Poemas de Oscar Peláez Peña
NAVIDAD
En
la soledad de aquella Navidad,
tras
los pórticos ligeros y altos de la iglesia
entre
un arco y otro, me contemplaba de pie y mal vestido,
como
un intruso infructífero.
Sólo
vi a un viejo consumido, pobre búho
de
mi raza, y a una mujer de mediana
edad
que parecía fuera de lugar
y
superflua: pobre huérfana de los siglos
grises,
como una viuda eterna separada para siempre dé la alegría.
Yo
sentía el peso de mis vestidos, de la soledad,
de
todo mi ocio sudoroso, de toda la vergüenza del universo.”
…
CANCIONES
Letras
en papel siempre blanco
y
fugitivo ¿Qué fue de aquel poema
que
volvió de este campo el paraíso?
Tú
escribes sobre ondas y arenas y yo sobre los árboles y riscos;
mis
letras crecen como
mis
penas cuanto más vivo
..
SILVA
DE LA SELVA
-Palabras-
Yo os
canto aquí a vosotros, mis amigos,
hombres
de mi linaje.
Yo tan
solo en el largo silencio de las calles,
avanzando
entre muertos en el fondo de cal de las alcobas.
La luz
pasa de incógnito por las ventanas.
En el
espejo de las aguas un pez vuela por mis sueños.
Mis
palabras de menta cuelgan como estalactitas
al frío
de la noche.
A esta
hora un borracho sale del bar hacia el horizonte y lleva en
la mano
una estrella en su fosforescencia.
Un
mendigo harapiento recoge las hierbas desdeñadas y llora vacío y lleno de pobreza .
Los
hombres hablan en los cafés, así como el río corre o la lluvia
cae.
A esta
hora voy hacia ti para amarte, sin nombrar tu cuerpo, el
polvo
inútil que será tu carne ardiente.
…
SE
FUERON LOS PÁJAROS
Hoy
luce el sol limpio tras los días sombríos.
La
mente discierne el paisaje en el aleteo de los pájaros.
Hay cantos escapados de los guayacanes, de las
ramas, de las
zarzas
y entre las briznas de hierba.
Yo
interrogo la eclosión del verano en el prolongado
brillo
de los granados trigos sintiendo sobre mi carne
las
ramas tropicales, los abrazos, las hiedras.
Mientras
tu canto, ¡Oh pájaro!, traspasa el hondo azul
con
tus alas, tu canto flota y navega igual que una
alegría;
eres como un poeta escondido en la
luz
del pensamiento, penetras por los bosques
atravesando
los follajes, las hojas, los torrentes de risa.
¿Qué
son los campos comparados con tu canto?
Cuando
llega el buen tiempo la trucha está bajo
la
orilla de sus ríos. Bajo la luna de nácares todo suena con el rumor del bosque: el canto del insecto que se eleva sobre litros de
bronce, el árbol
que
mastica la luz el aire que trae el silbido lejano de los trenes, la misma extensión
desierta del campo.
..
PROMENADE
Donde
terminan las calles el campo empieza.
Afluye
el cielo, el olor de los árboles y el fuerte
aroma
de la tierra. Este lenguaje de hojas y
atardeceres se encierra en mi corazón, en esta efusión canto mi verso
que
cruza la tarde señalando el encendido azul
y
regreso a los días de la infancia hundido
entre
inmensas montañas. Me dieran los pájaros
su lengua y su música
sonora
pero sólo ofrecer quiero la lección de mis
alas:
La
ventana de mi cuarto escucha su soledad en la mañana perdida entre el ramaje de la luz
inmadura, el alba perenne claridad de mis
alas:
de
los mármoles.
Quizás bajo estas lunas rememores mares, áureos manantiales en secretos bosques.
Ahora
de nuevo a mi siembra de semillas; cansada ya la suerte de mis cantos tan solo crecen en mi garganta espumas y gritos
pues
nada puede la canción donde huye el día
en
sus rojos ríos de sangre.
..
ELEGÍA
En
tu rostro desierto, en la arena, leí
que
ya nada esperaría.
Luego
quedé tirado en la noche
con
ese sentimiento trágico de la vida
que
tienen
los
perros callejeros.
Mi
inocencia había huido por un camino
blanco
abierto en el cielo.
Ahora
solo me queda tu sonrisa que yo
sabía
pronunciar
en los alcores de mi recuerdo.
MADRIGAL
Nací
en las colinas junto a una escopeta.
Aprendí
el idioma de los lobos al caminar por la noche;
también
aprendí el idioma del amor, pero no estuve el día de tu creación.
Hoy
me hundo al buscarte, al final la distancia gritara mi huida y al mirarme en
tus ojos me veré alejarme.
Nunca
supe quien eras, ni que estabas sonando, aunque yo me destrozaba por saberlo.
En
las noches escalábamos esa música que se quedaba encendida hasta el alba en los
barrios, cuando un claror de luna anunciaba tus caderas.
Ahora
solo sé que quisiera gritar desde tu boca:
"No
me olvides"
..
Sarcófagos de una Ciudad Amarilla:
de Oscar
Peláez Peña
Endymión-2004-
Gracias Jair por publicar estos poemas del inolvidable Óscar Peláez, gran cultor de las letras, que dejó su huella en la cultura sevillana.
ResponderEliminarRecuerdo con mucho cariño y gratitud al nunca bien lamentado Oscar Pelaez. Una mente brillante, un amigo incondicional y un ser humano a carta cabal. Aún lo extraño.
ResponderEliminarGran señor, gran poeta, gran pensador…
ResponderEliminarEs un grato recuerdo.Fué un gran líder estudiantil. Gracias por traerlo a colación.
ResponderEliminarcamine con tus pasos nuestras calles reimos y fueron ecos embriagados ,la madrugada ,la neblina fue alma lisonjera de caricias , donde hasta el alba nos despedimos,, cantando un tango,,viejo amigo de los tiempos del fulgor
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