SEGUNDAS PARTES NUNCA
FUERON BUENAS
Darío Ruiz Gómez
Les reclamaba yo a
los intelectuales de izquierda que no estén acompañando a Petro en su hasta hoy
desafortunado intento de instaurar un régimen de cambio en Colombia contando
de salida que es necesario
aclarar lo que significa hoy autoproclamarse como “intelectuales de
izquierda” para cotejarla con nuestra visión de la política y de la
cultura. Hasta hoy lo han hecho
dogmáticamente sin escuchar las voces discrepantes con la arrogancia de quienes
creen que ya están por encima de cualquier cuestionamiento ignorando las voces
de quienes cuentan con los argumentos decisivos del pensamiento de la tradición humanista para saber diferenciar un propósito real de cambio, de vacuas
asonadas raizales. Volvamos a recordarles a Marx un pensador que citan pero que
nunca leyeron: “La historia se da dos veces, la primera como tragedia y la
segunda como una farsa” Esta es pues una
grave inconsecuencia como lo he dicho, el olvidar el materialismo científico
para caer en el esperpento del populismo. Y perdonen que sea reiterativo pero
es que no dejo de recordar los nombres de intelectuales, de profesores que
llegado un momento de su radicalización revolucionaria me negaron el saludo siguiendo el peor estalinismo y borraron mi nombre de la literatura colombiana
en una demostración de lo que es un paredón simbólico. Adelantemos la cinta y
situémonos en el presente ya que como señalaba en un artículo anterior, hasta
el momento con Petro el cambio ha sido más vehemencia verbal que propuestas reales basadas en el respeto al país nacional; situación
que al parecer ninguno de
ellos(as) ha tenido en cuenta para hacer sus aportes sobre una sociedad abierta,
incorporando la imagen de lo que
llamaríamos el nuevo intelectual de izquierda bajo un diálogo histórico así como, reitero, se dan los intelectuales
maduristas, los amlistas: escritores, educadores, científicos que aceptan como verdad incontrovertible
aquello que su organización extremista les
impone como dogma. A causa de esta obediencia no vieron los Gulags de Jojoy, ni
las cárceles cubanas o maduristas y en Colombia no quieren ver las matanzas del
Cauca, de Nariño, de Arauca, los niños cortados a machete, las ofensas
monstruosas a los indígenas. Reitero,
repito ad puertas de la farsa totalitaria donde Maduro será “reelegido” y si
queda aún en Colombia algún Partido democrático, algún intelectual libre es el
momento de apoyar a María Corina Machado, obstinadamente con la fe de la
libertad para que de manos del ELN, las Disidencias no se cierre el
candado de la dictadura sobre el territorio colombiano, proyecto ya
en marcha y la impunidad populista haga desaparecer la ley.
Todo Partido político
una vez instalado en el poder comienza inevitablemente un proceso de desgaste
pero en el caso del M19, Comunes, Pacto Histórico nadie llegó a imaginar que
este desgaste fuera tan rápido y tan a la vista cometiendo los pecados
repudiados de la “maldita burguesía”
como la mermelada o sobre todo la corrupción en los contratos de obras
destinadas directamente a beneficiar a las comunidades pobres o imponiendo un
modelo cultural totalitarista. Enrique Kreuze, un intelectual odiado a morir
por este extremismo, titula “Sexenio mortal” a un Informe sobre la presidencia de López Obrados donde
más de 200.000 homicidios se han cometido bajo la cínica mirada de este
demagogo, un país donde los feminicidios aumentan escandalosamente sin que
ninguna autoridad los combata. ¿Cuántos homicidios han sido cometidos en
Colombia desde que comenzó la vigencia de La Paz Total? ¿Cuántos niños han
perdido la vida y cuántos han sido abusados? ¿Cuántas comunidades están huyendo
aún desplazadas? El Tribunal
Internacional de Justicia demostró en su momento que las infinitas atrocidades
de los nazis son tan brutales como las infinitas atrocidades del comunismo.
P. D En la farsa
criminal de Paz Total de Nariño: 5000 víctimas y 1.317 afectados.
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