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Poesía y Astronomía /
José Bedoya
Víctor Bustamante
José ha transitado por los caminos de la astronomía y los ha
conjugado con el quehacer poético. Es un camino harto difícil debido a la ensoñación
del poeta que se ensimisma en fenómenos tan lejanos como saber que las
estrellas, las galaxias, las constelaciones, se encuentran lejísimos y solo las
podemos contemplar en la imaginación. Pero José se aparta del desmedido
consuelo y de la ensoñación presente en cierta poesía que se resume y desborda
con tantas estrellas como recurso poético debido a la escasa conciencia poética
así como al poco mundo interior que algunos las colocan con pincelada fácil en
sus versos de ocasión.
Por esa razón, José, no tan solo, que es un cultor de los
eventos en el Planetario se desborda con los fenómenos galácticos y quiere aproximarse
a ellos mediante las palabras, y así
darles su tono de poesía ante la maravilla de saber que justo cada noche, ante
nuestros ojos, el Universo no solo marcha a velocidades infinitas sino que estamos
rodeados de innumerables explosiones siderales, de estrellas fugaces, de estrellas
brillantísimas, de planetas y mundos que emergen precisamente en esa noche perpetua
del espacio interestelar.
José es uno de los escasos poetas que asumen este tema como
punto basal en su escritura, y parece que prefiere huir de ese mundo terrenal y
de las calles que él tanto conoce y disfruta, ya que es uno de los habitantes presentes
del centro de Medellín.
José María Rivas Groot había escrito hace años un poema, Las
Constelaciones:
“Amplias
constelaciones que fulguráis tan lejos,
mirando
hacia la tierra desde la comba altura,
¿por qué
vuestras miradas de pálidos reflejos
tan llenas
de tristeza, tan llenas de dulzura?”
Entonces, Rivas Groot,
en ese diálogo entre el hombre y las constelaciones, nos daba un sentido a la impotencia
de saber que el individuo, un peregrino a la sazón, se hallaba meditabundo y aplastado
al mirar la maravilla de ese universo que se desplegaba a su mirada.
Pero, José, ante los nuevos avances de la ciencia en ese
campo, que permite descubrir los impensado, se sorprende diciéndonos los fenómenos
y la importancia que ocurre y de quien
las atisba por el telescopio y se enseñorea aún más ante ese lejanía, que es la
impotencia de saber que solo atinamos a mirarlas y saber que esos fenómenos trascurren
cada noche y somos apenas aptos para avistarlas.
Y eso sí escribirlos y describirlos como hace José Bedoya.
Copio poema de J. A. Silva a las estrellas, muy bello, y ¿dónde puedo coseguir el libro de Bedoya? Mi correo es maoh.mu@gmail.com
ResponderEliminarEstrellas que entre lo sombrío,
de lo ignorado y de lo inmenso,
asemejáis en el vacío,
jirones pálidos de incienso,
nebulosas que ardéis tan lejos
en el infinito que aterra
que sólo alcanzan los reflejos
de vuestra luz hasta la tierra,
astros que en abismos ignotos
derramáis resplandores vagos,
constelaciones que en remotos
tiempos adoraron los Magos,
millones de mundos lejanos,
flores de fantástico broche,
islas claras en los oceanos,
sin fin, ni fondo de la noche,
¡estrellas, luces pensativas!
¡estrellas, pupilas inciertas!
¿Por qué os calláis si estáis vivas
y por que alumbráis si estáis muertas?...