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La
sombra de Erato de José Mario Sánchez
Víctor
Bustamante
Un
primer libro de poemas conjuga y resume todas aquellas preguntas que el autor
se hace a través de los años, en él aparecen y se esconden, pero también
reaparecen los diversos motivos que quien escribe, él sabe que queda marcado
porque esos temas, esa manera de escribirlos, de definirlos, se convierten en
su impronta, a veces se aleja pero siempre se regresa a ellos. En estas mismas
palabras se haya un derrotero, ya que al atreverse a juntar sus escritos de
diversas épocas se marca ese camino indefinible hacia una escritura diferente,
pero propia y posterior que vendrá cuando el espíritu del autor decida indagar
por otros territorios, cuando el tiempo macere algunas ideas, y así, quien
piensa un poema, sabe que desde ese primer libro alguien, él mismo señala que
ha iniciado su camino por las zonas sagradas de la escritura, donde la palabra
se expresa y define a su autor.
De
ahí que La sombra de Erato de José
Mario Sánchez se convierta en la primera ventana para atisbar a su autor. Este
puñado de poemas nos servirán para indagar, para adentrar, dentro de su
concepción del mundo, así como en sus ajustes personales ya que al escribirlos
o se deja de una vez ese tema o se sabe que estos temas merodearan por su
espíritu creativo. De ahí que al leerlo, de ahí que al aproximarnos a sus
poemas es notoria la escritura tan personal, ya que José Mario no utiliza
metáforas, ni palabras que nos distraigan por su brillo. No, en él su escritura
es sencilla, es como si conversáramos con él, o como si en voz baja murmura sus
pensamientos. He dicho pensamientos, y ahí reside, en esa palabra, todo un mundo,
ya que la escritura de José Mario se desliza a lo poético pero a través de una vía,
los pensamientos que bullen en el habla, los pensamientos que lo dejan perplejo
ante el mundo que él vive. Todo marcado de una manera indudable por dos de sus
creencias más acendradas, lo religioso, pero no como fanatismo sino como
plenitud, la de tener presente y no juzgar a Cristo en la cruz sino como
sacrificio de la cual el poeta aún se aferra pero también está la presencia más
humana de San Francisco de Asís más presente, más solidario, y sin ninguna
exigencia ni paraísos prometidos.
En
su poesía el carácter de José Mario lleva su sello, su pulcritud como persona,
la audacia en estos tiempos de pocas creencias en reafirmar su carácter piadoso
como norma de vida, unido a su bondad que es notoria en su escritura; esa escritura
sin halagos y sin el tropiezo de iniciar una carrera intelectual sino de
escribir por la pura pasión de saber que el camino de la literatura y de la
lectura es como una oración donde se encuentran todas las referencias posibles
y, también como una manera de conversar
consigo mismo, en ese continúo dialogo interior de quien es poeta de verdad. Por
supuesto que tiende esos puentes con sus poetas; aquellos que lo acompañan y,
más que todo, a pensar que lo que escribe es la continuación de un diálogo con
sus reflexiones como referencia. De esta manera, su reflexión y una norma de
vida austera, se juntan para darnos su poesía como la expresión vital. Por esa
razón, como él lo dice, escribir y disparar un arma se juntan de una manera
indeclinable para escribir con sangre una palabra, y así, sea significativa su
poesía. Nada más cierto, sino se escribe con pasión, con infierno, con
desgarramiento, la poesía no deja de ser un elemento decorativo, es decir,
inoficioso.
Pero
qué es la sombra, esa sombra que define al libro. Podríamos decir que la sombra
es la parte que huye de cada persona al chocar, al obstaculizarle la luz, entonces
la luz misma define a esa persona en su contorno, ya que su interior está apresado
en el color negro, y esa persona que nos dice que su libro es la sombra de
Erato, no en vano el título define y es la puerta de entrada. Bajo la sombra
como protección que es quien se desdobla y bajo la guía de la musa de la poesía.
El autor mismo se define, soy la sombra y el instante. Todo un concepto filosófico
que nos hace pensar como ese instante es el momento imparcial en que se da la escritura.
Entre esos dos límites el poeta decide partir su libro en dos capítulos, Alaridos
y Bajo la sombra de Hamlet, zonas caprichosas, ya que el poeta en ambas partes es
asediado por sus temas, Dios, el erotismo velado, la mujer con sus caprichos y
desvelos, y la muerte capciosa y sorpresiva que lo lleva a descreer de
cualquier actividad ya que al fin todo es polvo y olvido.
Cierto,
José Mario ya ha escrito su primer libro, que es el primer peldaño para esa
larga escala en que se convierten esos viajeros del tiempo, que son los libros,
con este puñado de poemas escritos con fuego, con reflexión, y que son la mejor
muestra del escritor.
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