Fernando de Szyszlo (BABEL) |
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FERNANDO DE SZYSZLO
Y SU PASO POR ESTE MUNDO
Carlos Alfonso
Rodríguez
Desde la época de
José Gil de Castro (Lima, 1785-1841) y de Pancho Fierro (Lima, 1809-1879),
nacidos en la tres veces corona villa, cuando todavía esta ciudad era la
capital de la Nueva Castilla, y bajo el gobierno de la corona española. Por
coincidencia ambos pintores de origen afrodescendiente, pero en el caso de
Pancho Fierro, fue un caso mucho más dramático pues fue hijo de un sacerdote y
de una esclava. Mientras tanto en el Cuzco, se desarrollaba la denominada
escuela cuzqueña con sus respectivos personajes y representantes. Con el tiempo aparecen en el escenario
pictórico peruano: Ignacio Merino (Piura, 1817-1876); Francisco Laso (Tacna,
1823-1869); Daniel Hernández (Huancavélica, 1856-1932); pero ya estos eran
tiempos de la República y de algunas libertades. Hasta llegar al siglo XX en
donde se registran nombres como los de: José Sabogal (Cajamarca, 1888-1956), Camilo
Blas (Cajamarca, 1903-1985). Luego en las montañas peruanas el gran pintor
César Calvo Araujo (Iquitos, 1910-1970) llenaba ese espacio con su profunda y
vernácula obra. Juan Manuel Ugarte Eléspuru (Lima, 1911-2004), Teodoro Nuñez
Ureta (Arequipa, 1912-1988) y en los médanos, arenales, oasis y paracas del sur
nace Sérvulo Gutiérrez (Ica, 1914-1961), éste último logra convertirse en el
más mediático del momento por la relación que mantuvo con la prensa y con Doris
Gibson, directora entonces de la Revista Caretas. Pero es en definitiva con la
generación de artistas encabezados por Fernando Szyszlo (Barranco, 1925-2017),
que se logra una verdadera trascendencia, relevancia y denominada
internacionalización por sus innovaciones creativas que causarán un buen
impacto en la vida cultural, con sus exposiciones y con su frecuente presencia
en los medios. Precisamente, en ésta generación se encuentran maestros como
Víctor Humareda (Puno, 1920-1986), Tilsa Tsuchiya (Supe, 1924-1984), Armando
Villegas (Ancash, 1926-Bogotá, 1913), Alfredo Ruiz Rosas (Lima, 1926-2002) y
Alberto Quintanilla (Cuzco,1934- ), en donde como puede notarse por sus
orígenes natales se manifiesta una suerte de descentralización del arte
pictórico y una gama diversa de referencias, que ya se venía configurando por
regiones, espacios y lugares de nacimiento, produciendo un nuevo panorama
pictórico y un mapa geográfico cultural que se desbordaba de sur a norte, y del
pacífico al oriente.
Fernando de Szyszlo,
empieza a estudiar Arquitectura en Lima, pero luego se traslada a la facultad
de Artes Plásticas de la Universidad Católica de Lima, que en esos tiempos
contaba con el aporte pedagógico del pintor y vitralista de Adolfo Winternitz
(Viena 1906-Lima 1993), quien contribuirá al desarrollo de su vocación
artística y creativa de manera decisiva e importante. El joven artista se casa
con la joven poeta Blanca Varela, con quien se conoce en el tradicional barrio
limeño conocido como Santa Beatriz, que estaba rodeado de casas construidas con
estilos afrancesados con amplios jardines, balcones y patios solariegos, en
donde ambos vivían bastante cerca, eran vecinos. Por lo cual se amistan, se
atraen, se quieren, se casan y se van a vivir a París, muy jóvenes, muy locos y
bastante decididos, allá logran contactarse con André Bretón y el movimiento
surrealista y conoce de esta manera el denominado “abstraccionismo” que
lideraba Kandinsky, y se entusiasma con esa corriente pictórica, porque
prevalecía en aquella pintura la búsqueda incesante de la forma y el color;
pero él a esa tendencia artística europea le agrega el potencial artístico que
yacía en el arte precolombino, en especial en el arte de las viejas culturas
del sur del Perú: Paracas y Nazca, que son culturas pre-incas, ubicadas en el
departamento de Ica, precisamente tierra de la madre del pintor, que era
hermana del poeta Abraham Valdelomar (Ica 1888-1919). Pero Fernando de Szyszlo,
no buscaba solo lo folclórico ni lo efímero, sino más bien lo exótico, lo
trascendental, la magia del color. Por lo que se puede decir que generó una
fusión, un sincretismo y una novedad en su propuesta, ya lo había dicho con
gran énfasis Armando Villegas: “Solo el conocimiento es capaz de lograr la
innovación”. De esta manera ésta célebre generación abre las puertas a la
pintura peruana que se hace más visible en el mundo, también bastante más
apreciada, que demuestra que solo la investigación es el motor de la
creatividad. No deja de ser casual la relación que el maestro Fernando de
Szysyzlo tuvo con la literatura desde siempre, incluso llega a ser bastante
pasional, porque el tío Abraham Valdelomar, que fallece cuando él tenía 6 años
de edad, habitaba en su casa a través del profundo pesar de su abuela que lo
tenía presente por medio de los recuerdos ante su prematura muerte, y también a
través de los testimonios de su madre. La muerte del tío artista se convierte
en un antecedente,puesto que también hereda la biblioteca personal.
La primera esposa
del pintor fue la connotada poeta Blanca Varela, pero la literatura ya estaba
presente también por medio de esas primeras lecturas que hace desde niño y
adolescente en donde tiene a Verne, Proust, Alejandro Dumas, Rilke, Malraux,
César Vallejo, Georgette Vallejo, Emilio Adolfo Whesphalen, Jorge Eduardo
Eielson, Javier Sologuren, entre otros. Existe una fotografía en donde se
encuentra con Guillermo Cabrera Infante, Damián Bayón, Octavio Paz y Mario
Vargas Llosa que se encuentra en el único libro que publicó: Una vida sin dueño
(España, 2017), en donde se explaya contando sus historias más íntimas y
profundas, en donde también responde a muchas preguntas e interrogantes, como
también a la posibilidad de haberse quedado en Europa, y tener mucha más fama,
reconocimiento y dinero: “En Perú tengo todos mis vínculos y creo, como
Unamuno, que la única manera de expresarse es de local a universal. Tener
raíces profundas es lo que siempre he buscado. No he buscado tener éxito,
aunque lo he tenido, y no he dependido de nadie y eso es tener mucha suerte.”
Hay una generación
de pintores que es posterior a la generación que surgió en los años cincuenta,
en donde se encuentran nombres como Carlos Enrique Polanco, Ciro Madueño,
Carlos Alberto Ostolaza, Hugo Huerto Wong, Cristián Bendayan, que directa o
indirectamente resultan depositarios y beneficiarios de la generación
encabezada por Fernando de Szysyzlo que entre otros pergaminos tiene el haber
incursionado en la política activa al haber participado en lo que fue la
campaña a la presidencia de la República del laureado novelista Mario Vargas
Llosa, aunque siempre a preferido autodenominarse o definirse políticamente,
como un liberal de izquierdas.
A mediados de junio
del 2015 Fernando de Szyzylo realizó una gira a Colombia y llega a Medellín, en
donde ofrece una conferencia magistral en el Museo de Arte Moderno de Medellín,
luego presenta veinte nuevos cuadros en una sobresaliente exposición realizada
en la Galería Duque Arango, en el Poblado, suscitando, motivando y
satisfaciendo las más altas expectativas. Recuerdo haber estado presente en ese
evento en donde a las siete de la noche corrió el rumor que se habían vendido
todos los cuadros expuestos en ese local y empezó ipso facto una repentina
celebración de la que participó el propio artista. Todos los actos y eventos en
donde se presentó el gran maestro Fernando de Szyzylo en Medellín, fueron
bastante concurridos y durante cada uno de ellos fue asediando tanto por la
prensa, estudiantes, seguidores y colegas pintores; que era difícil entender si
en verdad era un pintor o era una estrella de fútbol, o un cantante de rock, o
un famoso youtuber. Antes de fallecer abanderado de múltiples reconocimientos
el notable pintor alcanzó a dejar como una memoria viva y legado, ése libro
autobiográfico en donde cuenta las anécdotas más remotas de sus amores,
desamores, amigos de toda la vida como Octavio Paz, con quien tuvo una relación
amical muy entrañable. Existen cuadros del artista que han trascendido
fronteras como: Inkarri, La noche, El intihuatana, Trashumante. Pero hablar de Szyzylo es también una buena
oportunidad para contar que el movimiento pictórico actual de Lima, se
encuentra en estos momentos bastante agitado por una generación de artistas que
han dado vida a las galerías y espacios de arte en la ciudad, entre estos
nuevos nombres se puede mencionar a Flori Bandini, Daniella Queirolo, Elia
Amador, Rafael Moreno Lozano, Javier Arriola, Violeta Block, Rodolfo Zappino,
Harold Wilson, Clavel Mena, Claudia Casusso Rocha, Pablo Huamaní Buleje, Joseph
De Utía, Eduardo Cochachín, César Cáceres, Roxana Granda, Chanel Delfín, Rafael
Guevara, José Carlos Espinoza, José
Saldarriaga, Miguel Ángel Velit, Fernando Alcócer y Mila Rispa.
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