A LAVARSE LAS MANOS
Darío
Ruiz Gómez
Apenas
ahora el Presidente Petro y sus colaboradores han comenzado a darse cuenta de
que fue prematuro empezar una mesa de conversaciones con las FARC y con el ELN
luego de que inconsultamente reconociese
como su portavoz en la Mesa de Conversaciones con el ELN a Iván Cepeda Jefe, desde hace años de las FARC y que el Partido Comunes, las mismas FARC
fuese encargado de vigilar los acuerdos de Paz en los territorios nacionales o
que una Comisión de Leyes agrarias presidida por las mismas Farc sea la
encargada de dar continuidad al llamado
por los teóricos del nuevo populismo, “La Paz Total”. Que, fue contando con nuestra Iglesia de Puebla presidida entre otros por auténticas
joyas como Monseñor Darío Monsalve, Monseñor
Henao, el Padre Francisco de Roux y los Arzobispos de Medellín, Apartadó, Quibdó, Itsmina ,etc quienes
han insistido a pesar de los
Paros Armados, de los brutales desplazamientos
de comunidades étnicas en el Chocó , del contrabando de oro y de maderas finas por parte del ELN de que en esta opresión contra comunidades indefensas el único culpable es el Estado según
célebre misiva a todos los fieles. Un
despistado muchacho cercano a Darío Monsalve es nombrado Comisionado de Paz sin
contar con la formación necesaria para ello ni la estatura moral que debe tener
el supuesto representante de una sociedad ofendida ante quienes como el mismo
Presidente lo ha reconocido “dicen que son guerrilleros cuando son
mamertos vestidos de narcotraficantes”
refiriéndose a las Disidencias. No hay
que referirse en este caso a la manifiesto déficit moral de este histriónico funcionario cayendo de desacierto en desacierto sino a una
propuesta sin fundamentación jurídica alguna para hacer claridad sobre lo que
debe ser penalizado y lo que puede ser redimido socialmente. ¿Quiénes debieron
hacer con antelación esta claridad?
Con
su implacable y oportuno análisis de la “revolución cubana” saludada entonces por la
progresía mundial, René Dumon en “Los guerrilleros al poder” – tal como K.S.
Karol- diseccionó a los extremos de barbarie
a que se puede llegar cuando una sociedad es tomada por azarosos analfabetas
convertidos en funcionarios a “nombre
del pueblo” y que ocuparon descaradamente
la dirección de la economía, la
Salud Pública, los Ministerio de Vías
públicas y de Ciencias incluso, suplantando
a los técnicos y especialistas tal como sucedió cuando
Chávez expulsó a los técnicos de
petróleos, a los economistas y nombró en su sustitución a analfabetos
activistas leales a su Régimen. Estas
chambonadas llevan a la destrucción de
toda una nación hasta que por un inesperado
giro de la historia sus falacias tal
como hoy está sucediendo con la reacción de los sectores democráticos, llegan a
mostrarnos el
verdadero rostro de sus inventados héroes: no era Tirofijo el apóstol de los
campesinos olvidados según Arturo Alape sino lo que realmente nos ha mostrado este
grotesco bibelot enriquecido como sus otros gerifaltes con el
sufrimiento del pueblo, el Iván Mordisco a quien encubrieron con oraciones y salmos, panegíricos periodistas e intelectuales abyectos, mostrándolo como un Salvador cuando en realidad igual que Beltrán o García o Violeta o el camarada del
grupo que secuestró a Mane Díaz son unos
delincuentes rasos. ¿Quiénes responderán por esta indignidad jurídica, por esta
humillación a la Justicia? ¿Quiénes
fueron los Magistrados que dieron su aprobación para que el ELN siguiera secuestrando? Porque es todo el País el que está secuestrado. Considerar como político lo que hace rato pertenece a la
patología, lo he dicho, ha conducido a estas esperpénticas situaciones. “Se
perdona, recordemos, al pecador pero no se perdona el pecado” La liberación de
Mane adquiriría sentido pleno si se
hubieran liberado a la vez los otros treinta secuestrados, si a priori se
hubiera condenado por parte de la
Justicia el atroz atentado contra el ser
humano como lo es el secuestro.
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