SAGA A LA FUNDACION
Oscar Peláez Peña
San Luis, 3 de mayo de 1903-
Sevilla Valle 3 de mayo de 1993
A mis amigos y compañeros de mesa.
La acción de la corriente
civilizadora establecida por arrieros y trajineros a lo largo de senderos
desconocidos de la cordillera, nos donó una geografía en función política que
sirvió para estabilizar las poblaciones errantes.
El fundador de ciudades aprende
de la tierra las formas y expresiones del dominio para realizar las grandes
penetraciones históricas en la ceñuda y selvática majestad de nuestros montes.
Horizontes sevillanos |
Así surgen los nuevos
municipios de entre las montañas como de un mundo mágico: Democracia bucólica
donde los hombres aprenden a vivir “cara a cara” en medio de una espléndida
camaradería social, con sus ganados que pacen en los verdes campos y rosaledas;
entre hileras de casas y sementeras que disfrutan de la propiedad en común de
unas mismas tierras. Feliz combinación demográfica que tiene como fundamento la
alegría del gran espacio, el radiante estío en la plenitud de las frutas, como
apego a la libertad física del ir y venir en la inmensa simpatía cósmica que interpreta
nuestro formidable destino con todas sus consecuencias humanas. Este fenómeno
no puede ser una simple coincidencia histórica; una identidad de origen tiene
que ser su significación social.
Caracolí. Finca El Arco. Quindío. 1892 |
La fundación encomendada a la familia es tan importante que se puede observar una transición directa del grupo familiar al Estado. En efecto, la familia fue no sólo nuestra unidad fundadora, sino también el más escondido secreto genésico de nuestro ordenamiento. Con la familia, el individuo se clasifica socialmente; gracias a ella puede realizarse la fundación. Las familias se relacionan entre sí mediante la antigüedad, la economía, la práctica de un sistema de vida profundamente democrático en el que predomina el policultivo, como la pequeña propiedad, el campo común para cría de ganado, el espíritu de cooperación en los asuntos de interés público, en fin, todas las formas de solidaridad social indispensables para el individuo que sabe que la familia como la vecindad y la cooperación serán los puntos de apoyo frente a la adversidad de las montañas, fijando así el colono en aquel paisaje que él ha de dominar a través de su penetración histórica.
Oscar Peláez Peña 1974 |
Para los grandes hechos
pasados no hay como la historia, la fábula sirve sólo para oscurecer su
grandeza. El único medio de celebrar con dignidad es la efusión literaria.
Nuestros abuelos, atraídos por el misterio, estaban dotados para hablar el
lenguaje de los grandes horizontes. Contaban historias a media voz, parte
reales, partes soñadas en el subsuelo histórico de las hondas raíces de aquel
árbol de rudas cortezas en que adivina el espíritu escudriñador los perdurables
litigios que se guardan en los archivos de familias, en los papeles de pleitos
y linajes, en los pergaminos yertos y los textos escuetos, familias, en los
papeles de pleitos y linajes, en los pergaminos yertos y los textos escuetos.
Únicos archivos que se salvan del olvido y del sarcasmo de nuestra edad tibia e
iconoclasta.
Inspira en todas partes el respeto local de nuestro pueblo, de sus ríos, climas y colinas, del olor mañanero de sus panaderías y del pilón que nadie puede derribar, el arpegio del pájaro que nadie puede corromper, mientras que los recuerdos de los días bonancibles y de las personas queridas hacen de cada esquina un momento con su evocación espiritual. Nunca parecen monótonos los horizontes de la tierra nativa; nunca fatigan la mirada; el alma siempre halla en ellos algo que responde a sus sentimientos. Esta es la primera manera de amar y conocer nuestro paisaje, poseyéndolo simbólicamente. A través de su imagen física, por el contacto y compresión de las razones vitales que nos atan a su suelo, donde el hombre y la tierra se modelan recíprocamente.
“Horizontes” de Francisco Antonio Cano 1913. |
Esta pintura forma parte de la colección Museo de Antioquia. Los modelos de la obra son el ingeniero civil y escritor fredonita Francisco de Paula Nacianceno María Gómez Escobar “Efe Gómez” y su esposa Inés Agudelo Zuluaga. Efe Gómez es paisano de don Heraclio Melitón Uribe Uribe y de los escultores fredonitas Ramón Elía Betancur y Angel Rodrigo Arenas Betancur.
Sensibilidad candorosa y
compasiva que sabe provocar el interés por la existencia humilde y laboriosa,
por la pobreza despierta desde la aurora. Sin más estímulo que el santo amor al
suelo nativo.
Atentos a la voz recia de la
sangre, a la voz cordial de la amistad, al eco persuasivo y perenne de la
raizalidad, así te saludamos los hijos de tu fiel montaña.
Una preciosa captura de un atardecer sevillano. Fotografía realizada por Sara Zapata |
Hoy jueves 24 de mayo del año 2001, cuando Bob Dylan cumple sesenta (60) años de existencia, entro en la realidad de que los tiempos están cambiando y recibo la infausta noticia del asesinato (decapitado por paramilitares) de mi amigo de infancia y poeta el maestro Oscar Peláez Peña (1947-2001). Un crímen violatorio de los derechos humanos y que aún sigue impune, en esta repúbliqueta, donde la justicia sigue siendo ciega y la palabra se campea en silencios de hierro.
La gran coincidencia, casualidad y paradoja de la vida, el
siguiente texto fue escrito por Álvaro Noreña Jiménez: En mayo 3 de 1993, en el
aniversario de fundación de su pueblo, tierra donde germinó su paisano don Alberto Cardona, experto en
lucha greco romana: «Hoy en este día brumoso, de flor de mayo, de abuelo
aniversario / recordando el tiempo en que el hacha habitó en las manos de los
colonizadores antioqueños, hiriendo el árbol y el bosque / abuelo pueblo, corto
en años de existencia y largo en merecimientos. / Damos gracias a cada uno de
los fundadores que dieron principio a tu memoria, en justo monumento y
celebración a sus hazañas /Acá volveremos convencidos del milagro / así
traigamos lo padecido, / lo equivalente al cansancio, / al envejecimiento o la
desgracia. / Rindo tributo a todos los mayores de nuestra historia y de nuestra
infancia, / a las madres y a los padres, / a Mercedes y Antonio, / bellas
alegorías del peregrinaje terrestre».
P.S: E presente texto de Oscar Peláez Peña (1947-2001) fue
digitalizado e ilustrado por el
arqueólogo de las palabras Álvaro Noreña Jiménez, con fines educativos, rescate
de memoria histórica y de difusión cultural hoy 23 de mayo de 2022, un día
antes .de conmemorar 21 años de su asesinato.
Poema de Oscar Peláez Peña tomado de su libro Sarcófagos de
una ciudad amarilla, publicado 27 de abril de 2021, en el Blog Neonadaísmo 2011
de Víctor Bustamante:
Tomaré el rumbo
De los amargos laberintos
Que cruzan los senderos
Entonces no habrá más que la
soledad
Y un infinito silencio
De pisadas
Blandas
Que sueñan con la muerte.
Alvaro Noreña Jiménez
Celular 311 793 98 02
cierraojos@gmail.com
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