lunes, 26 de junio de 2023

DESFILE DE MÁSCARAS / Darío Ruiz Gómez

 DESFILE DE MÁSCARAS

Darío Ruiz Gómez

Cuando con el  descuartizamiento de los cuatro niños indígenas por parte de las Disidencias de  las FARC  nuestra sociedad decente  descubrió espantada  que estos Comandos  sádicamente  se han venido ejercitando en su afición  preferida  y la cifra alcanzada de víctimas  bastaría para que la Corte Penal Internacional, ante la incapacidad de nuestra llamada Justicia para hacerlo, los condene  severamente.  Llama  en este caso la atención,  la  sorpresiva  protesta de algunos Arzobispos,  de algunos oportunistas congresistas, de algún despistado académico y por supuesto de ese periodismo que no dice nada como si apenas  se hubieran enterado  de estas  fechorías. El Twiter del Presidente anunciando el final del acuerdo de Cese al Fuego con estas Disidencias  camufladas  en las selvas  de donde desplazaron a la familia de los cuatro niños que hoy  se buscan centímetro a centímetro,  está redactado con el gago lenguaje de un twiter y no con el compromiso moral de la voz de quien representa a todo el pueblo colombiano  en su anhelo de Paz.  Hace unos meses en un enfrentamiento entre el Frente Carolina Ramírez con sus socios los llamados  Comandos de la Frontera conformado por antiguos paramilitares estos últimos mataron a 18 mercenarios del Carolina Ramírez y el espectáculo de horror que vimos cuando esos cuerpos desnudos fueron arrojados a una fosa común nos recordó – como entonces señalé- a los Campos nazis, a los  Gulags soviéticos, a los campos de exterminio del Mono Jojoy  y puso al descubierto  una vez más que la lucha entre estas bandas no es por el rescate de las etnias, de los campesinos sino por ser apoderarse  de las grandes rutas del narcotráfico. Si un Juez de la República no es capaz de distinguir a un narcotraficante  de un luchador por los derechos de los oprimidos significa que la justicia ha sido derrotada  y que la paz es un negocio La señora de pelo blanco postizo que dice  que el descuartizamiento de los niños ante su comunidad es un problema político que debe ser resuelto de inmediato interesada y condenablemente lanza el sofisma de que descuartizar a unos niños es “un problema político”  y no una escándalo moral porque quienes lo hicieron son “políticos” y no tenebrosos asesinos.

 Relativismo  moral para el cual la  Ley universal no existe o debe doblegarse  en este caso ante la justicia “revolucionaria” de Mordisco  lo  que ha permitido incluso como es fácil de comprobar  que la simpatía hacia estos delincuentes convertidos a capricho de nuestras incalculables  bajezas  éticas, de nuestras  inconfesadas  traiciones a la humanidad, se convierta en una burda disculpa que continúa  favoreciendo la impunidad. Bajo esta errónea simpatía hacia el delincuente, como recuerda Roger Roger Shattuck, al autor confeso de  un delito grave  no se le debe  culpabilizar  ya que éste “debe ser comprendido” teniendo en cuenta –aquí viene el inmoral sofisma-  “la situación de pobreza económica en que nació”, bla, bla, bla. ¿ Cuando las Disidencias y el ELN llevan tiempo reclutando niños, matando niños , cuándo Marlón descuartizó a ocho adolescentes afrodescendientes  porqué –lo  he venido reiterando- ninguno de nuestros  Arzobispo de la Iglesia de Puebla condenó  a tiempo esta salvajada, ningún congresista o académico afrosdescendientes?  Si estas cuadrillas de malhechores llevan  meses matando y reclutando niños   desde un anterior Cese al Fuego,  quiere decir que de estas demostraciones  de inaudita insania  nadie se había  percatado? Los repudiables comunicados en que groseramente admiten sus crímenes es una demostración de que cada vez  la Ley de la selva  es más fuertes mientras las máscaras oculten a los  verdaderos  Señpres  de la guerra.   

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