HACIENDO
UN PERSONAJE
Darío
Ruiz Gómez
Mi papá me enseñó a tener una curiosidad
atenta para descubrir en lo inesperado un dato clarificador sobre una trama
social, sobre el devenir de unas conductas que no parecen intuir que están siendo observadas buscando el momento preciso para sorprenderlas
in fraganti. A veces el investigador ha creído perder las pistas y diez años
después por una fortuita circunstancia descubrir al responsable de un delito.
De este modo se pudo detener a criminales nazis y soviéticos, sorprender a
dobles agentes de espionaje. No es que quiera colocar en estas clasificaciones
a Enrique Santiago el abogado español de las FARC sino que el deliberado
silencio de los grandes medios de comunicación bogotanos “al servicio de la paz “respecto a él, despertó
mi curiosidad ya que nunca dejo de estar al tanto de la vida política de España.
Una entrevista en el blog de izquierda
gallego “La Marea” me comenzó a arrojar luces sobre la personalidad de este
militante del casi extinto Partido Comunista español. Una respuesta bastó para
poner de presente su ideología estalinista:”España debería como lo hizo el
gobierno colombiano con las FARC concederle la amnistía a los presos de ETA”
–cito de memoria- Petición que para cualquier víctima de esos terroristas, para
cualquier mente democrática constituye
una afrenta como lo comprueba la negativa de la justicia española a
conceder amnistía a esos criminales. Santiago
acaba de aparecer en la t.v y en ciertos periódicos españoles como
defensor de PODEMOS – un Partido que en
las últimas elecciones prácticamente se había extinguido- en su paradójico intento de acceder a
unos Ministerios
en la formación de lo que debió ser el gobierno de Sánchez. A Santiago – un personaje
de doble vida, revolucionario en Colombia y demócrata en España- no lo
olvidemos se le deben recomendaciones tan siniestras como la de desmontar el
Ejército colombiano y hacer nombramiento de los Comandantes de las FARC en esas
nuevas fuerzas militares, ya que en la Paz obtenida “las Fuerzas Armadas
necesitaban de una nueva estructuración”, puro estalinismo que ni siquiera los
más obstinados comunistas de Izquierda Unida podrían aceptar. En declaraciones
para el periódico “El Español” –día 7 de septiembre del año en curso- Santiago
confiesa que desde hace tres décadas colaboraba con las FARC en su papel
de experto en “Derechos de la guerra y
los refugiados” Precisamente en 1989 las FARC habían arreciado los desplazamiento de poblaciones enteras,
sus ataques con cilindro bomba a poblaciones desprotegidas, los secuestros masivos y en la última década había justificado como “revolucionaria”
su entrega al narcotráfico, sus
colaboración con los carteles mexicanos,
etc. ¿A qué refugiados defendía entonces Santiago y bajo cuáles Derechos de Guerra? Santiago
confiesa que fue Piedad Córdoba quien lo recomendó para hacer parte de la
Comisión de Paz de la Habana. Cuatro años fue amigo de Márquez sobre cuya huída a
Venezuela y la creación de un grupo narcotraficante, dice:”Se equivoca Iván
Márquez, pero solo pide cumplir el acuerdo” Como si Márquez, El Paisa, Romaña,
Santrich fueran ajenos al narcotráfico ni Santiago en esos años de
honda amistad no se hubiera enterado de los grandes cultivos de yerba en
distintas regiones del país, de las rutas de la coca. “Las FARC, dice, fueron
una guerrilla liberal”, “Las FARC son una guerrilla campesina” Y aclara sus
posición con esta “joya filosófica”: “Ni
la guerra ni la paz se hacen por
cuestión ética” se dan por lo
tanto muertos buenos y muertos malos.
“La Fiscalía buscaba hacer estallar el proceso de paz extraditando a
Márquez y a Santrich” explicación seguramente comprensible para la cándida
izquierda española que desconoce
deliberadamente el proceso de investigación mediante el cual se llevó a cabo la
detención de Santrich . Orondamente Santiago remata estas seguidillas de tergiversaciones de la
verdad diciendo : ”Le aseguro que si
Estados Unidos te pone el ojo encima y decide extraditarte da igual que seas
culpable o inocente…Márquez llegó a la conclusión de que la intención era esa y tomó medidas de precaución” Una
explicación al uso solamente de blandos
mamertos pero que oculta la verdadera
dimensión del aventurerismo político de este personaje durante treinta años, y cuyos hitos
deberá investigar el Gobierno y no la Comisión de la Verdad. En las ciudades
colombianas lo esperan millones de refugiados de la guerra.
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