O COMISIÓN O
TRIBUNALES DE LA VERDAD
Darío Ruiz Gómez
El exministro Pinzón ha dado una opinión –bastante sustentada por cierto- sobre la Comisión de la
Verdad y el hecho de que la mayoría
de sus miembros (as) sean sesgadamente de izquierda. Lo cual es cierto y por lo tanto hace discutible su nombramiento en la medida en que la tarea de una Comisión
de la Verdad debe ser la de aclarar con criterio racional la verdad
respecto a los horrores que el
pueblo colombiano ha padecido por parte de un grupo de violentos que
quiso imponerse a través de la llamada violencia revolucionaria y es el grupo con quien el Estado ha firmado
un Acuerdo de Paz y por otro lado lograr diferenciar estos ángeles del materialismo histórico de los también siniestros grupos de delincuencia del narcotráfico en unas fronteras donde unos
y otros muchas veces llegan a
confundirse. Una Comisión de la Verdad exige la presencia de jueces
probos capaces de vencer la tentación de partir de una Verdad pre-fabricada por
parte de cualquier ideología al uso porque la Verdad es el único camino posible hacia la reconciliación y la paz.
¿Cuáles son al respecto los fundamentos de justicia establecidos como premisas por esta Comisión de la Verdad para juzgar a los distintos culpables de este
horror que hoy seguimos viviendo si todavía aún no
hemos hecho claridad sobre conceptos definitorios como Crímenes de Lesa
Humanidad, genocidio? Los juicios a los
jerarcas nazis, a los dirigentes soviéticos - ejemplo que no me cansaré de repetir- por sus
atrocidades se extienden hoy a Castro,
Ortega, Maduro, y a quienes a nombre de cualquier ideología inhumana
pretendan justificar una violencia ciega. Entonces la pregunta es lógica: ¿Los miembros de la
Comisión de la Verdad no debieron ser
escogidos entre quienes representan la justicia de un Estado de Derecho? Alfredo Molano q.e.p. d. quien nunca
negó su cercanía ideológica con
las FARC conoció de primera mano las
andanzas de los distintos Frentes, lo que le impedía como lo dije en una columna aparecida antes
de su muerte, ser parte de la Comisión
de búsqueda de una verdad cuyos
victimarios ya conocía. Hace poco el padre De Roux firmó
con el Arzobispo Darío Monsalve
un equívoco comunicado sobre el actual
Bojayá sin que para nada
mencionara al directo responsable de esa matanza, Benkos Bihojó ni haya señalado al ELN como responsable del asesinato de líderes indígenas y
afrodescendientes. ¿No debería el padre
de Roux ahorrarle tiempo y dinero a los contribuyentes y no dilatar la espera para que el país conozca la verdad sobre los autores de
masacres y matanzas cuyos nombres le son
familiares desde hace tiempos? Una
militante de izquierda como Michel Bachelet dio una
demostración de su altura moral al
presentar al mundo un informe objetivo sobre las cloacas del
madurismo. Los métodos de la llamada justicia revolucionaria donde a nombre de una “verdad” totalitaria se recurrió a toda clase de vejámenes,
torturas psicológicas y físicas para señalar a los “culpables” nos sirven en nuestro caso, repito, para poner de
presente ante la opinión pública la
diferencia que existe entre una justicia democrática nacida del Humanismo y las
farsas de esos” tribunales del pueblo”. La Mona González ha tenido siempre la
sinceridad de reconocer que milita en el
Partido FARC lo que éticamente la imposibilita a la hora de desentrañar la
maraña de mentiras, encubrimientos, que es necesario desvelar para encontrar a
los verdaderos culpables y reconocer el sacrificio de las víctimas, pues la
verdad es un problema moral y no un
problema político. Recibí un mail anónimo
que dice que “Darío Ruiz a través de sus
artículos va señalando el nombre de aquellos a quienes considera sus
enemigos” Claro, ellos pueden calumniar impunemente, chantajear a quien discrepa de sus estrategias recurriendo a la falacia de que criticarlos los puede exponer a que los maten. Una manera
disfrazada de negar la libertad de
opinión frente a una problemática decisiva que es pública por lo tanto y
admitir que quienes realmente corren
peligro son aquellos que, en una
demostración de libertad intelectual, se
han atrevido a hacerles reparos . Vuelvo a Antonio Machado: ”Ni mi
verdad ni tu verdad: la verdad”
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