EL NUEVO POPULISMO
Darío Ruiz Gómez
Llamo una vez más la atención a los encargados de imagen
delo Presidente Petro porque el
vehemente llamado a salir a las calles, cortar carreteras, acudir a la
violencia de las trifulcas por parte de la Minga indígena, las centrales
obreras, los estudiantes y profesorado revolucionario hay un anacronismo terrible, un deja vu ya
que al ver al Presidente levantar los brazos recordé inevitablemente aquellas
jornadas que viví en mi adolescencia
cuando los dirigentes de Rojas Pinilla desataron unas jornadas de terror
recurriendo no al pueblo sino a la plebe, al populacho. ¿No recordamos a Pedro
Castillo y su enorme sombrero en el momento de comunicar el cierre del Congreso
del Perú? No había terminado de leer su mensaje cuando de inmediato fue
detenido por las fuerzas militares en defensa de la Democracia. El error de los
asesores de Petro fue no haberse dado cuenta de que este tipo de proclama
necesita de un Caudillo que no existe y de que a quienes colocaron detrás del
Presidente no eran al pueblo” si no a una
comparsa disfrazada de indígenas, de obreros, de sindicalistas Esta treta es
propia de los populismos para negar la directa representación de esos sectores
sociales, negando el derecho a la diversidad, a la pluralidad política y
colocando como en el peronismo o el populismo de López Obrador y hoy de la
Sheinbaum a caricaturas de politiqueros disfrazados de “representantes del
pueblo” No digamos Venezuela donde el madurismo coloca a narcotraficantes como
“representantes del poder popular” Hoy en estos países el populismo es
utilizado para mantener en la pobreza y la ignorancia a los pobres militantes,
a las indiadas ya que la estructura
económica que supone irreversiblemente el narcotráfico ha conducido como en
Colombia al desfase entre una falsa
clase dirigente “para el cambio” proveniente de la corrupción y el narcotráfico y un pueblo
mantenido en el analfabetismo como en Bolivia con la demagogia de lo ancestral,
lo raizal. ¿Podemos hablar entonces de una clase trabajadora si lo que
históricamente la sustentaba, el trabajo, ha desaparecido?
¿A qué llamamos pueblo bajo la economía globalizadora que
el narcotráfico sustenta? El pensador Jacques Ranciére nos aclara que Pueblo es
un término general que designa más un concepto político que una realidad
material. Ningún antropólogo “progre” se ha preguntado sobre como un corrupto
dirigente como Feliciano Valencia destruyó una frágil identidad como las de los
indígenas del Cauca movilizándolos hasta convertirlos en niños grandes que
protestan sin saber por qué. Cuando el Presidente Virgilio Barco logró que el
M19 se rindiera y entregara sus armas un alto dirigente de este movimiento
lleno de entusiasmo convocó a las “masas populares” a reunirse en la Plaza de
Bolívar a esperar su llegada. Nadie lo esperó y la plaza solitaria lo devolvió
a la realidad. ¿Quiénes le volaron una pierna a Navarro Wolff en un atentado?
Ellos mismos. Entonces debemos también preguntarnos sobre esa clase obrera que
dicen representar demagogos baratos como Maltese y Fabio Arias si el
Sindicalismo no puede cobijar a una clase obrera que ya no existe porque el
trabador como señala Zygmunt Bauman no es ahora un desempleado si no un
exconsumidor. El populismo ha cambiado de rostro en el mundo al vaivén de los
grandes cambios económicos, de ahí la peligrosidad de este modelo anacrónico
que llevará a un irracionalismo político sin precedentes. Pero al inesperadamente
confesar Petro que la violencia en el Cauca la están haciendo los Carteles
mexicanos considerados por el Gobierno Trump como terroristas, lo que está haciendo,
paradójicamente, es justificar la
intervención directa del Gobierno norteamericano.
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