queda
de ella? Una fachada en granito, y el clásico pacto de los antioqueños: dejando
que el olvido pertinaz acabe con el lustre que alguna vez brilló en este lugar.
No habíamos valorado nunca la factura de Aranjuez en ese momento de esplendor. Esa
desolada manera de obviar que la presencia de Mascheroni y su esposa, a pesar
del aporte musical en un momento en que Medellín crecía y despuntaba en el alba
de la música que apenas ahora sostiene su presencia en quienes escribieron
sobre ella, en las fotos de una ciudad que se diluye, y, por supuesto, en el desagradecimiento
cotidiano como el símbolo de esta generación. La inobjetable presencia de saber
que esta casa mantuvo el pulso, el talento de un maestro y de su esposa. Ya que
sin ellos y la enseñanza de los otros músicos extranjeros en ese momento, la
ciudad se hubiera sumido en el pantanero musical: la guasca como su expresión
más acabada.
Cierto, en la serenidad de esta tarde cuando un sol cae sobre
la fachada y el afán de la vida cotidiana corroe este presente que es nada
menos que el olvido, el mal olvido de una élite devastadora, no ilustrada, apenas
sabemos que aquí vivió muchos años un maestro, un par de maestros de la música que
abrieron a Medellín, junto a otros extranjeros, a la música culta. Para así
saber pronunciar nombres como: Beethoven, Schubert, Brahms, Liszt, entre otros
maestros.
Pero, y ese pero es por el mérito a esa la labor de Eafit, su
contribución al indagar, preservar y ordenar los archivos de esos maestros de
la música que dejaron su huella en la ciudad; huellas imperecederas que por
cierto no se los lleva el ciclón de nuestra indiferencia.
......
Bibliografía:
GIL ARAQUE, Fernando. La crónica y crítica musical en
Medellín, 1937-1961 Luis Miguel de
Zulategi-Rafael Vega Bustamante. Universidad EAFIT Medellín 2013.
Cárdenas Velásquez, Daniel.
La Compañía de Ópera Bracale en Colombia (19221933), un agente de la
cultura musical del país. Hist. Soc.
no.29 Medellín Jul./Dec. 2015