Y ¿AL ALCALDE QUIÉN LO
RONDA?
Darío Ruiz Gómez
La llamada sabiduría popular
proviene de una honda experiencia de la vida y de la muerte, del amor o de la desilusión
y es ésta la que fundamenta la obra de Cervantes, de Shakespeare, de Rabelais,
de Carrasquilla o Guimarães Rosa, escrituras de la verdad. En ella se
fundamenta el lenguaje para recordarnos que de esa experiencia de los límites
es de donde brota la moral que antes de prejuzgar, advierte. El dicho popular: “Y
¿Al alcalde quién lo ronda?” no se reduce en el refranero a una pirotecnia verbal,
sino que es la advertencia de que no podemos juzgar irresponsablemente a los
demás sin primero habernos convertido en jueces de nuestros propios actos, de
nuestros propios juicios. La degradación del lenguaje es entonces la
degradación de las responsabilidades personales ante lo que se dice, aceptar la
falsedad como verdad. Aceptar un error, una equivocación en una discusión no es
lo mismo que la irresponsabilidad de andar dando falsas informaciones, que
calumniar por calumniar sin que haya una sanción justa para el calumniador(a).
Y de esta irresponsabilidad se han contaminado ad infinitum los llamados y diversos
medios de comunicación, los boletines de grupos políticos., los noticieros de
t.v. La entrevista que le hicieron al Alcalde Quintero los periodistas
Vanesa de la Torre y Pascual Gaviria es,
en contraste, un ejemplo periodístico de
lo que debe ser una entrevista a un personaje: la habilidad para de modo sutil
ir haciendo que el Alcalde se descubriera
políticamente como lo que es, en
realidad rebatiéndole muchas de sus gratuitas aseveraciones, sacando a la superficie la
distancia que se da entre un joven
profesional que llegó a la Alcaldía gracias al poder de grupos de
diferente ataduras político-económicas y no
pues con un programa de gobierno sino,
además, parapetándose en una difusa ideología
populista impuesta por el
petrismo en su ambición de copar el espacio político de Medellín con mira a las
elecciones del 2022. La estrategia, como señalé entonces, del Caballo de Troya:
entrar soldados ocultos en el vientre del animal y soltarlos cuando están
dentro de la ciudad. Fue sincero cuando
de salida anunció que su objetivo era acabar con el Grupo Empresarial antioqueño
a
quien continúa señalando como un grupo corrupto, algo que hasta el momento ni
él ni sus asesores han podido comprobar.
Por el contrario ¿No se hace claro que ha recurrido al caso Hidroituango
como un sofisma de distracción para disimular su desgobierno y permitir el
avance del petrismo? En esa entrevista
se ha atrevido a acusar con nombre propio a las grandes empresas antioqueñas
como Nutresa, Suramericana, Argos, o sea lo que para su populismo él identifica
como “el odiado l capitalismo de los ricos” recurriendo para ello a clichés chavistomaduristas, iglesistas y no a datos concretos, cifras concretas que
es lo que hemos venido esperando. Su fracaso indignante para enfrentar la pandemia con su elevada cifra de muertos sí
que es un irrebatible
argumento en su contra, el ”Entran
cien y salen cien” no solo es una descarada mentira sino la demostración
palpable de cómo este populismo es
incapaz de acercarse a la
realidad de las calles, a las
largas hileras de los condenados a
muerte por su negligencia y la falacia
de este grupo populista más preocupado por
obtener gabelas burocráticas que
en mostrar su solidaridad humana.
Quintero no es él, él es su
grupo político que a control remoto le dicta lo que debe hacer, procurando eso
sí ocultar sus identidades para el caso
de que si Quintero comienza a ser víctima de sus propias contradicciones tal como lo pone de presente su escaso
vocabulario, ellos no puedan ser acusados de conspiradores. Y es este enfoque ético el
que ronda hoy al Alcalde: no asumirse como un individuo pensante que toma
decisiones por sí mismo si no que actúa
como el fonomimico que “abre la
boca fingiendo la reproducción de voces previamente grabadas”.
P.D Al estallar, lo vuelvo a
repetir, el escándalo de Hidroituango especialistas de la talla de Johel
Moreno y el ingeniero Ordoñez dieron un
informe científico sobre las causas y posibles responsables de ese fracaso. Las
investigaciones de la Contraloría que culminan ahora con este veredicto se iniciaron
desde las primeras denuncias. Quintero no existía entonces y lo que ahora busca el petrismo – ideologizando el
problema- es sacarle beneficios políticos. Por eso, tal como lo había denunciado,
Quintero ha convertido a Tele Medellín en su canal personal, el de Cepeda, Sanguino,
Muñoz,etc .
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