sábado, 28 de junio de 2025

EL ODIO A LOS POBRES / Darío Ruiz Gómez

 

EL ODIO A LOS POBRES

Darío Ruiz Gómez

Una cosa es hablar de los “pobres” en un sentido abstracto como retórica política tal como lo hizo en Argentina el peronismo utilizándolos como  “descamisados” mientras sus dirigentes políticos y sindicales se forraban de dinero tal como groseramente lo terminó de  poner en evidencia el  kirchnerismo. Los verdaderos pobres como excluidos tal como los llamó Gabriel Marcel, seres de las barracas desaparecidos  en  las alucinantes “Villas Miseria” Bergoglio estuvo de parte de los trabajadores sindicalizados pero nunca conoció a los pobres que habitan en las Villas Miseria. El pobre que en el cristianismo de las catacumbas lleva a Jesús escondido entre su pecho mientras siente la acechanza de la degradante miseria. Aporofobia es, como llama  Adela Cortina,a  esta forma de exclusión, de odio a los pobres. Acudo una vez más a la cita de Walter Benjamin; “solamente por aquellos que carecen de esperanza nos es dada la esperanza” León XIV con su voto de pobreza, ha vivido con discreción entre los pobres en cada ciudad que conoció en su tarea pastoral, Nedellín, Barranquilla y los cuarenta años acompañando a los pobres de la parroquia de Chiclayo donde aprendió el Quéchua para hablar desde ellos mismos y decidió adoptar su nacionalidad, decisión de amor supremo, negándose a adoptar la violencia como camino hacia la emancipación social. El tristísimo caso de Camilo Torres ilustra la perversión de quien predicaba la fe católica pero terminó empuñando un fusil para matar soldados de origen humilde. En el pensamiento y en la práctica agustiniana “ tanto el trabajo manual como intelectual está encaminado al bien de la comunidad” el cristianismo nació como una comunidad  y una comunidad solo es posible desde la fraternidad  espiritual; en la modernidad y en contra de  los nefastos objetivos del leninismo para el cual lo importante es la violencia como praxis política, la encíclica “Rerum Novarum” fue  el reconjocimiento de la Iglesia al obrero desde un pensamiento liberador como el del catolicismo. León XIV ha hecho  suyo el reclamo de los marginados  pero también aprendió de la solidaridad de los pobres, de la alegría que concede el vivir una vida parva. Manipuladas por el totalitarismo de Sendero Luminoso, del Comandante Marcos, de la Iglesia de Puebla o de los caricatuzados Mapuches, de los aún más engañados indígenas del Cric,  las etnias indígenas manipuladas por el populismo nada tienen que ver con las comunidades pobres que con la afirmación de su fe a través del sufrimiento preservaron  la espiritualidad redentora. León XIV ha hecho un llamado desde la alegría con su sola presencia, ha reclamado la puesta en libertad de quienes están en la cárcel por su defensa de la libertad de opinión. El sofisma “progre”de limitar el papel de la Iglesia a una mera “tarea social” desconoce el papel decisivo  de la Teología frente a los ataques del  yihadismo, del putinismo  tal como lo hizo magistralmente un genio como Ratzinger. Es una idiotez por lo tanto decir que León XIV  supone  la continuidad de quien fue a abrazar a Fidel Castro, a Maduro, a la Kirchner El odio a los pobres de quienes pretenden hablar a nombre de la clase obrera, de las identidades raizales, mientras se forran de dinero, es propio de aquello que acompaña al populismo, el odio y la intolerancia.

 

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