viernes, 31 de diciembre de 2021

TRESCIENTOS SESENTA Y CUATRO / Saúl Bustamante

 


TRESCIENTOS SESENTA Y CUATRO.

Saúl Bustamante

Hay que vivir a diario, así falte un remanente.

Yutsil ja'arskap confieso soy prudente.

Los días suelen ser especiales, sentirlos profundamente, el sol y la luna son iguales en los calendarios, también suelen hundirnos en el tiempo.

No rompas la tradición, dije, es idóneo conservar la mesura, refugiarse cuidadosamente   es interesante pues los astros se pronuncian de nuevo.

Que orgullo es vivir la realidad al lado humano, disfrutar de la tierra cosechar y hartarse de excelentes vinos, moverse acertadamente mediante el goce de las buenas acciones.

Queda una migaja de tiempo, advierten los gregorianos, igual los números determinan el principio y un fin.

Aproveché para conocerte, pocos le apostarían a nuestro encuentro, esperar en algún paraje de la geografía universal, me entristecí pocas veces, aprendí a moverme en ese mundillo de los sentimientos, superar esos trances es delicado.

Dibujé un poco el cuerpo de la mujer.

Era perfecto encontrar otra cuyas líneas fueran tan delicadas claro, que todas saben a lo mismo y dependen del grado de educación en el que se pudieran haber instruido.

Subí al Aconcagua, me quedaba cerca de mi país. Abajo al sur donde la tierra hace de las suyas en la Antártida argentina.

Súbitamente Borges era un gran señor

El conocimiento de todo lo bello y lo poco eterno que resta sobre la naturaleza.

Le vi caminando por el gran Buenos Aires sin sus dragones de fuego solo con su bastón traído de la India.

Esas vivencias que se consignan memorablemente.

Yo era un inocente, perdí la cuenta de tantas batallas sangrientas, tantos huérfanos, tantos cadáveres inocentes

Esa es mi gran pena. Estaba hecho trizas al saber que nada pude hacer,

Protestar era cansar mi garganta,

Señalar a los grandes forajidos que regularmente se esconden con sus despiadadas mentes

No hay perdones, esas miradas dañinas, divididas entre riquezas y poderes superfluos. Entonces era morir en sus manos, 

Era descarado, todos eran idénticos, ensayaron el ritual más doloroso, solo debían querernos. 

Es triste apenas vamos en intervalos trescientos sesenta y cuatro.


30.12.21.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.