domingo, 27 de mayo de 2018

LA BARBARIE AD PORTAS Darío Ruiz Gómez

Pawel Kuczynski



LA BARBARIE AD PORTAS

Darío Ruiz Gómez

Se habla  de dar paso políticamente a un nuevo país. ¿Es esto posible fuera de la vacía retórica populista? La historia del Siglo XX y XXI  nos demuestra a través de la infame experiencia de los totalitarismos políticos o religiosos que es imposible cambiar una sociedad radicalmente.  La férrea dictadura burocrática china  nos recuerda el extremo sadismo  a que se ha recurrido por parte de esas dictaduras  en la tarea de crear  una sociedad pretendiendo modificar  mediante la tortura la conciencia de aquellos que como individuos se negaron  a someterse a la esclavitud.  El régimen de los Ayatolás en Irán da  fe aún de lo que supone “cambiar una sociedad en sus hábitos y lenguajes para hacer una nueva sociedad” y de lo que supone la imposición de un dogma religioso  a través de una permanente represión de todo pensamiento diferente a su ortodoxia. Puedo  sonar repetitivo en mi continua tarea de recordar que estamos permanentemente ad puertas de la barbarie sin que en la inconsciencia de nuestra clase dirigente  nos demos cuenta de lo que supone la pérdida de las libertades y la enajenación en una dictadura disfrazada  de  reivindicaciones  sociales. Los disfraces del populismo y del nacionalismo ya no operan solamente, caso del país Vasco y de Cataluña, sobre las llamadas bases populares sino que se han arraigado sobre todo  en las pequeñas burguesías  rurales, en cierta clase media urbana, en algunos  grupos del magisterio.  Esto es lo que estamos viviendo en Colombia  tal como lo pone de presente el sector de la Iglesia Católica  que ha dado  protección a un delincuente como  Santrich esgrimiendo supuestas razones de tipo humanitario que no son ciertas ya que este sector de la Iglesia ha mantenido,  bajo la influencia  de la llamada Teología de la Liberación, condenada curiosamente por el Papa, el enfoque  mesiánico que identifica  los movimientos  marxistas leninistas  revolucionarios  con  la llamada “Iglesia de los pobres y los explotados”. ¿Ha cambiado en algo la situación de miseria  de los pobres en las llamadas reservas campesinas? Las falsas utopías suelen seducir fácilmente a los espíritus débiles tal como sucedió en Cuba y en Venezuela con los intelectuales que  apoyaron irrestrictamente la dictadura y hoy ante la pavorosa miseria que viven  esos  pueblos, callan descaradamente. ¿Se han dado cuenta las jerarquías católicas  del gran escándalo moral que en los  católicos – y  yo  lo soy- ha causado esta desacertada intervención? ¿Se dio  cuenta el Ministro de Justicia  con su permisibilidad de que está dejando a Colombia fuera  de la órbita de las Naciones  civilizadas  del mundo?

El monstruoso añadido a los pactos de Paz  de que “decir toda la verdad no implica responsabilidad alguna por parte de quien confiesa los hechos” ¿No es una burla  a cualquier  intento de restablecer la paz?  El destino de la civilización  y la cultura no puede quedar  reducida  a una discusión electoral pues al ponerse  al descubierto las verdaderas intenciones de la JEP se ha hecho más claro el intento de destrucción de nuestra institucionalidad, el objetivo de colocar contra el paredón a aquellos que ellos consideran como sus enemigos políticos.  No votamos solamente para elegir un Presidente, votamos acudiendo desde  la razón  a los reclamos de la democracia  a la cual sus enemigos quieren precipitar en el abismo.

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