LAS IDEAS POLÍTICAS
Darío Ruiz Gómez
Cuando veo en la t.v que el
ejército detiene a guerrilleros del ELN, el EPL, las FARC- “disidencias”- lo
que veo es gente de origen popular, campesinos convertidos en sanguinarios
asesinos y no los fieles defensores de una idea política precisamente.
Miran a la cámara y no dicen nada. Pero tampoco dicen nada García o Beltrán o
Pablito fuera de frases clichés sobre “la paz y la lucha de los pueblos” ¿Por qué
y bajo qué razones todos los días matan a un inocente soldado cuyas madres,
familiares vemos en pequeños pueblos pobres y olvidados? Pero ¿le ha escuchado
alguien a Iván Cepeda, a Piedad Córdoba, a Alirio Uribe, a Aída Avella, una
sola declaración basada en las supuestas ideas ue dicen defender y que deberían cambiar la
sociedad colombiana “liberándola de la explotación capitalista”? ¿Cuál de ellos se ha tomado en serio la tarea
de leer a Marx, a Lenin, a Zdanov? ¿Cuál de ellos ha salido a las ciudades y a
los campos para comprobar que nunca existió en Colombia el proletariado
revolucionario y que la clase campesina siempre ha sido tradicionalista? Marx
señala precisamente la diferencia sobre la realidad que nace de la praxis y no
de la violencia injustificada Reiteremos la pregunta ¿Qué es entonces lo que
los Magistrado de la JEP están teniendo en consideración para calificar como
crímenes de guerra? ¿Desde qué perspectiva jurídica lo harán magistrados que en
su mayoría aún son militantes de una corriente de izquierda ya desacreditada en
el mundo, y que nunca consideraron lo que supone la responsabilidad de defender
una democracia? Para juzgar a los criminales de las guerras balcánicas, las de
Ruanda como antes las de los nazis y estalinistas – no dejo de repetirlo- el
enfoque ha sido el que brinda la defensa de los valores del humanismo, el
derecho universal, fundamentos de una sociedad civilizada. Repito, aquí en
Colombia todas esas situaciones se dieron durante la lucha armada de las FARC y
se continúan dando bajo el ELN, las Disidencias de las FARC de manera que un
día no muy lejano tendremos que ir en peregrinación a colocar flores en las
alambradas de los campos de concentración donde las FARC dejó pudrir en el
pantano a tantos soldados y oficiales y tendremos que recorrer con un nudo en la
garganta las largas jornadas de las marchas de poblaciones desplazadas. Ocho
mil secuestros: la cifra no remite a la verdad de los hechos en la mayor ofensa
a la dignidad del ser humano, al mayor crimen de lesa humanidad que se pueda
cometer. ¿Qué teoría política puede justificar esos huecos llamados “cárceles
del pueblo” donde encontraron los lívidos cuerpos de niños que habían muerto de
pánico? ¿Porqué los economistas “marxistas”
no nos aclaran el gran negocio de las minas de coltán y de oro y esas grandes
ganancias hacia dónde van? Recuerda Steiner
a los escritores franceses que alabaron a Stalin y luego debieron retractarse
de ese grave pecado: la degradación pasa
de ser un guerrillero, como lo analiza
Hosbsbsbwum, a convertirse finalmente en un bandolero. Ya
no hay un lenguaje que desvela sino el
simulacro de un palabrerío encubridor que hoy
la súbita aparición de la banda de
delincuentes El Paisa-Santrich-Márquez –Romaña para “reiniciar la revolución”
con el auspicio de Maduro, deja crudamente al descubierto sin la posibilidad de que sus abogados y
hooligans puedan ya encontrar algún
sofisma jurídico que propicie otra vez el engaño a la justicia, propicie
también un periodismo
mercenario –la inolvidable secuencia del Magistrado Bobadilla y su voz melosa leyendo la “argumentación
jurídica” que dejaba libre a Santrich- ya que el registro visual y escrito de estos últimos meses donde se pone
de presente y ya irrebatiblemente el doble juego de actores y coros, está ahí presente
en quienes lanzaron gritos de júbilo ante cada absolución a Santrich,
aquellos que calificaron de linchador al presidente Duque por llamar mafioso a
quien acaba de arrojar a un lado sus muletas, se puso en pié para exhibir su AK
47 y con sus compinches pretende
hacernos creer que esos disfraces los van a liberar de sus fechorías en el
narcotráfico ¿Qué nos dirán los
“politólogos”? ¿Socialismo del siglo XXV?
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