domingo, 8 de julio de 2018

EL RESCATE DE LA CIUDAD / Darío Ruiz Gómez





EL RESCATE DE LA CIUDAD
Darío Ruiz Gómez

Un editorial del periódico “El Colombiano” recordaba recientemente  la necesidad de  la participación activa de la ciudadanía  en el rescate de una ciudad que como Medellín  ve agredida hoy su población  por  las  distintas formas de administración del miedo por parte de las nuevas organizaciones delictivas  y por lo tanto  con una dramática reducción de los horarios de uso común del espacio público, por la presencia de un transeúnte que reduce su tránsito a ir de su lugar de vivienda al lugar de trabajo, mecánicamente, casi como un zombie, alienado por un sistema de transporte que le impide gozar más tiempo de los horarios dedicados a la familia, a la vida de vecinos. Un espacio público del cual han desaparecido nuevamente las esquinas donde los amigos conversaban ya que quienes lo hacen están sometidos a las balas asesinas. ¿No habíamos vivido ya este horror durante los años terribles de la llamada violencia del narcotráfico  donde a partir de determinada hora estar en la calle era jugarse la vida? El microtráfico  establece sobre los territorios de la ciudad un tipo de dominio que los viejos narcos nunca ejercieron hay que decirlo de manera que el reto del actual Alcalde de doblegar las estructuras criminales no sólo enfrenta  la presencia de estas bandas y su accionar despiadado sino a la vez la recuperación de los espacios públicos como un patrimonio inalienable de la ciudadanía. En este punto hay que señalar el mal terrible que  aún  supone  la demagogia  populista  de estos últimos años y que ha confundido   los valores culturales de la comunidad popular   con el activismo  de estas ideologías a través de la propagación  del odio social, con su paternalismo  indiscriminado hacia  los llamados vendedores ambulantes  y su disimulada justificación de la invasión del espacio público,  de las invasiones, su erróneo entendimiento de la diversidad étnica dando paso a una dañina permisibilidad que evitó plantear  el problema de fondo para una verdadera pluralidad: un nuevo pacto social. Si uno revisa el porqué estos populismos desde Perón a Maduro llevaron a la degradación de una sociedad destruyendo  su economía daremos siempre con el mismo denominador :  los subsidios  que convierten al trabajador en una clase  ociosa.

Lo que  revela  la lucha contra estas otras formas  de violencia  es que,  se está haciendo la individualización  y  judicialización de  cada violento  eludiendo  la  dañina elegía de estos personajes  tal como se hizo en la época de los llamados violentólogos  y  lo está demostrando positivamente la presencia de una nueva ciudadanía que, libre de los nefastos intermediarios del populismo está reaccionando  con la fuerza moral y las argumentos  del vecino agredido que ha saltado a la palestra a exigir  el  derecho a  estar en su calle, a una libre y segura movilidad, a que los grandes problemas de la ciudad sean enfrentados  con la debida racionalidad  y no mediante  la demagogia  del populismo politiquero. Una vez más, como lo está demostrando la masiva asistencia a los distintos eventos culturales  públicos y lo hará en la “Feria de las  Flores”, la ciudad se afirma cuando se rescata el derecho a los recorridos  peatonales,  poniendo al descubierto  que  las barreras que  someten y aíslan  se están dando por parte de quienes a través del terror pretenden incomunicar a comunidades enteras  negándoles  su derecho a la ciudad.

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