LA IZQUIERDA VERGONZANTE
Darío Ruiz Gómez
Durante la última década he sido víctima del llamado fascismo de izquierda instaurado en las universidades y en círculos intelectuales que asumieron frenéticamente su radicalismo instaurando tribunales políticos en las sombras donde quien llegaba a ser considerado como enemigo era condenado de inmediato al ostracismo. No olvidemos que el origen social de estos grupúsculos provenía de las nuevas clases medias urbanas y de las clases populares y que al dar el salto al vacío, olvidando la lealtad a su origen social, mataron sus valores de referencia y los sustituyeron por caricaturescos íconos “revolucionarios”. Este fue el tema de ciertos films de Godard, de Bertolucchi al analizar a una juventud que de la rebeldía se precipitó en el totalitarismo rehuyendo hacer el análisis crítico de las situaciones que vivieron, lo que les permitió regresar cómodamente, una vez cumplido su período de justificación de una violencia anárquica, de negación del pensamiento crítico, a una vida vacía y llena de resentimiento. Si se llegó a identificar juventud con un impulso renovador hacia la verdad, aquí sucedió lo contrario y del odio solamente pudo emerger la monstruosidad del mediocre, ese insultante vacío productivo en el pensamiento y la ciencia que nos caracteriza. Desde una reacción emocional no puede darse lo más importante en cualquier movimiento político o sea la necesidad de una permanente autocrítica para no caer en el dogmatismo. Maoísmos, leninismos, convirtieron al militante en un fanático dedicado a perseguir enemigos imaginarios. En Colombia la crisis histórica que llevó en Europa a que desaparecieran por consunción los Partidos Comunistas aparentemente no se produjo, ya que el antiguo PCC se mutó en las FARC para preservar su aliento leninista y para convertir en idiotas útiles a los intelectuales ingenuos tal como recientemente sucedió con los llamados intelectuales santistas. Recomiendo vivamente el último texto de Félix Ovejero el importante pensador español, “La deriva reaccionaria de la izquierda”, extensa y profunda revisión sobre las teorías socialistas vigentes en el último siglo y sobre el proceso hacia el fracaso de una izquierda que, despojada de los valores que llegó a concederles la lucha por la emancipación social, las llevó a hundirse en la deriva del populismo peronista, chavista, petrista, al carecer de verdaderos argumentos nacidos de la realidad de las nuevas clases trabajadoras, de la aculturación de los grupos étnicos, de la reivindicación de las mujeres y los niños, pero sobre todo de su incapacidad para condenar un pasado dominado por el crimen político. Después de ufanarse de una supuesta superioridad moral, de su sobradez intelectual, de gozar de todas las prebendas de la prensa “progre” ¿Cuál va a ser entonces el relato de esta “izquierda” en el momento en que las FARC ya han admitido que llegaron a secuestrar a diez mil personas, en que admiten el reclutamiento de miles de niños? ¿Van a seguir en el vacío ideológico es decir sin un discurso propio sobre la inequidad? Cuando denuncié quince años atrás estas iniquidades fue cuando estos pijos intelectuales me crucificaron para siempre y era “progre” todo el mundo, filósofos de cátedra, casposos intelectuales, monjas y sacerdotes, escritores(as) de éxito, famosas periodistas lo que ahondó la dimensión de un extravagante conformismo político disfrazado de moda social y cuyos efectos han sido devastadores en la calidad de la educación superior, de la cultura, en la ausencia de esa madurez política sin la cual es imposible pensar en la racionalidad de un diálogo sobre la suerte de un país que, hay que decirlo, nunca llegaron a conocer.
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