SIN
DECIR NADA
Darío
Ruiz Gómez
No
es un imbécil quien adecua sus palabras
a su inteligencia, recuerda Simone de
Beauvoir, por eso un mal crónico en
nuestra política es el intento de despistar al público recurriendo a la ampulosidad verbal tratando
de demostrar inteligencia cuando en realidad se está
encubriendo un notorio déficit mental. Al
preguntarle sobre el programa económico de su gobierno el entonces Presidente Valencia respondió: “La vida es una copa para
todos llena” Era la agonía del llamado “veintejulierismo” y la entrada en escena de otras verborreas como las de la extrema izquierda que desde hace
sesenta años – nada menos - trata de
disimular su precariedad intelectual
recurriendo al más desgastado cliché : “combatir el imperialismo
norteamericano” sin que hayan propuesto algo concreto sobre nuestra
realidad. Hoy, como lo constatamos cada día, la llamada fábrica de mentiras ha corrompido de tal manera el lenguaje de la
comunicación que la ciudadanía consciente desconfía de los
periódicos, boicotea los noticieros
de t.v. El sofisma igualitarista para el cual “todo es cultura” y que por lo tanto, sin haber estudiado, cualquiera es
“culto” ha conducido a la banalización de la cultura y de la democracia. Señalaba un columnista español el caso de
Jordi Pujol Soler acusado de blanqueo de capitales, fraude fiscal, etc quien orondamente acaba de publicar un texto “Sobre la honradez” siguiendo la práctica tan extendida del mentiroso compulsivo tan en boga en la vida política a
través del lugar común: “Combatiré la corrupción” para
desacreditar la verdad con la complicidad con que se borran
los delitos personales
a conveniencia y se elude la verdadera dimensión de los problemas
nacionales. Como ya ha señalado la opinión
pública el llamado programa de la alianza Fajardo-López no es una demostración de conocimiento de nuestra problemática, ni una propuesta de lo
que debe ser la nueva izquierda para
edificar una democracia participativa sino un patético
saludo a la verdad posmoderna, eludiendo la responsabilidad de
adentrarse crítica y científicamente en
el desolado país en que nos abandona Santos. ¿No es necesario explicitar de parte de
Claudia López y de Fajardo su defensa
del movimiento gay, -entre otras cosas porque hay gay de
derechas, pobres y ricos - como verdadera
afirmación del respeto a la pluralidad? Ser decente no es una definición que a
priori se pueda arrogar alguien para sí,
lo que Jesús llamó “sepulcros blanqueados” sino una respuesta ética en cada situación o sea condenando explícitamente el contratismo, los sobrecostos en las obras públicas, respetando las veedurías ciudadanas, la autonomía de la justicia, atacando las alianzas entre criminalidad y
finanzas, en momentos en que la
crisis económica nos ahoga
y aumenta la miseria y se empobrece la clase media.
A
César Gaviria agradecemos su grandeza de alma al salir del clóset y mostrarnos públicamente
su marido pero ¿No es necesario legitimar en el lenguaje del
ideario liberal el derecho inalienable a esta pluralidad sexual
mostrando su vigencia como derecho consagrado para cualquier ciudadano y no sólo para unos cuantos supuestos “elegidos
sociales”? ¿No es necesario explicitar la condena a la violencia contra las mujeres
anónimas, la inaudita crueldad contra los niños? ¿Qué democracia podría nacer
sin el rescate del campesino, del artesano, del minero, sin la urgente
discusión de la cuestión territorial? La tarea para permitir una sociedad más incluyente y para
rescatar la dimensión ética de la política no puede
darse como un show Pop tal como se está dando en el cual a su antojo los políticos termina por
transformarse en clowns de la farsa mediática.
P.D. El país no puede
perder la oportunidad de tener con Iván Duque el Presidente esperado..
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