viernes, 21 de enero de 2022

RECORDANDO A JOSÉ LIBARDO PORRAS / Antonio Arenas B

                                      RECORDANDO A JOSÉ LIBARDO PORRAS

(A propósito de la novela Happy birthday, Capo,
de

José Libardo Porras)

Antonio Arenas B



“El Capo huye de la muerte buscando la muerte”.

En la Antología de grandes Crónicas colombianas (Tomo II, 1949-2004), selección y prólogo de Daniel Samper Pizano, aparecen dos crónicas significativas: el Capo máximo “Un fin de semana con Pablo Escobar”, del periodista Juan José Hoyos, y el Capo máximo, “La muerte de Pablo Escobar”, de Alonso Salazar. Ambas crónicas rotulan, en una síntesis asombrosa, el poder del dinero, la vida de lujo, las relaciones peligrosas de algunos políticos y la muerte de uno de los mayores capos de la droga, que ha dado nuestro complejo e inverosímil país. Sostengo que las crónicas aquí mencionadas son fuentes primarias, que se conectan directa o indirectamente con la original novela Happy birthday, Capo del escritor de la Generación Mutante, José Libardo Porras. El poder, la fortuna, la muerte, la persecución, el asedio, las pasiones amorosas y la conciencia del hombre son quizás los aspectos más relevantes de la ficción. La novela ésta escrita en un formato de 57 capítulos, no más de 234 páginas, y entre el soliloquio se diluye la vida de un hombre poderoso, asediado por sus enemigos, las autoridades y la DEA. Se da a entender en la narración que al Capo máximo no lo derrota nadie. Lo derrota el destino sangriento y su propia existencia azarosa. El Capo antes de su expiración, ya no tiene confianza en nada, ni nadie.

Se espanta de la muerte, pero tropieza con la muerte. "¿A quién se le ocurre que el Capo máximo se ha pasado cavilando su propia muerte en las últimas ocho horas de su existencia?" El autor de la novela logra un invento ficcional; entre el habla interior y el desasosiego. Construyendo una realidad y un personaje, Pablo. “Ensayó a llamarse Pedro, Juan; ensayó otros nombres de santos, de artistas, de políticos. No él era Pablo. Ser Pablo era su destino”. Happy birthday, Capo, condena al lector a que especule sobre el final trágico del hombre, que creó todo un imperio del mal, del lujo y el dinero. La narración es un círculo vicioso, donde un hombre está sólo ante el destino, pero sabe y es consciente de que va a morir; pero su muerte es un juego con la vida. Y en la muerte, el poder del dinero para nada le sirve. ¿Quién habla en la ficción? y ¿qué dice? o ¿qué no dice? Es acaso el juego del lenguaje o las voces de la conciencia las que logran doblegar la voluntad del hombre. En días de terror, corrupción y muerte todo duele y… ¿qué cuesta más? Morir acorralado, traicionado o ser simplemente víctima de las circunstancias y acciones de la guerra. El Capo murió de una enfermedad letal, plomo-nía. El relato opta porque el personaje escuche en su conciencia lo que le va a pasar y lo poco que le queda de vida. Para que obre una traición es necesario que el poder quede consagrado a la nada. “¿Qué pasará con la muerte del Capo? ¡Nada! todo seguirá igual”. Happy birthday, Capo es una novela-guión que intenta recuperar el sentido de la muerte del Capo máximo. Es el intento por un horizonte narrativo, distinto de la crónica, pero que no escapa a la trampa del guión de cine o de televisión. La novela nos identifica con la locura y la genialidad de un criminal nato. El sujeto criminal diluye la importancia social del crimen y lo convierte en un héroe de sí mismo. José Libardo Porras ha combinado en esta novela la realidad y la ficción, la mentira y el odio, la traición y la corrupción política, y el entusiasmo de contar una película sobre las últimas horas de vida del Capo máximo del narcotráfico en Colombia. Su propuesta literaria no se reconcilia con la violencia, pero emplea algunos de sus conceptos para describir la barbarie de una época, la génesis del terror, el crimen organizado y la larga estela de muertes violentas que azotaron el país y la gente inerme ante el dinero fácil de la droga. Lo más importante es el hecho de configurar la muerte del Capo máximo como un suceso literario, libre de la sicaresca y a la luz de una realidad callada. Veamos la descripción de su muerte:”Primero convertido en cedazo, se desplomó el joven (Corozo), rodó por las tejas de barro y voló hasta la acera !plas¡ con la cabeza estropeó un rosal que su dueña abonaba y podaba con mano de seda; una rama con hojas y espinas se le enrosco en el cuello. Y el otro (Pablo), resguardado en las paredes, era un blanco difícil. El capitán Ávila, pensando que sin duda ése se estaría lacerando la piel contra el muro sin revocar, se parapetó tras un poste de la luz y apuntó a la espalda, a una cruz imaginaria entre los omoplatos. El sargento Vélez subió a un antejardín, también apuntó, invocó a María Auxiliadora y rezando la Salve apretó el gatillo. El Capo mirando los eucaliptos y los guayacanes, sintió un ardor en el cuerpo como si le hubieran vaciado un tonel de ácido clorhídrico del que importaban de Estados Unidos y usaban para producir la cocaína, y notó que las piernas no podrían (podían) sostenerlo, entonces, al estilo de los campeones de boxeo que se arrojan a la lona con el fin de descansar ocho o nueve segundos y reponerse del agotamiento, apretando el puño hasta estrujar la foto de sus hijos, se dejó caer. Creyó que volaba. Al dar de bruces en el caballete supo que moría”. Colombia es hoy una nación compleja, llena de incertidumbres, donde existe la descomposición del sistema político, la locura de los diferentes actores de la guerra, pobreza, desempleo, empleo informal, ocio inútil de los jóvenes. La realidad la leemos en los noticieros de televisión, en el rock, en Juanes, Shakira y la publicidad, más que en el juicioso análisis crítico de la vida cotidiana y el conocimiento ordinario. El tema de la ficción no consiste sólo en narrar cómo murió Pablo Escobar, ni dónde, ni cuáles fueron las circunstancias de una traición. El asunto consiste en describir la condición humana del hombre abatido por sus propias argucias, artimañas y enemigos. La muerte como un acaecimiento bello, que tarde o temprano toca a todos. Pablo Escobar, queramos o no, representaba a una masa excluida, y la multitud simpatizaba con el hombre que había desafiado todos los poderes establecidos. La muchedumbre siempre va a estar ahí, gritando o silenciosa, de que valen sus gritos.

La corrupción política e ideológica está blindada y sobrepasa la codicia de los hombres y la estupidez de los medios de comunicación. La muerte nos libera, pero no hace que los vivos sean mejores. Estamos en tiempos difíciles y de catatumbas. La literatura puede ser rentable en la conciencia de los hombres. No es propaganda. Esta ficción es una apuesta para sustraerse mediante el juego de perfeccionamiento que tiene algo de catártico. Relato de la propia vida, que se establece decisivamente en la redondez bella y lejana de la obra literaria.

Leer la novela de Jose Libardo Porras representa un auto de fe, un asunto ligado a la memoria de un pueblo sin memoria.

 

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