LA CIUDAD DE LAS
DESAPARICIONES
Darío Ruiz Gómez
Con una gorra y con
el tapabocas ningún policía o vigilante
de la pandemia puede reconocerme y sobre todo certificar mi edad de manera que
como lo haría un espía norteamericano en una ciudad comunista puedo desplazarme en un vehículo y dar un rápido vistazo a cierto sector de la
ciudad cuyas calles deben estar
solitarias tal como efectivamente lo
compruebo en el sector de El Poblado pero cuando hemos cruzado el puente sobre
San Juan y un gran aviso nos anuncia pomposamente que estamos penetrando en la “Ciudad
histórica” al igual que en aquella visita que hice al Berlín Comunista la fealdad es lo que me recibe, lo que veo alineados contra un muro es a una serie de
drogadictos de figuras vencidas por la miseria y la droga, la muralla del
llamado Parque de San Antonio es más fea y menos sólida de lo que recordaba y
comienza a emerger una multitud de afrodescendientes que se
mueven desordenadamente como si no existiera el peligro de un conductor desquiciado que los atropellara o para ellos
no existiera el Coronavirus. La impresión es la de un sector que sin remedio se
degrada. El frustrado corredor verde se interrumpe con la aparición de una descomunal
estructura de metal pintada de negro y que despliega sus alas como un ave
maligna de manera que el verdor de las plantas es sofocado por este descomunal
estructura que rompe la escala de los edificios y deja
al desnudo la fealdad de la abigarrada y desarticulada fachada de chazas y almacencitos. La escala humana que esos transeúntes debieron
haber señalado a quien supuestamente diseñó esta avenida no existe y por lo
tanto la mirada se desequilibra cuando observo la barbaridad cometida por
quienes colocaron una estación del tranvía enfrente de la iglesia de San José
agrediendo el volumen de la iglesia y el atrio. El cruce con La Playa que debió
ser atenuado con entradas lógicas ha quedado como un problema de diseño
resuelto con la chapucería propia de un contratista y no de un diseñador urbano
de manera que la fachada de edificios modernos que debería verse como un sector
renovado anunciado por el equilibrado volumen del edificio del Banco, se
esfuma estéticamente en lo
más anodino pues el tajo brutal que se
hizo para crear la avenida Oriental destruyó bárbaramente un sector que era un verdadero
patrimonio arquitectónico, de ahí la
persistencia visual de culatas de edificios recortados, la inexistencia de un adecuado mobiliario urbano, esa hiriente
panorámica de la “otra” ciudad que domina la visión de las montañas agredidas, las ruinas de un edificio
emblemático como la Casa Egipcia, el desorden, los casinos y los feos moteles y
al entrar en el deprimido constatar que
no hay luz, que penetramos de improviso
en la oscuridad con el temor de que alguien lance una piedra y al salir enfrentar el ofensivo espectáculo de mendigos, enfermos terminales tirados sobre
las aceras y los separadores entre papeles sucios, hogueras primitivas:
una tierra de nadie. ¿No era este el Centro histórico? Si no he podido
entrar al Parque de Bolívar es porque no hay lógica alguna en el trazado vial
porque la fealdad que caracteriza al sector mentalmente ha hecho desaparecer edificios, recorridos, a
la catedral rodeada de feos moteluchos y sobre todo porque me ha espantado alejándome de cualquier
interés por este sector en manos de la delincuencia.
Tomé el título de
esta columna del extraordinario libro de uno de los mayores escritores ingleses
del Siglo XXI, Iain Sinclair y su recorrido por Londres verificando
desapariciones de personas y lugares de trabajo, de bares famosos,
de cafeterías y cines, de la altanería humillada del Distrito financiero o sea de una ciudad como nuestra propia historia
personal. Recordemos que la Constitución de 1991 exige la inclusión del informe
sobre Patrimonio Cultural para que pueda
ser aceptado el Plan de Desarrollo. ¿Dónde
está ese informe sobre Medellín? ¿Qué se hizo con los miles de millones que el
anterior Alcalde se gastó para crear un “Centro histórico”?
Usted se quedó petrificado en el tiempo, en la guerra fría, este blog se autodestruirá en 10 segundos....le colonizaron la mente las series enlatadas americanas de los 70 y 80, muy mediocre pensante
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