viernes, 14 de diciembre de 2012

Mario Tierra

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Mario Tierra

Víctor Bustamante

En estos días de diciembre   la música parrandera ocupa su lugar. Desde mediados de noviembre va apareciendo en las emisoras para avisarnos que va a acompañar el espíritu de la Navidad.
Todas las influencias son notorias: el catolicismo con la Natividad, los irremediables pesebres, pero ahí a su lado los villancicos que auguran un nacimiento que como siempre ocurre de nada nos sirve, el mundo sigue igual: guerras, corrupción, chanchullos, licor, el mar perdido y nadie dice nada en el país de las mentiras y de las conjeturas. Todos parecen y felices porque nace de nuevo el Mesías, y es verdad, nos sirve de calmante para pensar en un tiempo ilusorio que no vendrá, todo sigue lo mismo.
Los más modernos se asilan en Santa Clauss, hablan de trineos, de sus barbas blancas y vestido rojo, entre estas dos creencias dos limites el que nace y el hombre anciano que riéndose entrega juguetes, pero en los almacenes a costos exorbitantes; signos del comercio que es quien maneja los ciclos del tiempo.
Pero entre lo mencionado hay algo que perdura, y es el espíritu popular, esa música que algunos llaman guasca, otros parrandera y que denominan ese espíritu atrabiliario y campesino de la ciudad. Es como un querer retornar a las montañas donde hay tantos insectos y demasiado verde y pocas chicas para nuestros gustos. Pero dentro de ese intento metafísico, es decir ficticio de querer retornar a la naturaleza, sabemos que la música parrandera expresa algo muy de nosotros: el doble sentido. Siempre me he preguntado la razón por la cual este tipo de música atrae, resuena cada. No sé qué habría dicho Freud en el chiste y en el inconsciente sobre esta manera de ser del antioqueño.
Todo lo anterior para decir algo sobre uno de los exponentes máximos de ese espíritu antioqueño como es Mario Tierra, quien no solo ha cantado y compuesto música parrandera sino que es un gran trovador, y además mantiene esa vena de poeta.
Aquí nos declama algo de poesía, canta algunas partes de sus canciones pero además nos cuenta algo de su vida, ahora que está residenciado en Miami, persistencia y trova, poesía y música parrandera son sus paraísos. Cierto, la activad de su pulso creativo






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