miércoles, 8 de enero de 2020

El frágil juego de un alquimista... / Saúl Bustamante C.






El frágil juego de un alquimista...

Saúl Bustamante C.

                                        A Margren

Abrázame, le dije una vez más.
Esperé a través de los días, después de una aventura, cuando anduvimos contagiados de ausencia,
En la noche embrujada con palabras e iluminados hechos,
El agua tibia coincidió con la calidez de los cuerpos, sus dedos en geométricas caricias circulares como frotando su sensibilidad tras la esperanza de evidenciar las hipocresías recurrentes para contagiar abruptamente la intransigencia y el desamor.
La teoría en práctica creó revuelo cuando manipular el proceder advertía cualquier error...
Soy paciente,
Soy creyente,
Soy complaciente,
Soy humano,
Soy buen escucha,
Soy un creador
Soy analista
Soy un poco sabio y conozco las armas de los rivales.
Quisieron arrebatar mi serenidad,
Quisieron amedrentarme pero aprendí de mi padre a defenderme con estilo, sin escuetas actitudes.
Quisieron robarme su amor sutil, perverso y delicado:
Cada mujer es para cada hombre,
Todo esfuerzo es contundente y los dolores del alma son agudos fraguando la infelicidad.
El viejo poeta anduvo solitario, tuvo tiempo suficiente para discernir los embates de la vida,
Madrugo tantas veces bajo el cielo oscuro, el frío, la lluvia, unas lágrimas, el hambre la noche, las eternas noches.
Entonces, cómo no remediar los asuntos del corazón.
Me hablé de catarsis, callar, escribir sobre sus hazañas desde mi conciencia me recusé de nuevo
Abandoné el mar,
Abandoné el tiempo,
Abandoné su compañía,
Abandoné las máscaras,
Abandoné su cuerpo,
Abandoné el bullicio y fui paciente, entonces, pues hui a mi trinchera con mis libros y mis recuerdos .
Me alimenté de sus imágenes, de la fe del hombre, de su voz, de sus escritos, de sus caricias
Me alejé entonces del celo, la vi caminar sin mí, Distante, observando sus pasos, pensé en las pequeñas cosas escalar sobre las partículas, sobre las necias voces y la adversidad.
Me enclavé en el silencio, en las letras me inspiré, me llené de nostalgia, recurrí al lápiz y al papel.
Jugué al juego de los escribientes.
Trataron en educarlo,
Trataron de emanciparlo, de corregir los malos hábitos y entrar en el romance, en la seducción y complacencia.
De cómo una mujer es serena, cordial, noble y tenazmente perversa, que no basta entrar y desovar en ellas, pero no se acentuó en leer sus ojos.
Atarla en las prohibiciones del amor, condenarla a la esclavitud, su corazón, su mente, su cuerpo puro poseído por el fuego.
Estoy contagiado por la palabra, por librarme de las penas.
Por el metal, por el rock, por el trans, por las corrientes alternas del punk, del funk, de Iron Maiden del trash, del son del pop eterno de Los Beatles, y no me quedé en los remansos del gran Vicente Fernández.
De Led Zeppelin de Moby Dick,
De Black Sabbath de NIB,
De The Rolling Stone y su eterna balada, Angie.
Que yo nací un día atrás viendo primero la luz del alba. Y llevo muchos amaneceres
A cuestas..
Que lamento la muerte de Poe,
Que lamento la muerte de Lennon,
Que lamento la muerte Rubens,
Que lamento la muerte de mis abuelos
Que lamento la muerte de mis rivales,
Que lamento la muerte de Juan Pablo Segundo,
Que lamento la muerte de Cabrera Infante,
Que lamento la muerte de mi padre, de irse sin avisar cuando lo hacen los grandes hombres sin ruidos y en su eterna paz, así de sencillo, sin banalidades y superfluas razones, así como yo heredé su historia en la ostentación de su recuerdo...

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