LA FARSA DE LA POLÍTICA Y
LOS FARSESCOS
Darío Ruiz Gómez
El verso de Castro Saavedra:”
Esta es Colombia Pablo” se utilizó con ironía para referirse
a nuestro folclórico escenario nacional con actores y comparsas de
medio pelo, revolucionarios entregados
al arribismo social junto a la
frígida burocracia estatal, al lado de
los empresarios que dicen combatir, mientras el poder judicial se degenera y no se dan los
mecanismos necesarios para controlar y sancionar la corrupción. Desde Grecia,
Aristófanes recurre a la más desenfadada
sátira contra estas adulteraciones de la
vida social, contra el decaimiento de las costumbres políticas y la mascarada en que llega a convertirse la práctica de la política
cuando se la dedica a toda clase de mendacidades. Pero esta “nueva aristocracia de la corrupción
y de la mentira política” en Colombia tiene
un problema que ya Hernando Téllez llegó a señalar: los “recién aparecidos sociales” quieren posar, vestir a la alta moda, tener
casa de campo para “asaditos exclusivos” pero como carecen del linaje social requerido,
su vocabulario y sus gestualidades, su engolada retórica se
convierte rápidamente en algo desastroso como lo demuestran con su ordinariez agresiva mezcla del estilo desgualetado del madurismo y
del Drag Queen ciertas figuras representativas
del petrismo o del santismo. La cutrería española de Podemos enquistada en esta
nueva versión de nuestra lobería “progresista” Odio a la élites, a la
aristocracia del espíritu pero actuando como una caricatura de esas aristocracias.
Tal como se ha denunciado, en la toma política
que de EPM ha hecho el quinterismo a la nómina existente se le han agregado nada menos que 723 nuevos funcionarios(as) lo cual supone un desproporcionado aumento del gasto
burocratico en detrimento de las
verdaderas metas fijadas a futuro por la
empresa. De manera que lo que ha primado en este amasijo ideológico de un
petrismo con arepa y quesito, de un maoísmo de sanchocho con Old Parr son sus intereses particulares
colocados por encima de los propios intereses de una empresa pública y lo están haciendo
dando un espectáculo farsesco donde, caso de Medellín o Bogotá, Cali, le han caído sinvergüenza alguna a desmantelar
el Patrimonio Público. La incultura y la
ignorancia dándose la mano.
Ser testigos de algo tan deprimente
y farsesco como la condena pública del
expresidente Uribe respondiendo a razones
de odio y rencor por parte de la justicia de alcantarilla de la Corte
Constitucional cuyo portavoz al leer el
comunicado de condena, dictado realmente
detrás de bambalinas por el rey de los ratones , mostró un gravísimo
irrespeto al Derecho, su desconocimiento del uso del español, lo que
nos demuestra que la historia que estamos viviendo entre
lo bufo y lo burlesco sigue respondiendo
en Colombia a una nueva mutación de la eterna patria Boba, pero
estableciendo la necesaria diferencia que se da entre aquellos criollos bobos –
agregándoles el eterno bogoteño- que creyendo que al vestirse como las damas y
caballeros de la Corte madrileña, haciendo de los Derechos del Hombre mera fonomímica se habían
transformado en damas históricas y conspicuos estadistas, y estos exalborotadores de asamblea
estudiantil, estas ideólogas(os) de un multiculturalismo beligerante, esta
ramplona burocracia surgida de la nada que, recordando a veces su pasado social
inmediato, curiosamente, detestan todo
lo que huela a pueblo y eluden la disciplina, el profesionalismo que debería
exigirles un gobierno transparente, el
cambio moral que supone la cultura a la cual adulteran para acallar su mala conciencia. En 5300
millones subió el costo mensual de este nuevo club de amigos que en muchos
casos desplazó la experiencia
fundamental de antiguos empleados para remplazarla por la inexperiencia y la
improvisación. Una política, insisto, que rescate la moral y con ella la tarea
de rescatar el ágora para devolver la palabra a todos los ciudadanos sin
discriminación alguna será la única
política capaz de oponerse con éxito a
esta farsa y a estos farsantes.
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