23. Medellín: Deterioro y Abandono de su Patrimonio Histórico: La Ladera
Cárcel de la Ladera
Para Fernando Zapata Uribe
Para Fernando Zapata Uribe
Víctor Bustamante
Así fuera una cárcel con toda la
leyenda negra que esta poseía a lo largo de su vida útil, unos 55 años, no
podríamos olvidar que un arquitecto brillante como Goovaerts la había
construido, y que con el tiempo se convertiría en un bien patrimonial, y que esa
misma saña con que fue destruida no era el motivo para borrar de un manotazo el
hecho de que en este sitio hubiera existido ese correccional. Simplemente se
hizo lo de siempre, en esta tierra de la desmemoria, se cerró la cárcel, y se
olvidó unos años, los suficientes, para que se convirtiera en un sitio lleno de
ruinas y miseria, con lo cual se justificó su destrucción. Es la misma
intención que se manejó con las estaciones del ferrocarril, el Parque de San
Antonio, con el Hospital Mental de Aranjuez, con el edificio de la Farmacia
Pasteur, con el Hotel Bristol; se cierran, luego se abandonan, hasta que las
ruinas son palpables y no queda otra opción que demoler estos sitios. Todo lo
que sea referencia histórica y sentido de pertenencia de la ciudad: estorba. Así
se borra la memoria y se justifica su decadencia cuando otra generación no
sienta como suyo alguno de esos lugares, al solo ver ruinas.
Por qué razón no se le dio otro
uso al edificio de la cárcel si hacía parte del legado de un gran arquitecto
como Agustín Goovaerts. Medellín durante cada alcaldía sufre un
desmantelamiento patrimonial y los ciudadanos en el embeleso que se mantienen
apenas conocen la ciudad.
Sobre el ámbito de la Ladera Jorge Iván Ríos Rivera nos da su
versión:
“Desde luego la presencia de la
cárcel fue lentamente estigmatizando a los habitantes de la zona,
caracterizando sus vidas como pertenecientes a un barrio de tercera categoría
en tanto que la dinámica que generaba la cárcel hacía que muchos delincuentes,
viciosos e inquilinatos se apostarán al lado de la misma. Mucha de la actividad
económica del barrio en sus orígenes estuvo relacionada con dicha cárcel. Dicha
cárcel de La Ladera, famosa por tener en sus celdas a ladrones y asesinos
durante la década del 50-60, fue un comienzo brusco y lamentable históricamente
hablando para el sentido comunitario, dado que la institución carcelaria en
mención, invisibiliza un poco la dinámica del trabajo comunitario, pero a su
vez le da un toque especial, dado que permite que el sector se divida en cuatro
grupos.
La Ladera es uno de esos recodos
de recuerdos que se quedaron en la memoria de cada uno de los habitantes de
Medellín. De los viejos habitantes, porque muchos tuvieron que convivir con
Calzones, aquel ladrón que en épicas hazañas robaba a los ricos para darle a
los pobres, o de Tirofijo, ladronzuelo que se pasaba la tardes enteras pensando
en cómo tumbar a sus víctimas; o Toñilas, quien después de robar y estar metido
en la cárcel, se dedicaba a leer a los presos”.
En 1914 el terreno apto para el
pastoreo y las posteriores invasiones citadinas, donde se construiría la Cárcel
Celular de Varones de Medellín fue comprado por el Gobernador Julián Cock Bayer
por $12.000.00 pesos. Allí se había construido la “Casa de La Ladera”, desde
fines del siglo XIX, y esta fue objeto de interés para distintos propósitos
parte de funcionarios y dirigentes, hasta que finalmente se le dio la función
que había recomendado el señor Cock Bayer.
Para la construcción de la cárcel,
en 1921, se hizo cargo el Arquitecto Ingeniero del Departamento, el belga
Agustín Goovaerts. De tal manera se adecuó la antigua Casa de La Ladera, y
junto a ella se erigieron pabellones, patios con celdas. En un principio ésta
fue pensada para cárcel, es decir, estaba siendo construida para detenidos
preventivamente y sumariados, no para condenados. Su nombre era Cárcel Celular
de Varones de Medellín, luego Cárcel Judicial de Varones, y con los años,
simplemente La Ladera.
Ubicada en el barrio Enciso, inició
su funcionamiento en noviembre de 1923, cuando el edificio se hallaba aún
inconcluso. Su primer director fue Julio Viana. Dos años después de haber
puesto en funcionamiento una parte de la cárcel, y al ver que los trabajos para
concluirla no prosperaban, algunos funcionarios y la prensa empezaron a
preocuparse”.
A principios de la década del 50
algunos presos de La Ladera participaron en la construcción del Estadio
Atanasio Girardot.
Uno de sus reclusos más famosos
fue el escritor nadaísta Gonzalo Arango, quien pasó tres días allí, ya antes
Mauro Álvarez había escrito un libro sobre esta prisión. También Camilo Correa,
luego del descalabro de Procinal, dirigió un periódico de su creación, La Ladera,
también dictó allí cursos de periodismo a los presos. También allí se filmaron
algunas escenas de la película “Bajo el cielo antioqueño”.
Con los años, el crecimiento de la
población reclusa y el abandono estatal para su terminación, acentuaron
problemas como la inseguridad, pues se presentaron fugas: una de ellas la de
Toñilas vestido de mujer; otro caso grave el hacinamiento, que llegó a superar
el 400%, pues para la época de su clausura, en enero de 1976, albergaba unos
3400 presos, siendo su capacidad para 800 presos. También habia indisciplina
interna, ya que fueron constantes las riñas, heridas y muertes de presos dentro
del plantel.
Tras varios años de abandono, éste
lugar pasó a ser el lote para el parque biblioteca del mismo nombre. Como dato
curioso, en los años 70, llegó a Medellín una pareja de misioneros canadienses,
“los Rendle”, quienes sintieron pasión por el trabajo en las cárceles,
inicialmente en “La Ladera” y después en “Bellavista”.
Javier Alexander Macías nos da su
versión de la vida alrededor de la cárcel:
“Los días en el barrio La Ladera comenzaban antes de las 4 de la mañana, cuando los guardianes de la cárcel comenzaban a levantar a los presos con sirenas y pitos para hacer el conteo y saber quiénes estaban y quienes habían aprovechado la complicidad de la noche para escapar a esconderse entre los solares de las pocas casas aledañas.
Luego el esperado día de visita.
Eternas filas se prolongaban por esas calles erguidas para alcanzar a ver al
reo que pagaba una pena por delitos cometidos en alguna parte de la ciudad.
A un lado, trasnochados y esperando a
los clientes, se veían hombres y mujeres que esperaban con ansía estos días de
visita para vender “chucherías” a los visitantes, e incluso a los carcelarios y
encarcelados.
Pero ya no está la cárcel y las historias
que se tejían por las calles del barrio La Ladera han cambiado de
protagonistas. Aún hay solares, pero ya no se esconden allí los delincuentes,
sino los niños que juegan y se ocultan, mientras otros cuentan en forma
regresiva desde 100. La historia ya se vivió, pero aún quedan por sus calles,
retazos esparcidos que le han dado identidad.
Las calles de La Ladera han cambiado.
De aquellas empedradas ya no queda nada; incluso, las casas de entejados de
barro y puertas torneadas en madera, se han ido cambiando por altas cajas de
apartamentos pintados con diversos colores.
Aún se ven los vendedores de chucherías en las esquinas, pero ya no hay largas filas de compradores en la cárcel, es más, ya no hay cárcel. Ahora reposa bajo los nuevos muros dedicados a León de Greiff, uno de los mejores poetas que ha dado este terruño colombiano enmarcado en montañas o en llanuras, la libertad del conocimiento y no la represión de las acciones.
Ya no hay cadenas ni grilletes, sólo niños y adultos que juegan en lo que fueron los patios convertidos en canchas, donde alguna vez estuvieron los presos. La alegría se toma este espacio que es el centro de La Ladera. Allí conviven y convergen todos los habitantes del barrio, en una mezcla de presente y pasado que se conjuga entre los muros de lo que un día fue una prisión”.
Bibliografía:
-El Colombiano, Medellín, 1976
-Macías, Javier Alexander. Un
barrio anclado en la historia
El Mundo, Medellín, jueves 19 de
Junio de 2014
-Ríos Rivera, Jorge Iván. Historia
De La cárcel "La Ladera".
http://clubensayos.com/Acontecimientos-Sociales/Historia-De-La-c%C3%A1rcel-La/439346.html
-Posada Segura, Juan David y Luz
Marina Acevedo Jaramillo. Privación de libertad en los establecimientos de
Medellín. Junio 2011. http://web.usbmed.edu.co/usbmed/elagora/htm/v12nro1/pdf/PRIVACION-DE-LIBERTAD.pdf
lastimosamente no hay dolientes, o sino, el parque biblioteca España ya esta cerrado.
ResponderEliminardefinitivamente ya no hay con quien contar para nada.
Gracias Víctor por tu mención. Me encantan estos temas de patrimonio. Un abrazo. Juan Fernando Zapata U.
ResponderEliminarBonjour ! je suis un petit-fils de Agustin Goovaerts et je vis en Belgique. Le famille Goovaerts est encore bien présente dans les environs de Bruxelles. Vous évoquez dans vos articles le remplacement de mon grand-père par Mr Montoya. Sauriez-vous expliquer un peu ce qui a mis fin à la mission de Agustin Goovaerts en Colombie ? Nous ne connaissons pas bien cette partie de l'histoire ! Cordialement, Marc Bourgois marc.bourgois@telenet.be
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