LA VERDADERA DERROTA DE
PETRO
Darío Ruiz Gómez
Lleno de entusiasmo
revolucionario Petro regresó a Madrid a
encontrarse con el Coleta Pablo Iglesias y Correa el depredador ecuatoriano y
seguramente delegaciones de tercerones enviados
por Cristina Kirschner, Evo Morales y López Obrador para estar presentes dando saltitos con los
brazos en alto en el momento en que se proclamara el “aplastante” triunfo de la gran Izquierda
populista contra “el poder fascista de la ultraderecha de Isabel Díaz Ayuso” La
estrategia de los asesores de Iglesias fue revivir como arma de combate algo
que consideraban infalible para derrotar a la gran enemiga: creerse héroes revividos
del Frente Popular que en el asedio a Madrid durante la Guerra Civil lanzaron
la famosa proclama “Madrid no caerá” La carta firmada por un grupo de intelectuales de izquierda encabezada por
Muñoz Molina y su esposa Elvira Lindo, por el Director del Instituto Cervantes
nombrado por Pablo Sánchez, García Montero y su esposa Almudena Grandes , entre
otros, señalaba “la ignominia de 26 años de gobierno de Derechas y la persecución, violación de mujeres y
atropellos continuos a los gays”. ¿Escondidos en sus refugios, se pregunta uno,
cómo fueron capaces de negarse a disfrutar de la maravillosa vida de terrazas,
tabernas, discotecas, vida de barrio de todos estos años en que Madrid afirmó su alegría de vivir ante
el mundo, una renovada vida cultural? Los once mil ciudadanos fusilados por las
checas comunistas por ser católicos, pensadores de Derechas tal como entre
otros lo describe el gran Chávez Nogales, mostraron las miserias de esas
ideologías que Iglesias y estos intelectuales quisieron suplantar mostrándose
como héroes necesarios para derrotar al “fascismo” actual. Olvidó Iglesias que
se predica con el ejemplo y rápidamente puso al descubierto su verdadero rostro
de pequeño burgués que odia a los ricos pero quería vivir cerca de ellos tal
como lo hizo comprándose un lujoso
chalet con piscina en un sector exclusivo
como Galapagar. ¿En qué barrio vive Petro? ¿Viven los dirigentes Verdes y los
Comunes, los del Polo en barrios estrato tres o cuatro acasos? Señalando a
diestra y siniestra los “peligros del fascismo”. Iglesias recuperó el peronismo
más genuino que aprendió de sus maestros Laclau y Chantal Mouffe: cuando los
representantes de Vox hicieron un mitin en el barrio popular Vallecas los
gorilas guardianes de Iglesias lo rompieron a porrazo limpio. Vallecas -según
él su bastión de origen social- que ya lo había declarado como persona non
grata, en estas elecciones lo derrotó olímpicamente. Iglesias, tomen nota,
tenía en su programa de gobierno el aumento desconsiderado de nuevos impuestos.
“Los madrileños –ha dicho cáusticamente Alberto Olmos- votaron a una mujer con convicciones
y dejaron el último a un hombre con eslóganes”
¿Podemos imaginarnos la
estupefacción y la biliosa amargura de Petro, Correa y demás populistas acompañando
a Iglesias en el momento de conocer el último y definitivo informe electoral donde
Ayuso y “el fascismo”, las cañas de cerveza y los berberechos habían triunfado
abrumadoramente mientras Iglesias se cortaba la coleta y desaparecía para
siempre del panorama político español? ¿Qué va a pasar entonces con los pactos
que el petrismo hizo con Podemos y su asistencia para la lucha contra el
“fascismo” en Colombia y la expansión de la “revolución bolivariana”? El
calificativo fascista, ultraderechista, paracouribista está siendo utilizado recurrentemente
y con extremada violencia por nuestra izquierda intelectual y por los activistas
para descalificar y condenar a la infamia a quienes no se plieguen a los
dictados de este populismo frente al cual toda alternativa democrática de
antemano está ya condenada. ¿Dónde estaba el pueblo que Iglesias convocaba? ¿Pueblo
o masa, enjambre informático o plebe, turba, lumpen? Llamarle la atención a Petro es imposible ante
un ego marcado por el resentimiento que le ha acelerado la derrota de Iglesias
en Madrid y en España y porque el cinismo con que quiere arrasar al país no ha sido
sancionado tal como lo exige una democracia en peligro para detener un populismo
dañino que no supone una conquista social. De este modo va desapareciendo la
sociedad pluralista y se va imponiendo mediante trifulcas callejeras, la
funesta multiculturalidad de la dictadura de las minorías, de las etnias tal
como lo están intentando hacer en Cali para destruir el Estado de Derecho del
cual tanto se han beneficiado.
P.D ¿Qué pasó con los dos
billones que, pregunta Diana Perafán, el Consejero Miguel Ceballos entregó hace
seis meses a Feliciano Valencia para sus “comunidades”?
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