HELÍ RAMÍREZ: EL POETA DEL PARLACHE
Ebéjico, corregimiento Sevilla, Antioquia. 1948. – Medellín 2019.
Juan Carmelo Martinez
Juan Carmelo Martinez
Voy a dedicar estas opiniones con algunas digresiones en torno a la obra poética de Helí Ramírez. No siempre seremos tan asertivos y tampoco tan despistados como para no aterrizar en la emergencia del razonamiento. Lo que sí es bien cierto es de la originalidad emanada de los versos de un poeta de comuna que surgió como un volcán de palabras y discurso para contar una historia en versos desde adentro del corazón del pueblo.
Ahora hagamos cuatro digresiones en torno a la manera de asumir unos textos que visibilizaron, el fenómeno de las comunas por medio de un lenguaje y tonalidad dialectal bastante particular, transgrediendo, en muchos casos; semántica, sintaxis y ortografía haciendo imagen de la vivencia en las comunas de Medellín.
Primera digresión:
La germanía:
El hermanamiento entre rufianes y prostitutas forman siempre una cantera de germanías, lunfardismos y parlaches entre nos. Es decir, un agenciamiento entre malandros que luego por tradición, costumbre, esnobismo se va permeando, primero en un lugar popular donde se reúne toda la gleba rufianesca de la tierra en las laderas y llanuras de los barrios, luego a toda la periferia de una ciudad, luego a toda la ciudad, luego a todo un país, hasta traspasar fronteras y trascender en el tiempo y aparecer como una metástasis en otros lugares del mundo de una lengua y para este caso el Castellano (hoy enarbolado como Español) en sus diversos puntos de la geografía del planeta.
En un ensayo de Encarna Podadera Solórzano, de la Universidad de Valencia, da una cátedra sobre los orígenes y desarrollo de las germanías en la obra de Cervantes, enfocándolas desde una de las obras cervantinas, más prestas para la demostración así:
“El mundo del marginalismo a través de la lengua de germanía en Rinconete y Cortadillo (1613) de Miguel de Cervantes”
“………”
“En el estudio de la lengua de Rinconete y Cortadillo se han extraído un total de 390 unidades fraseológicas, de la edición primitiva, y 413 locuciones 30 de la edición posterior, pertenecientes a los bajos fondos sociales del Siglo de Oro, a través de las cuales «con acierto genial, Cervantes les hace salpicar su habla no sólo de vocablos germanescos, sino también de ocasionales deformaciones del «buen lenguaje» (Zimic 1996: 120)” ¿Y acaso no fue eso lo que hizo James Joyce con su no menos famosa e importante obra Ulises? y ¿qué decir de la obra de García Márquez? Solo que desde otras dimensiones del lenguaje. Queda la inquietud para enrutar una investigación en este sentido.
Sobre la germanía: “tener vaca en la dehesa”, “tener yegua en la dehesa” (por tener vaca amarrada en la jerga campesina antioqueña y regada por el país con los arrieros y aserradores) “Perder la flor”, “Llevar la flor” por perder la virginidad o seguir virgen (entre campesinos del Alto Sinú decían “perdió el tapón o tiene el tapón” o bien “Ya está abierta” o “Está cerrada”); “ser sastres” era rajar tulas o las bolsas de los mercados, igual que “hacer la operación” de la jerga militar en Colombia, “Yacer en beco –italianismo-” por pico y referente a las relaciones sexuales y de allí la aplicación antioqueña de dar picos por besos.
El ensayo de esta autora concluye así: “Finalmente, gracias al estudio de la fraseología inherente en el relato, hemos podido comprobar que Miguel de Cervantes Saavedra tenía un profundo conocimiento de cómo era la jerga críptica de la germanía del Siglo de Oro.” En especial, refiriéndose a Rinconete y Cortadillo, una de las novelas ejemplares de Cervantes. Esto de una manera breve para explicar la razón de este tema propuesto, como lo es el caso del poeta del parlache en la ciudad de Medellín.
Segunda digresión:
El lunfardo:
La otra vertiente de un lenguaje marginal y periférico se dio en la capital Argentina, y de razón lo explica en un ensayo para tesis de grado de N Brunet Campeny y titulado: “El lunfardo en la literatura porteña: Roberto Arlt y Jorge Luis Borges.” Un apunte en ese documento dice:
“El lunfardo se originó en Buenos Aires (Argentina) extendiéndose en pocos años a otras regiones y ciudades cercanas a la primera, como Rosario o Montevideo. Para unos, la palabra lunfardo deriva de "lombardo", que es la variante lingüística de Lombardía, una región del noroeste de Italia. Para otros, dicha palabra proviene de Occitania, muy usado por la mafia marsellesa que era bastante activa en el Río de la Plata, a finales del siglo XIX. De esta forma, se cree que los inicios de la jerga sería el resultado de la aportación de las distintas migraciones y de las palabras de origen indígena, africano y gauchesco, que ya
existían en la Argentina. Debido a la gran inmigración procedente de Europa, especialmente de Italia y España (iniciada en el año 1860), esta manera de hablar se extendió rápidamente.”, y hasta aquí la citación.
Un pequeño listado de palabras lunfardas compiladas por el mismo autor en el citado trabajo son: Achurar: Asesinar; Agenciar: Buscar, conseguir un acomodo o algo; Fula: Mujer sin atractivos; Ajenaro: Ajeno; Catre: Lecho, cama; Despachar: Asesinar, matar. (recordemos que en nuestro medio Colombiano se hicieron populares términos como “corte de franela” en la llamada Violencia; y más tarde “borrar”, “liquidar”, “llenar de formol”, “le dio plomonía”, “ lo tiraron al piso”, “lo azotaron” , “ le dieron los siete pies” por referirse a la tumba.
Es de anotar que quien mayormente contribuyó a difundir el lunfardo fuera de las fronteras argentinas fue el tango, más allá de la importancia de Borges y Roberto Arlt. Pues “El tango es un pensamiento triste que hasta se puede bailar.” Decía Enrique Santos Discépolo, el autor de Cambalache. Sin embargo, fue el tango Mi noche triste (Percanta que me amuraste), interpretado por Gardel quien catapultó el lunfardo combinado con el argot popular, en letra de Pascual Contursi y música de Samuel Castriota.
LETRA:
Percanta que me amuraste **
en lo mejor de mi vida,
dejándome el alma herida
y esplín en el corazón,*
sabiendo que te quería,
que vos eras mi alegría
y mi sueño abrasador.
Para mí ya no hay consuelo
y por eso me encurdelo, ***
pa' olvidarme de tu amor.
Cuando voy a mi cotorro ****
y lo veo desarreglado,
todo triste, abandonado,
me dan ganas de llorar.
Me detengo largo rato
campaneando tu retrato
pa' poderme consolar.
De noche cuando me acuesto
no puedo cerrar la puerta
porque dejándola abierta
me hago ilusión que volvés.
Siempre llevo bizcochitos
pa' tomar con matecito
como si estuvieras vos.
Y si vieras la catrera****
como se pone cabrera
cuando no nos ve a los dos.
Ya no hay en el bulín******
aquellos lindos frasquitos
adornados con moñitos
todos de un mismo color,
y el espejo está empañado,
y parece que ha llorado
por la ausencia de tu amor.
La guitarra en el ropero
todavía está colgada.
Nadie en ella canta nada
ni hace sus cuerdas vibrar.
Y la lámpara del cuarto
también tu ausencia ha sentido
porque su luz no ha querido
mi noche triste alumbrar.
*En lunfardo la palabra mina tiene el significado de mujer, y también hay otros vocablos o derivaciones equivalentes como percanta, grela, naifa, papa y papusa, si bien no siempre la significación es idéntica.
**La palabra amurar tiene en lunfardo distintos significados, entre los cuales los más usuales son los de abandonar, encarcelar, no pagar deudas, empeñar un objeto. (En Colombia se le ha dado varias connotaciones y una en especial: estar triste de espalda contra la pared y un pie pisando el muro, con melancolía, por decepción amorosa, laboral, económica, o por pérdida de una amistad).
***Curda (lunfardo) ... Expresiones del lunfardo con el mismo significado son “mamarse” –con su sustantivo “mamado”- o “agarrarse un peludo” (emborracharse) y “tranca” o “esbornia” (borrachera). En cuanto a “escabiar” significa beber alcohol, con su sustantivo “escabio”.
****Esplín: Melancolía o tedio (de origen griego y otra connotación en inglés).
****Cotorro: Cuarto de soltero para citas amorosas, lugar donde se duerme o vive.
***** Catrera: cama
****** Bulín: Habitación o pequeño apartamento que un hombre destina a sus citas amorosas.
"se compraron una botella de vino fino y se fueron al bulín" (Recordemos cuchitril: “buhonera, covacha, antro, garito, timba, tugurio, cuartucho. garita, zahúrda, chiquero, pocilga. Zaquizamí, desván, tabuco, cueva, leonera.”, En otros términos afines tenemos: buhardilla, chiribitil.
Es solo una muestra que expone la posibilidad de hacer un ejercicio de literatura o filología comparada de estos lenguajes marginales o periféricos que terminan por adquirir cierta universalidad dentro de un idioma.
Veamos otros casos de lo mismo, que se han ido combinando y permeando con un parlache más universal en el ámbito del castellano o español en Colombia.
Tercera digresión:
Candelario obeso, el poeta momposino de las negritudes.
Si bien en la España del siglo de oro casi todos los poetas trataron el tema de las negritudes, de manera marginal, igualmente lo hicieron en América Sor Juana Inés de la Cruz y José
Hernández en Martín Fierro, la manifestación más auténtica se dio en el siglo XIX con el poeta momposino.
El lenguaje de Candelario denotó y connotó tanto en lo semántico como en lo sintáctico y lo dialectal con su poética de “Cantos de mi tierra”, donde puso de presente el sentimiento de los suyos, hoy afrodescendientes, del magdalena y cauca, que según me cuentan es muy parecido al lenguaje Sanjuaneño del Chocó, desde el noble sentimiento del pueblo ribereño y analfabeta y eso sí, lleno de saberes populares como una ciencia empírica llena de bondades. Un poeta con toda la originalidad del mundo, desde un mundo vitalista y romántico a su vez. Considerado el primer poeta de este estilo. Luego vendrían los movimientos donde unos apelan por nombrar poesía de negritudes y otros afrodescendiente.
Qué trite que etá la noche, La noche qué trite etá; No hay en er cielo una etrella Remá, remá.
La negra re mi arma mía, Mientra yo brego en la má, Bañao en suró por ella, ¿Qué hará? ¿Qué hará?
Tar vé por su zambo amao Doriente sujpirará, O tar vé ni me recuerda... ¡Llorá! ¡Llorá!
La jembras son como toro Lo r'eta tierra ejgraciá; Con acte se saca er peje Der má, der má.
Con acte se abranda er jierro, Se roma la mapaná... Cojtante y ficme? laj pena! No hay má, no hay má!...
Qué ejcura que etá la noche, La noche qué ejcura etá; Asina ejcura é la ausencia Bogá, bogá!
*****
Cito este ejemplo de Candelario, repito, precisamente, porque la africanía contribuyó en la España de Cervantes, a la germanía o lenguaje popular enriqueciendo el castellano que se universalizó como español. Así se puede entender que filológicamente muchas de estas formas pronunciativas se evidencian en el lenguaje parlache de David Sánchez Juliao.
Cuarta digresión:
David Sánchez Juliao
En una publicación que viene de una compilación de sus obras más sonadas tenemos: “Una década: 1973-1983 (Incluye: « ¿Por qué me llevas al hospital en canoa, papá?»; «Historias de Raca Mandaca»; «El arca de Noé»; «Cachaco, palomo y gato»; «Nadie es profeta en Lorica»; «Pedrito»; «Abraham al humor, El Pachanga, El flecha». Y son, para el caso de este ejercicio, las más destacadas, estas tres últimas. En estas obras se destaca el parlache esquinero sinuano y de perfil, el parlache costeño, donde se destaca, para diferenciar del parlache andino, el aspecto dialectal como un agregado más a esta visión de diversos fenómenos en torno a los lenguajes periféricos y marginales de Colombia.
A manera de ejemplo, la aféresis de la palabra compañero: Ñero pasó a sustituir o engrosar el sinónimo de gamín en el resto del país y l apócope Compa pasó a significar compadre, a la manera de un parlache difundido por los grandes medios. Ahora miremos, un fragmento de la letra del Pachanga:
¿Mi nombre? José de Jesú Negrete, llave. Un nombre, erda, barro. Con olor a santo, y tal. Por eso me lo troqué, sabe, por uno maj bacano: El Pachanga, como me dicen hoy, y tal. Eso, lo de mi nombre, ej una hijtoria medio larga y tal, pero ni tan complicá que dígamo, Nada máj é darle un empunjoncito al tiempo en retro y se ven la cosaj clara. Lo que pasó, la verdá, fue que llegaron los papáj e la salsa, por loj tiempo del viejo Cortijo y su Combo teso, revolucionando cuanto baile de picó se armaba por ahí, y a mí me trajtornó su nuevo rirnmo, sabe, la pachanga.”
Y bien, ahora miremos este segmento del Flecha:
“Erda, vea, yo aquí estoy con este par de manes. Eche, pero levántense ustedes, no joda, no ven que llegó el man Coco, el man coco-drilo de la localidad, oígase bien: de la loca-lidad. Porque, nojooda, aquí en este Lorica sí hay loco, cuadro. Con razón decían el otro día en la televisión que Lorica no descansa sobre un cementerio indígena sino sobre un manicomio chibcha, cuadro.”
En estos temas de Juliao se pueden inventariar todo tipo de anacolutos, juegos lingüísticos, dejos dialectales, apócopes, aféresis síncopas y otros fenómenos lingüísticos y de aplicación para la filología comparada para otro momento y un trabajo específico en la materia. Ahora sí, veamos las peripecias del andamiaje lingüístico desde el Picacho, Un barrio de Medellín anexo a la parte alta de Castilla, el barrio universalizado por Helí:
HELÍ RAMÍREZ: EL POETA DEL PARLACHE
Primero que todo definamos este fenómeno como lo definió, en la introducción, para la justificación de una investigación en torno a configurar un diccionario del parlache, en la ciudad de Medellín, la investigadora Luz Stella Castañeda de la facultad de comunicaciones de la Universidad de Antioquia: “La idea de realizar una investigación sobre la caracterización lexicográfica del parlache, con el fin de elaborar un diccionario, se debe al interés de profundizar en el estudio de una variedad dialectal de origen diastrático (o sociolecto), del español colombiano, denominada parlache, que utilizan amplios sectores de la sociedad, pero en especial los jóvenes de
los barrios populares y marginales de Medellín y de su Área Metropolitana. En toda sociedad se presentan cambios lingüísticos que van mostrando las transformaciones de la realidad. Ahora bien, en los sectores populares y marginales de Medellín, el surgimiento de los cambios lingüísticos fue tan acelerado, que desbordó los límites normales de este fenómeno debido a la agudización de la crisis social y al surgimiento de nuevas formas de “trabajo”, caracterizadas por un marco de trasgresión de la ley y por un amplio dominio de la cultura de la droga, en donde el sector social más afectado ha sido el de los jóvenes. Por esto, a pesar de que el parlache es una variedad dialectal muy extendida, la mayor parte de sus hablantes y los que lo usan con mayor propiedad son los jóvenes entre 15 y 26 años.”
Con estos antecedentes, vamos con el hombre, con su mundo habitado y su lenguaje poético, dándole presencia al parlache: el tono dialectal, ese lenguaje de innovadores semanticismos, laberintos sintácticos y ortografía marginal de los barrios periféricos, con su fonología periférica saboreada con la canabis sativa.
A Helí, a pesar de haber sido mi vecino en Castilla, Castillita, cerca de las canchas que iluminó y amplió en su tiempo, Pablo Escobar, ahí junto al nido de los Mondongueros, lo vine a conocer primero en Apartadó en una esquina rosa, para contactarme a que los acompañara a Necoclí, al grupo de Víctor Gaviria, a un evento de cine-festival, y a que diéramos un recital en la Casa de la Cultura. Allí compartimos, espacio y leímos nuestros poemas. Lo sentí sencillo, jovial y de mente alerta. No le dije que tenía sus libros y que lo leía. Ese fue mi encuentro con Helí Ramírez sin más asuntos. Sin medidas de su tamaño, sin determinar el color de sus ojos ni la calidad de la configuración de su cabello ya vistos por otros, sin determinar el grado del calcio de sus huesos y si el sonido de sus palabras domeñadas por la costumbre de decirlas: su tono dialectal.
Cuando lo leí, lo primero que hice fue darme un concierto de “risaraldas” crueles tras cada peripecia narrada como “Ese encuentro entre la heladería entre dos julanos” en el poema VI donde canta, denuncia y significa:
“Había acabado de llegar el cucho borracho
Se siguen oyendo los gritos
y chillidos de los pelados del perro y el gato
Las voces a media lengua de los pelados
en una sola voz:
-“…no apachito nooo…apachito
…a amachita no pegue apachito no…
Nooo…”-
Aquí el lector debe sentir el grito de los niños y apachurrársele el cerebro ante la desnaturalización ¿del ser humano? ¡Qué diablos! Trabajo para sociólogos, psicólogos, lingüistas, antropólogos del lenguaje barrial, semiólogos, cineastas, dramaturgos, iconólogos, lexicólogos, literaturólogos y filólogos, tienen en toda la obra de Helí, materia para elaborar cada tesis de grado y se asertivos. Con esto dejaríamos sentado la importancia de este acontecimiento lingüístico de la poética de este poeta silvestre y alebrestado en el discurso barrial y confirmar patente literaria al parlache.
Es importante tener en cuenta que muchos modos sintácticos y sus combinaciones semánticas abordan la metáfora, que aparece espontánea sin fustigar la sesera para dar significado de sentidos múltiples, igual que ocurre en la germanía y el lunfardo, y esta es otra línea de sentido para una investigación en tales asuntos:
“---“Eheee… éste infla un alfiler”---“Aquí a manera de ejemplo se combinan metáfora e hipérbole. (Pág. 17, Cortinas Corridas 1980). O esta belleza de “Golosina de sal” que es otra metáfora que a su vez es descriptiva de algo real:
“Su piel se me confunde con
Un pedazo de noche sin luces.
Sus senos se me confunden con
Peras negras entre una camisa blanca.
Sus dientes brillan como estrellas en su boca…
Y mi deseo burbujea
Por mis ojos
Por mis poros.”
(pág.59, Golosina de Sal, Medellín-Colombia, 1978)
Estos versos me evocan un famoso poema de Mallarmé que muchos califican de críptico y por lo tanto misterioso y que no es más que una frustración sexual con una despampánate afrodescendiente con una andanada de metáforas d su creación.
Sigo pensando que cuando se habla de lenguaje críptico se me viene de igual manera el educado Góngora con su barroco culterano del siglo de oro español, y qué decir de nuestro León de Greiff aunque de características diferentes con sus juegos aliterados y en definitiva musicales.
Así nos adentramos en el mundo de las metáforas silvestres y arrevesadas, como la vida misma de los habitantes del mundo oculto de las grandes ciudades: del malevaje y la pobrería. Vuelvo y digo, parlache que se universalizó en la era de Pablo Escobar a tal punto que permeó todas las calases sociales, atravesando por los cuatro puntos cardinales al país.
O este oxímoron que pareciera una antítesis: “La vida muerta asusta.”, trinan las onomatopeyas y las jitanjáforas, todo un andamiaje arquitectónico lingüístico. Lo que importa en Helí es el mensaje no la ortografía y ni la terminología, aunque para hacerse entender prima el sentido común de la lógica de los sucesos y acontecimientos de la vida en los barrios, sus formas lingüísticas y configuración social.
Pasemos a otra perspectiva de esta mirada al trabajo poético de Helí que tiene que ver en los trasfondos de las entrevistas de que fue víctima, puesto que no buscaba protagonismo alguno, simplemente se encontró una guaca lingüística. En dichas entrevistas logradas, a regañadientes, donde cada pregunta deja una carga de verdades y otras preguntas que tilinguean en la memoria.
Oscar Jairo González Hernández, profesor y crítico literario de la universidad de Medellín, el de la Trompeta de Mercurio, en una entrevista a Helí le pregunta:
“-En su formación poética y literaria, ¿qué tanto incidió el Nadaísmo?, ¿qué opina de ese movimiento?” A lo cual responde:
“¿El Nadaísmo? nos dejó a Jaime Jaramillo Escobar, a J. Mario, a Eduardo Escobar, a Fanny Buitrago, a Jaime Espinel; un pedacito de Darío Lemos que nos pudo haber dado más, pero bueno, es tan extraña la poesía que lo que nos dejó pudo haber sido lo que tenía para dejarnos, y si se lee con detenimiento, es suficiente.”
Denota un carácter novedoso y de inspiración para asumir su propio verso y determinar su propia forma literaria. Fueron ráfagas liberadoras para su narrativa poética. (Otra vertiente del nadaísmo así me queme la crisma.).
En la misma entrevista sobre los encasillamientos responde: “He leído algunos poetas colombianos, algunos españoles, algunos norteamericanos, algunos ingleses, algunos franceses, reenvasados al español, claro está, en mi caso, y a ninguno de ellos le debo nada, y a todos les debo mucho”.
Es decir, leía y revertía botando el afrecho conceptual de la literatura para sí mismo y a su vez ir construyendo lo que su caletre le indicaba. Como predicaba Fernando González: “Lo primero es conocerse, y lo segundo, cultivarse.”
Ahora, veamos la última pregunta que le hace Oscar González a Helí: “- ¿Podría decirnos cómo transcurre una noche en su vida y cómo realiza este trayecto hacia su obra, cómo la mueve?” A la cual Helí responde:
“La noche, como entiendo su pregunta y que es hacia donde apunta la idea de ustedes, se la dejo a Novalis, a Blake, a Holderlin, a J. A. Silva. La noche que me rodea a mí desde que nací es de beba, baile, amor, odio, muerte y vida”."
Esta respuesta nos lleva reivindicar a Helí no solo como gran observador de la calle, los tugurios y las esquinas sino como un lector libre que se nutría de otras vidas y otras lecturas para nutrir la suya y no inventar el “cagar agachado” como un lugar común del antropus de todos los tiempos.
En una presentación de Arcadia, esto dijo el poeta Helí sobre la pobreza (Repuesta que le puede doler a los liberadores de almas y de cuerpos):
“Primero que todo estoy en una ambivalencia… Porque yo me muevo en dos discursos. En el primer discurso nací y crecí por ahí hasta los 12, 13 años. Era un discurso que me planteaba el sufrimiento, la miseria y la pobreza como unas virtudes que debíamos acoger los seres humanos, porque cuando íbamos a morir un Dios nos iba a premiar con el cielo. A partir de la adolescencia me voy metiendo en otro discurso que me plantea que la miseria, la pobreza son unas grandes virtudes y un orgullo, y que aspirar a salir de la miseria, salir de la pobreza es una actitud arribista, son rezagos pequeño burgueses.”
Helí era un solitario honrado y se afirma en lo que testimoniaba el Mago de todas partes (Fernando González): “Cuando el hombre es honrado embellece todo lo que hace y en este nivel todos los hombres somos iguales.
Luis Germán Sierra Jaramillo, ensayista, poeta, crítico y reseñador literario. Egresado de la UDEA y licenciado en Español y Literatura, en un comentario sobre Helí dice:
“Víctor Gaviria (Medellín, 1955), quien llegaba también por aquellos primeros años a la revista Acuarimántima y quien conociera, por tanto, de primera mano los poemas de Helí, diría años después que una de sus grandes influencias para emprender su película “Rodrigo D, no futuro”, habían sido los poemas de “En la parte alta abajo”. El escenario del libro y el de la película es el mismo (y los personajes y la atmósfera y, claro, al final todo).”
Indudablemente todos los trabajos de Víctor Gaviria están permeados o untados del trabajo poético de Helí.
Desde luego, la forma dialectal de las germanías no hay forma de captarla en la obra de Cervantes, y de manera fónica es difícil percibir los tonos en los tangos de Gardel más allá de lo semántico donde producían estos, en cambio lo dialectal se permite ser captado gracias a los adelantos de nuestro tiempo y no es sino oír las grabaciones donde Helí leyó sus poemas y su ámbito poético. Por todo ello Helí puede ser calificado como el poeta del parlache: tanto en lo semántico como en lo dialectal. Helí tiene sus arranques filosóficos y digan si no en este texto:
“Y no me diga que uno es nada en la vida. ¿Somos nada? Somos.
Yo soy.
Uno es algo
Es imposible no ser algo. Uno es algo.
¿Que uno es nada si no se tiene un peso en el bolsillo ni tarjeta en un cajero?
De acuerdo. Muy estúpido sería decirle que no. No tenemos un peso, ni tarjeta para meter en la ranura de un cajero, pero de ahí a que somos nada, mal me huele esa idea.
Y para que se muerdan las uñas: eso tiene solución en uno de esos pensamientos que llaman malos, bien parado en la mente por una carretera sembrada en pinos de ilusiones.
Y no me diga que así lo quiso el destino.
A la una, a las dos, o a las cuatro de la tarde o del amanecer uno es lo que quiera ser o sea a no ser que de pereza nos quedemos sentado...
Sentados a esperar que el billete del cielo caiga por un hueco en el techo a la sala del rancho.
Yo sí tengo muchas cosas que ser para hacer”.
Así lo describe un articulista desde la redacción de Cultura en El Espectador: “El primer texto que publicó lo hizo bajo la tutela de Carlos Castro Saavedra. Desde que inició, se supo que sería un poeta que rompería con los manuales impuestos (desde) las cantinas de luces fosforescentes, las fábricas de confecciones y los inquilinatos fueron los lugares en los que inspiró sus obras, dándoles voz a los obreros y las prostitutas que representaban la vida en aquellos lugares.”.
Para concluir este ejercicio, finalizo con este poema que se me ocurrió como un atrevido homenaje, porque se me dio la gana:
HELÍ RAMÍREZ 1948 - 2019
I
I
Hay gente que se va sin que sepamos que se fue
Y cuando nos lo hacen saber
Nos damos cuenta que aún siguen allí
el lado izquierdo de nuestro corazón de azúcar morena
En el centro de nuestras neuronas
O en una página con su voz de ¿qué más da, Sino seguir viviendo entre las hojas
Como un insecto de luces intermitentes
Iluminando vientos y oscureciendo espejos?
Aquí va, entre el barro que va al mar
Que está en plena batalla contra el tiempo
Y allí las espumas como un bordado De blancas y amarillas tejeduras
Tú de la selva humana en la metrópolis y acá dispersas clorofilas navegantes.
Y cuando nos lo hacen saber
Nos damos cuenta que aún siguen allí
el lado izquierdo de nuestro corazón de azúcar morena
En el centro de nuestras neuronas
O en una página con su voz de ¿qué más da, Sino seguir viviendo entre las hojas
Como un insecto de luces intermitentes
Iluminando vientos y oscureciendo espejos?
Aquí va, entre el barro que va al mar
Que está en plena batalla contra el tiempo
Y allí las espumas como un bordado De blancas y amarillas tejeduras
Tú de la selva humana en la metrópolis y acá dispersas clorofilas navegantes.
II
Helí Ramírez en las calles como un botafuego de una esquina barrial
Tirando visté al tranco del loquito callejero que chuta un balón
Mirando el esquince del malandro con su manca apretinada
Y su esquiva flaca, llena de lo suyo, a calle franca.
Testimonio del parlache que emanó de Maturín, Carabobo y San Juan.
Parlache regado por Castilla y toda comuna marginal.
Parlache de Medallo, de Helí entre malandros,
Parlache en todas las esquinas de Colombia.
Botafuegos del mariguanal latinoamericano.
Tirar chiruza para chirimondiar por las calles.
Botafuegos del humaredal cerebral de ilusiones chamuscadas.
Helí, el de la sobrada palabra desenredándose en sus labios
Hasta el papel que le acogía en sus páginas
Tirando visté al tranco del loquito callejero que chuta un balón
Mirando el esquince del malandro con su manca apretinada
Y su esquiva flaca, llena de lo suyo, a calle franca.
Testimonio del parlache que emanó de Maturín, Carabobo y San Juan.
Parlache regado por Castilla y toda comuna marginal.
Parlache de Medallo, de Helí entre malandros,
Parlache en todas las esquinas de Colombia.
Botafuegos del mariguanal latinoamericano.
Tirar chiruza para chirimondiar por las calles.
Botafuegos del humaredal cerebral de ilusiones chamuscadas.
Helí, el de la sobrada palabra desenredándose en sus labios
Hasta el papel que le acogía en sus páginas
Como el Mohán de las esquinas.
BIBLIOGRAFÍA
Ramírez Gómez, Helí. Primeros poemas publicados en la revista Acuarimántima (1974)
Ramírez Gómez, Helí. La ausencia del descanso Editorial Universidad de Antioquia 1975. Págs.,
Ramírez Gómez, Helí. En la parte alta abajo. Editorial El Propio Bolsillo, 1979. Págs.120
Ramírez Gómez, Helí. Cortinas corridas. Cooperativa de Trabajadores del ISS / Antioquia 30 años, 1980. Págs. 180
Ramírez, Ramírez Helí. La noche de su desvelo. Colección Autores Antioqueños, 1987. Págs. 194
Ramírez Gómez Helí. Golosina de sal, Colección literaria, Celeste, UDEA, 1973. Págs. 180.
La luz de acá se hace de la oscuridad de aquí (1991)
Para morder el cielo (1999)
Canción para cobijar tu cuerpo (libro perdido sin publicar y ojalá aparezca, para cobijar la sombra de los días azules).
Un espía en la sopa (Novela inédita y que debe servir para espantar “moscas” y otros bichos menos ruidosos que un zancudo al amanecer).
Arango Jaime Horacio. Se fue Helí Ramírez el poeta del barrio. El Colombiano, jueves 28 – 02 – 2019.
Hoyos Juan José. En memoria de Helí Ramírez. El Colombiano, marzo 03 de 2019
Giraldo Ramírez Jorge. Glosa a Helí Ramírez. El Colombiano domingo 30 de 2019, pág. 30https://sites.google.com/site/revistamascaluna/heli-ramirez-la-voz-del-barrio-castilla https://www.tragaluzeditores.com/heli-ramirez-cuatro-poemas/
https://www.revistaarcadia.com › Agenda https://www.otraparte.org/actividades/literatura/colombia-poesia.html parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista18/14_Podadera_Encarna.pdf http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/relaciones-entre-la-cultura-africana-y-la-literatura-de-america-latina-la-poesia-de-habla-castellana-en-las-antillas--0/html/905294d7-bb94-459d-8b93-403571827e63_4.html
https://www.sinonimosonline.com/buhardilla/
https://www.elespectador.com › Noticias › Cultura › Fallecio el poeta heli ramirez
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